Nancy
Nancy Beatriz Echeverría, una joven de 30 años, madre de tres hijos, llena de vida, alegría y solidaridad es una más de las tantas víctimas fatales de la violencia intrafamiliar. A patadas, puñetazos y martillazos, su pareja Ricardo Aguilar, le ocasionó una muerte cerebral el pasado martes 13 de marzo. Sus familiares la trasladaron al Centro de Emergencias Médicas, donde no resistió y falleció a los pocos días.
NOMBRE DE LA VÍCTIMA:
Nancy Beatriz Echeverría Chávez
VICTIMARIO:
Ricardo Aguilar Gavilán
LUGAR DE LOS HECHOS:
Asunción, Paraguay
HECHOS:
Lo que parecía una segunda oportunidad para su vida, ya que significaba la posibilidad de volver a creer en el amor, en realidad definió el fin de la existencia de Nancy. Sus familiares quedaron destrozados y muy sorprendidos al enterarse de lo sucedido, ya que señalaron que Ricardo era “aparentemente” amable, tanto con ella como con sus tres hijos. Sin embargo, reconocieron que era celoso y posesivo.
Nancy fue diagnosticada con muerte cerebral en Emergencias Médicas, tras recibir una brutal golpiza de parte de su pareja. Los médicos señalaron que tenía pocas posibilidades de vida….y así sucedió.
El hecho ocurrió en el interior de una vivienda ubicada en el barrio Trinidad. Fuentes policiales señalaron que, supuestamente, esa noche la mujer estaba con otro hombre cuando apareció Ricardo, quien al verlos enloqueció injustificadamente. Sin embargo, los familiares dijeron que la mujer se encontraba sola y que nadie le acompañaba, y que Ricardo siempre la agredía por celos.
Nancy Beatriz fue encontrada tirada en el suelo por su madre, Epifania Román, quien le había preguntado a Ricardo dónde estaba Nancy. El tipo le dijo que había tomado abundante birra y que por eso estaba desmayada en el patio.
Pero el informe médico indicó que Nancy tenía muerte cerebral, lesiones en todo el cuerpo, tres costillas rotas, hundimiento de la masa encefálica, hundimiento del tórax y ambos pulmones afectados.
“Queremos saber cómo le pegó este tipo a mi hija, ella no sangró, pero está muy grave. Ellos eran novios, se habían dejado, luego volvieron. Esa noche nadie escuchó nada, ni sus hijos escucharon nada. Yo encontré a mi hija boca abajo en el patio, cerca de un árbol. Ricardo le había dicho a mi hija que era soltero, pero había sido mentira, ya que era casado, por lo que mi hija le había echado. Para más, era demasiado celoso y no le dejaba ni respirar. Y más siento esto porque mi hija estaba muy contenta con su nuevo trabajo en la Cámara de Senadores, y justo le ocurre esto”
Murió después de varios días de agonía:
La muerte de Nancy Beatriz Echeverría se produjo después de luchar por su vida durante dos días en la sala de Terapia Intensiva del Centro de Emergencias Médicas, quien sucumbió ante la gravedad de los golpes de martillo que le propinó en la cabeza Ricardo Aguilar Gavilán (48), alias "Pelado", un electricista con quien la víctima mantenía una relación sentimental.
"Aquí entra a tallar la conducta demencial y violenta de un depravado para violentar a una mujer indefensa hasta matarla", explicó el director de Apoyo Técnico de la Policía Nacional, comisario principal, Alberto Cáceres Santacruz, al ser consultado sobre este caso.
Doble vida
Conforme a las investigaciones, el electricista Ricardo Aguilar Gavilán llevaba una doble vida. Por un lado, era un hombre casado que vivía en el barrio Villa Guaraní de la capital, con su esposa y sus dos hijos.
Por el otro lado, mantenía un romance clandestino con Nancy Beatriz Echeverría Chávez, quien era madre de tres menores, producto de una relación anterior.
Al percatarse de su acción, Aguilar huyó de la casa y trató de ocultarse de la Policía. Pero agentes de Investigación de Delitos lo atraparon dos días después, después de ubicar su paradero en Luque.
Según la Policía, Aguilar confesó luego de su captura que esa noche perdió el control y atacó con el martillo a la mujer al enterarse que ésta mantenía un supuesto romance paralelo con otro hombre.
SEGUIMIENTO:
El jefe de Apoyo Técnico señaló que el autor confeso del crimen definitivamente debe ser sometido a un estudio psiquiátrico para determinar qué lo condujo a tomar la determinación de agredir a su amante con un martillo.
Expresó también que el Estado debe reparar el daño ocasionado a los familiares, principalmente a los hijos de la víctima, aplicando justicia y un castigo ejemplar para el homicida.
"El autor confeso es responsable de sus actos, de sus acciones violentas y debe responder. El Estado debe reparar ese daño haciendo justicia y esa persona debe ser juzgada para pagar la culpa correspondiente", sostuvo Cáceres.
"No hay ningún motivo para que esta persona pueda violentar hasta el extremo a una mujer a tal punto de acabar con su vida. Es grave porque el hombre hace prevalecer su machismo y la forma en que tuvo que actuar para maltratarla", indicó.
La familia dona sus órganos
Cuatro personas mejoraron considerablemente su calidad de vida, gracias a la mujer cuyos familiares decidieron donar córneas y riñones.
Los primeros beneficiarios fueron Juan Coronel, de 31 años, quien recibió uno de los riñones de Nancy Echeverría, y Carlos Giménez, un luqueño de 53, a quien le fue trasplantado el órgano ese mismo día.
Por otro lado, Alejandra Torales, de 21 años, y Enriqueta Mendieta de 59, finalmente abandonaron la lista de espera de donantes de córneas (compuesta por 600 personas), gracias a la donación que la familia de Nancy realizó.
La donación de Nancy sacó de la máquina de hemodiálisis a dos personas, y devolvió la visión a dos personas más.
Este caso demuestra la peligrosidad de las actitudes posesivas y obsesivas. Las expresiones que, en un principio muchos consideran una manifestación de amor, como “no puedo vivir sin ti”, “no sé qué sería de mí si te perdiera”, “primero muerto, antes que perderte”, “eres mi vida, no me dejes”, “eres todo para mí”, etc. son indicadores de que en algún momento la relación desencadenará en violencia y, seguramente, en feminicidio.
Pero nadie ve y hace algo para evitar la pérdida de la vida de una mujer (generalmente madres que dejan varios hijos huérfanos). La familia, la sociedad y las autoridades sólo reaccionan cuando existen víctimas fatales, y no al empezar las primeras manifestaciones.
Decir que los celos son el sinónimo de amor o manifestación de afecto, es aceptar que potencialmente se puede ser víctima de violencia intrafamiliar y llegar a perder la vida, porque los celos crecen, se alimentan y se manifiestan. Hasta el más mínimo detalle de violencia, ya sea psicológica, económica y física, es una alerta a tener en cuenta para evitar más muertes femeninas.
Una relación sana se basa en el amor, el respeto, el cuidado y la confianza.
Fuentes:
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