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lunes, 28 de noviembre de 2011

CASO: Bárbara, su hija, su madre y una amiga

Bárbara, su hija Micaela, su madre Susana y su amiga Patricia


Otra masacre. En la ciudad de La Plata, no se registraba un cuádruple femicidio desde el 15 de noviembre de 1992, cuando el odontólogo Ricardo Barreda mató a su esposa, su suegra y sus dos hijas.(Caso Gladys). Hoy, casi 20 años después,  sucede en la misma ciudad y casualmente resultan asesinadas la misma cantidad de víctimas...¡TODAS MUJERES!!. Del mismo modo, el asesino mantenía un vínculo sentimental  con la víctima principal, era su pareja y cercano a la familia, a la cual, asesinó cruel y salvajemente. 
¿La  razón?: SER MUJERES.

Una mujer de 29 años, su madre de 63, su hija, de 11, y una amiga de 30, fueron asesinadas a puñaladas. La policía detuvo al novio karateca de Bárbara, Osvaldo Martínez. Testigos lo ubican en la zona y en el horario del cuádruple femicidio. Es el único sospechoso.

Al acusado se le encontraron golpes en diversas partes del cuerpo, rasguños y sangre en las uñas, por lo que las pericias determinarán si pertenece a las víctimas.

NOMBRE DE LAS VÍCTIMAS:

Bárbara Santos, Micaela Galle Santos, Patricia Pereyra y Susana Bártole

VICTIMARIO:

Osvaldo Martínez

LUGAR DE LOS HECHOS:

La Plata, Argentina

HECHOS:

Apenas había terminado el primer mate de la mañana. El bioquímico, vecino del departamento 3, buscó aire fresco en el pasillo angosto, y el asomo determinó el primer hallazgo: la puerta entreabierta de la casa lindera y un hilo grueso, oscuro, como de sangre, deslizando a la vereda.

A las once y media de la noche anterior, 26 de Noviembre de 2011, en el departamento donde vivían Bárbara Santos (29), su madre Susana Bártoli (63) y su hija Micaela Galle Santos (11), se habían escuchado gritos de las personas que a la madrugada ya eran cadáveres. Temprano, el testigo confirmó la tragedia.

Fue el sábado, en un edificio horizontal de cinco viviendas conectadas por un pasillo, en la calle 28 entre 41 y 42, del barrio platense “La Loma”.

En cuanto a la relación entre ambos, las versiones difieren. Se habla de “altibajos”. Vecinos de las víctimas de la tragedia aseguran que “el chico venía a visitarlas casi todos los días y no aparentaban tener problemas serios ”. Sin embargo, los investigadores policiales aseguraron que tienen datos para sostener que se trataba de una relación “tumultuosa”. Aunque nunca vivieron bajo el mismo techo.

Bárbara, empleada de la Junta Electoral bonaerense, terminaba de cenar con su familia y una amiga, Marisol Pereyra, cuando llegó el asesino. Las sospechas le apuntan por estas horas al novio de Bárbara, Osvaldo Martínez, quien quedó detenido y será indagado bajo la hipótesis de que, tras una discusión, mató a las cuatro víctimas (las tres mujeres y la nena) a puñaladas y palazos .

El asesino dejó un rastro: las huellas con sangre en sus zapatillas quedaron como registro en todo el pasillo. Algunos rasguños en la cara y las manos de Martínez refuerzan las sospechas en su contra. Fue detenido pasado el mediodía del domingo siguiente en su casa de 156 y 525, en Melchor Romero, una localidad cercana a La Plata.

En principio, el sospechoso intentó desligarse. Sin embargo, algunos testimonios que ya están en el expediente afirman que su auto, un Fiat Uno blanco, permaneció la noche del sábado estacionado frente al domicilio de Bárbara, su novia. Ambos se conocían desde hace 3 años y los términos de su relación aparecen contradictorios

Si las sospechas contra Martínez finalmente se confirman, algo disparó la locura esa noche. El matador actuó rápido: Bárbara recibió varias puñaladas cuando salía de la ducha. Su amiga Marisol no alcanzó a reaccionar cuando llegó el primer golpe. Estaba en la cocina con Susana, lavando los platos. Las tres tenían lesiones en la cabeza. Los peritos encontraron un palo de amasar con sangre y pelos adheridos.

La nena fue atacada en la cama grande –que usaba su abuela–, en una de las habitaciones. Micaela estaba mirando televisión cuando el asesino se le abalanzó. La matanza duró pocos minutos y fue en pocos metros. El departamento tiene un dormitorio con cama cucheta donde dormían madre e hija. En el otro, la abuela, una empleada del Poder Judicial que ahora estaba gestionando la jubilación.

Micaela presentaba un corte profundo en la garganta. El vecino bioquímico, quien avisó al 911, alcanzó a ver los charcos de sangre y a las mujeres muertas, desparramadas entre el living y la cocina. También había platos rotos, cuchillos en el suelo y el palo de amasar como evidencia macabra.

Otra vecina corrió al aviso del padre de Micaela, quien estaba en su negocio de ferretería ubicado en la calle 21 entre 38 y 39. La llegada resultó dramática. Había familiares y amigos desesperados por la noticia.

No puede ser. Mi hijita...” , gritó Daniel Galle, hasta caer casi fulminado.

En ese momento, el juez de Garantías, Guillermo Atencio, ya había habilitado la detención de Martínez. “Hay algunas pruebas que tendremos que compatibilizar para hallar al sospechoso”.

En la vecindad de este barrio de casas bajas, de clase media instalada, hablan de “celos”. Según Diego, uno de los vecinos de la zona, Martínez “no dejaba salir a su novia con amigas” . Fuentes del caso confirmaron que el detenido tiene conocimientos de artes marciales –es karateca–, y desde hace un par de años trabaja en la destilería YPF de Ensenada.

No podemos creer que ese chico haya sido el responsable de esta matanza”, dijo Ana María Massachessi, una de las vecinas que más conocía a Bárbara.

Al parecer, la relación con Bárbara no estaba en su mejor momento. Se incluyen especulaciones con agresiones previas, pero nunca hubo denuncias en comisarías por situaciones de violencia en la pareja.

En el Colegio San Cayetano, donde estudiaba Micaela, se organiza una semana de plegaria por la muerte de la nena. Sus allegados dijeron que era muy buena alumna y que adoraba el pan caliente con mermelada. Unas horas antes de su final de espanto había tenido festejo. Su mamá cumplió años el viernes.

Desde que Bárbara tuvo a su hija, a los 17 años, siempre vivió en el departamento que pertenecía a su madre, Susana Bárttoli.

Micu (así le decían a la nena) tenía adoración con su abuela. Ella le daba todos los gustos. Y la tenía a su cargo en la obra social”, dijo Ana María, quien trabajó como niñera en esa casa.

El novio, único sospechoso:

Osvaldo Martínez, de 27 años, y novio desde hacía tres años y medio de Bárbara Santos, es un hombre de “contextura física muy fuerte”, lo describió el juez a cargo del caso, Guillermo Atencio. Según revelaron fuentes de la fiscalía, en su declaración, el detenido aseguró que había hablado por teléfono con su pareja a las 22 del sábado. A la una de la mañana, dijo, le mandó un mensaje de texto, que ella no contestó, y entonces él se quedó dormido. 


Sin embargo, el jefe de la DDI, Juan Ibarra, afirmó que “dos vecinos suyos aseguran que lo vieron llegar por la madrugada en su auto a gran velocidad y entrar el vehículo al garaje”, mientras que un empleado de un kiosco de diarios informó que vio un Clio, como el de Martínez, alrededor de las tres de la mañana en la casa de las víctimas, en el barrio de La Loma, a unas 25 cuadras del centro.

Sobre algunas de las pruebas, el magistrado dijo creer que “hay un testigo que ha visto, cuando menos, un automóvil que puede llegar a pertenecer al imputado en el lugar”. Luego, describió el lugar del hecho como “un departamento del fondo, con dimensiones pequeñas: dos dormitorios, una cocina y un comedor” donde los cuerpos estaban diseminados “en distintos lugares”.

Se descubrieron huellas de una sola una pisada, de talla 42, que coincide con el número de calzado de Martínez”, detalló Ibarra. Esos rastros se registran en el pasillo desde la entrada del edificio hasta el último de los departamentos, en que vivía Santos. Y, también, a la inversa: desde la casa de la mujer hacia la salida. “No hay ningún otro rastro de otro calzado”, apuntó el investigador.

En el departamento reinaba el caos, cuando llegaron los efectivos de la comisaría 4ª de La Plata. Había sillas tiradas, el bidet estaba roto y cantidad de objetos estaban desparramados por el suelo. El fiscal destacó que la “escena del crimen denota que hubo resistencia” de parte de la mujer que había sido novia de Martínez, y contó que le llamó la atención que los vecinos del hogar no escucharan gritos de las víctimas. Fuentes policiales informaron que un vecino fue el que llamó al 911 para alertar que había visto sangre en el pasillo del edificio y que la puerta estaba abierta. Al llegar al lugar, los efectivos hallaron los cuatro cuerpos totalmente ensangrentados.

El cadáver de Bárbara estaba en la cocina, donde se encontró la cuchilla –“de tamaño mediano”, según Ibarra–, en tanto que los cuerpos de una amiga suya, de 30, que estaba de visita y el de su mamá de 60 años, Patricia Pereyra y Susana Bártole respectivamente, aparecieron en el comedor. La nena de 11 años, Micaela Yamila Galle Santos, fue hallada en la cama de su abuela. Respecto del sospechoso, una vecina agregó que la víctima “nunca” le manifestó si tenía problemas de pareja o que su novio fuera una persona violenta. “Las pocas veces que lo he visto, siempre iban abrazados, bien. Una pareja normal se la veía”, agregó la vecina.

Evidentemente es un femicidio, esté o no como figura del Código Penal”, aseguró a este diario Susana Chirott, experta en violencia de género de la OEA. Señaló que “lo que extraña en este caso es que el hombre no sólo quiso matar a la mujer con quien tenía la relación afectiva, sino también a su grupo de contención”, lo que marca el “ejercicio de un derecho que él creyó tener no sólo sobre el cuerpo de su mujer, sino sobre sus seres amados”. 



La jefa del Gabinete de la Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género (Consavig), Claudia Perugino, explicó que “es frecuente que estos delitos se intensifiquen para estas fechas, próximas a las fiestas de fin de año, cuando las cuestiones familiares toman una gran significación”. Y criticó la falta de un plan concreto de seguridad para la prevención de estos crímenes que se basan en “la creencia histórica de que las mujeres estamos más en peligro estando en la calle, cuando en realidad los que más nos matan son nuestros afectos”.

Testigo:

Amilcar veía seguido a las vecinas que ayer aparecieron muertas. Cuenta que a veces charlaban en la vereda y que “venían a comprar casi todos los días a mi carnicería”. Sin embargo, nunca había estado en el interior de la casa de ellas hasta ayer, cuando la Policía le pidió que ingrese como testigo a la escena del crimen.

Junto a los cuerpos había charcos de sangre, huellas y vidrios rotos. Lo que vi fue aterrador... no se me va a ir más de la cabeza”.

La Policía me pidió ser testigo y lo primero que se veía al entrar, en el living, era a Bárbara. Estaba tirada boca abajo y desnuda, porque aparentemente acababa de salir de la ducha. Tenía cortes y golpes”, contó el hombre. También recordó que “en una estantería del living había un palo de amasar ensangrentado ” y que sobre la mesa había una pava y un mate.

Tras pasar una arcada, Amilcar entró con la Policía a la cocina. “La amiga de Bárbara, a la que yo había visto alguna vez, estaba tirada contra la heladera”, contó. “Susana, la madre de Bárbara, estaba al lado de una bacha en la que había una cuchilla con sangre . Al lado de Susana estaba parado el perro, un Shih-Tzu que ella paseaba a la mañana y a la noche”, contó el hombre, que ahora tiene el perro a su cuidado.

El cuerpo de la nena no lo quise ver, dicen que estaba en el baño y que en el baño estaba hasta el inodoro roto. Pero los policías decían que cuando empezó todo estaba en una de las piezas”, contó Amilcar.

El hombre también recordó que, además de los charcos y las huellas de sangre que llegaban hasta afuera de la casa, en la vivienda había muchos vidrios rotos . “Parecían de un vaso o algo así”, dijo.

Los vecinos cuentan que las tres mujeres vivían en la casa ubicada al fondo del PH desde hace al menos 15 años. “De Bárbara me acuerdo que andaba siempre con una sonrisa, no parecía tener problemas”, contó Manuel, cuya madre vive en el mismo pasillo. “Micaela iba al colegio a unas tres cuadras de acá, era una chica re educada, te saludaba siempre”, contó Diego, otro vecino.

Varios coincidían en que Susana, la dueña de casa, era una mujer “muy elegante”.

Celos:

Los celos serían el móvil del cuádruple crimen que conmueve a La Plata. Este fue uno de los detalles más trascendentes que reveló el juez de Garantías, Guillermo Atencio, sobre el macabro caso que investiga el fiscal penal Alvaro Garganta. El magistrado debe resolver si el único demorado Osvaldo Martínez, el exnovio de Bárbara, una de las mujeres asesinadas, queda oficialmente en prisión.

Varios testigos que declararon por el cuádruple homicidio en La Plata describieron al único detenido por el hecho como "de carácter celoso y posesivo con su pareja" y dijeron que incluso "le controlaba sus salidas y amistades".

En el pedido de detención formulado este lunes, el fiscal Alvaro Garganta entendió que el imputado Osvaldo Emir Martínez "por cuestiones vinculadas con desavenencias de pareja mató a Bárbara Santos y con el fin de lograr su impunidad, hizo lo propio con Marisol Pereyra, Susana de Bártole y Micaela Yamila Galle Santos".

Si bien todavía no está el resultado definitivo de las autopsias, Garganta afirmó que asesinó a las cuatro mujeres “mediante la aplicación de golpes y el empleo de arma blanca”.

Mencionó a testigos que observaron el auto del imputado, un Fiat Uno blanco, estacionado en horas de la madrugada en el domicilio de las víctimas y a un vecino que lo vio entre las 2 y 3 de la mañana ingresar violentamente con el vehículo a la casa en la que vive en la localidad de Melchor Romero.

Según el fiscal, ese vecino declaró que Martínez “abrió violentamente el portón de chapa, ingresó a la casa, cerró y apagó todo” y remarcó que “nunca (Martínez) abre el portón de ese modo violento, por lo que pensó que había chocado”.

Garganta sostuvo además que el imputado presenta “dos escoriaciones en el antebrazo izquierdo compatibles con signos de pelea” y que su condición de karateca “le permitió ejercer una situación de dominación sobre las víctimas”.

También acompañó la declaración de un remisero que llevó hasta la casa de Bárbara Santos a su amiga, Marisol Pereyra, y que también observó el Fiat Uno detenido en la puerta del domicilio y que “un hombre que estaba en la casa le dijo que Bárbara se estaba bañando y que se fuera”.

Según una fuente judicial, los investigadores creen que Martínez abrió la puerta del departamento a Marisol Pereyra y que luego la hizo pasar al interior de la vivienda para asesinarla.





SEGUIMIENTO:
La situación de Martínez empeora hora tras hora. Aunque no se descarta que en el crimen “haya actuado más de una persona”, el hombre de 27 años está complicado judicialmente y -hasta ahora- es el único sospechado como autor material del asesinato.

A su vez el magistrado aseguró que “no hay elementos” para suponer que el asesino “ingresó con violencia" a la casa de las víctimas. Todo lo contrario: las puertas no estaban forzadas y tampoco las ventanas. Las mujeres aparentemente conocían al asesino. Por otro lado, Atencio detalló que si se confirma que Martínez estuvo involucrado en el crimen, la muerte de Susana, Micaela y Marisol habrían sido para “eliminar testigos”. Sospechan que lo que realmente habría pretendido el supuesto agresor era matar a Bárbara.

La joven de 29 años se estaba bañando cuando ingresó el asesino a la vivienda ubicada en la calle 28, entre 41 y 42. Algunas huellas de zapatillas con sangre y rasguños en la cara del exnovio -lesiones que según el juez confirmó el médico que lo revisó tras la aprehensión- ponen ímpetu en las dudas. De confirmarse estas y otras sospechas enumeradas por el fiscal en el expediente, faltaría determinar el desencadenante de esta furia desmedida de celos.

El juez de Garantías de La Plata Guillermo Atencio dictó este mediodía la prisión preventiva para Osvaldo Martínez, único sospechoso por el feroz crimen de tres mujeres y una nena de 11 años, y a quien en pocas horas le tomarán la declaración indagatoria. El magistrado le imputó el delito de "homicidio simple" de Bárbara Santos y "triple homicidio calificado" por los otros tres, ya que consideró que las mató para garantizar la impunidad del primer asesinato.

La detención formal de Martínez se conoció minutos después de que trascendiera un testimonio clave en la causa y que complicara aún más a la última pareja de Santos. Se trata de la declaración de un remisero que llevó a Marisol Pereyra el sábado a la noche hasta el PH donde ocurrió el cuádruple crimen.

Antes de ordenar la detención formal, el juez Guillermo Atencio había asegurado que Martínez mantenía una “relación conflictiva” con una de las víctimas, su pareja. Y consideró que pudo haber asesinado a su novia por "celos" y a las demás víctimas para "eliminar testigos”.

Atencio explicó que hasta el momento las sospechas del caso apuntan a Martínez (27), karateca y pareja de Bárbara Santos (29). Su situación es comprometida ya que –reveló- el detenido presenta “golpes y contusiones” en sus brazos que pudo habérselas provocado su novia al intentar defenderse del ataque. Asimismo, detalló que durante el reconocimiento médico se detectó que presentaba “rastros de sangre debajo de sus uñas".

Pero esos no serían los únicos aspectos que lo complican, ya que Atencio mencionó que también hay testigos que dicen que la noche en que se produjeron los crímenes "vieron su auto estacionado" en la puerta de la casa.

Creo que es la única hipótesis” que maneja la investigación por el momento, dijo Atencio sobre las sospechas que recaen sobre el novio de Bárbara. Por ello, el juez hizo hincapié en que algunos testimonios indicaron que el detenido y la víctima tenían "una relación conflictiva por el lado de los celos".

No se trata de un psicótico, había una relación rara” entre el sospechoso y la joven, dijo en declaraciones. Por esta razón, agregó que se está “muy lejos de hablar de un inimputable”.

En ese sentido, el fiscal Garganta relató que Martínez "se mantiene impávido" y, además, puso en duda que el crimen haya sido "premeditado" al considerar que el homicida "pudo haber tenido una explosión" de ira, y ratificó que el accionar del asesino fue "secuencial".






1 comentario:

  1. Me parece escalofriante, desconcertante y emotivamente espantoso el que se den esta clase de crímenes tan arteramente cometidos por seres tan despreciables, (no enfermos), pués eso es lo que pretenden conseguir, son sujetos violentos que bien saben lo que hacen, Sara Diez me parece una buenísima investigación digna de todo elogio, como todo lo que nos presentas en tus blogs, te felicito, deseo como cualquier persona que se haga justicia y que el peso de la ley caiga en el sujeto que desplegó tanta vileza y horror. Es espantoso todo lo que acabo de leer. Ningún CRIMEN ES ACEPTABLE, PERO aquí de un jalón se perpetro en cuatro seres al mismo tiempo.¿ De qué se trata ? Ya no entendemos nada. Se trata de poder, de odio, de revancha, de celos, NADA LO JUSTIFICA.

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