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martes, 12 de junio de 2018

EN MEMORIA DE MI PADRE: Tal y como fuiste, pero gracias.

No hay malos recuerdos, sólo mentes incapaces de reconocer la enseñanza oculta detrás de la experiencia...



A 5 meses de tu partida, y en el 1er Día del Padre sin tu presencia…

Como muchos lectores de nuestros blogs  saben, comencé a escribir hace 8 años ciertas experiencias vividas en un intento de entender mi pasado y hacer un examen en retrospectiva,  pero además descubrí que era una forma liberarme de ataduras emocionales que no me permitían avanzar en la vida.  Escribir se convirtió en una especie de terapia, de desahogo, de reflexión y de catarsis, sin importar quien o quienes me lean. A través de estos años he escrito y compartido posts sobre diversos temas, por ejemplo, sobre la violencia que padecí en mi matrimonio, así como sobre el abuso sexual que padecí a los 8 años de edad,  también consta lo que he escrito sobre mi proceso de divorcio, sobre mi papel de madre, sobre mi etapa menopáusica, etc, etc, etc…  En fin, todo lo que escribo es con el afán de retro-alimentarme, de aprender y, sobre todo, de superar etapas y experiencias.  Si, escribir me ha ayudado, pero también me siento útil al compartirlo con los seguidores de nuestros espacios, y es que estoy convencida de que en algún rincón del mundo siempre hay alguien a quien puede servirle cierta información, o bien, alguien pueda sentirse identificada con ciertas anécdotas y no sentirse sola.

Y esta vez no es la excepción. En esta ocasión decidí, luego de una profunda reflexión, escribir acerca de mi padre…  

En posts anteriores ya he mencionado algunas cosas sobre él, pero dado que en México se celebrará el próximo domingo el Día del Padre, y siendo que será la primera vez que él ya no esté presente para festejar ese día, consideré oportuno dedicar este espacio a su recuerdo…


Adelanto que no será el típico recuerdo (“in memoriam”) donde se acostumbra homenajear y enaltecer el recuerdo de una persona que ha muerto,  pues considero que recordar solo “lo bueno” no sería honesto de mi parte, realmente mi intención es recordar a mi padre tal y como fue, y principalmente, reflejar las enseñanzas, buenas y malas,  que me dejó.

Fue el 4 de Enero de este año cuando mi padre murió. Fue algo inesperado, sorpresivo, pues aparentemente no tenía ninguna enfermedad grave diagnosticada. Días antes lo habían operado de la vesícula, de la cual salió relativamente bien. Estuvo un par de días en el hospital, luego lo llevamos a su casa  donde guardaría reposo. Sin embargo, un par de días después, falleció, en soledad,  en su cama mientras dormía… No esperábamos que todo terminara así, tan furtivamente,  pero hay que  entender que la muerte es parte de la vida, y además que, a pesar de todo,  la vida siempre sigue y tenemos que fluir con ella de la mejor manera…

Es innegable que cuando alguien cercano muere, de la forma que sea, siempre duele, se sufre y se extraña, pero también es cierto que cada persona asume su duelo de diferentes formas. Hay quienes lloran imparablemente, otras se aferran al recuerdo y sufren indefinidamente, otras más manifestarán su pena de maneras inexplicables y habrá quienes lo tomen de forma tranquila y en paz, lo cierto es que cada quien vivimos nuestro duelo de forma personal y trataremos de superarlo según lo sintamos.  Lo que no es sano es instalarse permanentemente en el dolor,  ni sentir culpas ni pensar en  los inútiles “hubiera” que, sencillamente,  no existen.

Tampoco es sano  idealizar  la memoria, el recuerdo o la imagen de esa persona que, por razones de la vida misma, hoy ya no está.  Dicen los expertos en el tema, que idealizar a alguien (ya sea que viva o ya se haya ido), significa traspasar la realidad, de modo que las virtudes exageradas que se otorgan a otros son irreales. Cuando alguien idealiza y pone a otro en un pedestal, lo que hace es  ignorar el lado humano e imperfecto que todos tenemos. Cuando alguien muere, implica la muerte de un ser que fue humano, con virtudes y con defectos también…  Y mi padre no es la excepción, fue tan humano como cualquier otro, por eso, lo recuerdo con total objetividad.

Cabe mencionar que no solo  el Día del Padre es un buen momento para reflexionar sobre el papel del progenitor en nuestras vidas, deberíamos hacerlo siempre, pues tanto  el padre como la madre son (o somos) los vínculos primordiales que tenemos los humanos.  Ellos, los padres y las madres, así como los hijXs, formamos lo que se llama “el núcleo principal y básico de la sociedad: la familia”. 


Una familia “sana” se destaca por intentar fortalecer los vínculos entre los miembros, se esfuerzan por conseguir el bienestar grupal y personal de cada uno, se apoyan, se fomenta el amor, el respeto, la comunicación, la igualdad y la libertad de cada uno. Lamentablemente,  no todas las familias son así. Si analizamos objetivamente las relaciones entre padres-hijxs, nos daremos cuenta que no siempre son cordiales, buenas o positivas.

Esos malos padres…

Como en todo, hay buenos padres, pero  también abundan los malos, esos que han sido (o son) la causa de que muchos hogares se caigan a pedazos… Y aquí podríamos mencionar varios tipos:

  • Los padres violentos (los que agreden verbal, emocional, económica y/o físicamente)
  • Los padres invisibles (están pero como si no estuvieran)
  • Los padres que solo fungen como proveedores y no se involucran en la vida de sus hijos
  • Los ausentes (no están física ni emocionalmente en la vida de sus hijxs)
  • Los que delegan la responsabilidad en las madres
  • Los que no se sienten responsables, ni quieren serlo
  • Los permisivos (son padres que están presentes, pero dejan que sus hijos pierdan el respeto hacia ellos y hacia los demás. Es decir, NO ponen límites y por lo tanto crean monstruos)

En fin, hay todo tipo de “malos padres” y pueden abarcar una o más categorías. En resumen,  no contribuyen en nada al bienestar de los hijxs, pero son capaces de causar graves daños (a veces irreversibles), dejando heridas profundas en sus hijxs que, muchas veces,  no  superan ni en  la adultez. Ante esto,  pregunto:

¿Es posible que el trato que un padre da a un hijx influya pero no determine la formación de un individuo?, ¿Los hijxs podrán decidir en determinado momento cómo quieren que sea su futuro, a pesar del dolor experimentado en el seno familiar?

Richard Bach, autor de una gran obra titulada “Gracias a tus Malos Padres”,   dice que por cada cosa que se ha roto, siempre se hallará una bendición… Y es cierto, ya que está comprobado que todo ser humano posee la voluntad para construir (o destruir) su propio destino.

En dicho libro, Bach se pregunta:
"¿Quién determina si el desastre que hemos sufrido constituye una bendición? Nosotros mismos
¿Quién puede probar que es realmente así? Nosotros."

No hay más, somos nosotros y nuestra determinación quienes forjarán el futuro que queramos tener, independientemente de lo que hayamos vivido en nuestros hogares y a pesar de la influencia que hayan tenido nuestros padres en nosotros. 

Según Bach, para reducir la influencia negativa de quienes no supieron o no quisieron ser buenos padres, debemos expresar frases de gratitud, desafiantes, tenaces, continuas, hasta que el desastre se haya convertido en recuerdo:

-     “Gracias padre por no tener en cuenta mi dolor, porque he aprendido a desprenderme de él”
-     “Gracias padre por no estar allí para mí…Ahora estoy aquí para mí mismx”
-     “Gracias padre por ser mezquino, porque he aprendido a ser gentil”
-     “Gracias padre por enseñarme lo que no es el amor, para no buscarlo donde no se lo puede hallar”

En efecto,  a pesar de todo, cada persona, cada miembro de una familia, disfuncional o no, deberíamos agradecer… Sí, agradecer tanto lo bueno como lo malo, porque si lo pensamos bien, no hay malos recuerdos, sólo mentes incapaces de reconocer la enseñanza oculta detrás de la experiencia.

La influencia de mi padre en mi vida…

Dado el contexto anterior, ahora sí hablaré de mi caso personal y de la influencia que el comportamiento de mi padre afectó mi vida. Fuimos 3 hijas, yo la mayor, pero  hablaré solo por mí, en singular, como yo viví personalmente cada etapa de mi vida siendo su hija. Intentaré ser franca, clara y sobre todo muy objetiva. Nunca lo idealicé, menos lo haré ahora…

Debo reconocer que desde enero que él falleció y mientras más pasa el tiempo, más objetivamente veo a mi padre… Me pasa al contrario de lo que le ocurre a la mayoría de la gente cuando algún ser querido muere.  

Y es que mucha gente  va guardando en su memoria solo las cosas buenas de quien se fue, es como si  se programaran para recordar únicamente los momentos de alegría y las virtudes de esa persona (muchas veces hasta las exacerban o exageran) y, por razones que aun no entiendo, olvidan la contraparte, olvidan que esas personas que ahora ya no están, también fueron humanos y por tanto con defectos, con rencores y con fallas que cometieron a lo largo de su vida…. En otras palabras, tienden a idealizarlos de forma irrazonable, los recuerdan sin equilibrio, sin contraparte. Lamentablemente,  eso no es bueno ni para quien se fue y mucho menos para los que se quedan…



Y  digo lo anterior, porque seguramente no faltará quien en leer esto diga:

“¿Ya para qué recordar lo malo si ya se fue?”
“Si hizo bien o mal, ya lo estará pagando en otro lado”
“¿Qué se gana “manchando” su memoria?”
“Lo que deberías hacer es honrar la memoria de tu padre y no andar diciendo cosas de quien ya no está presente”
O bien (la peor frase de todas):
“A los padres no se les juzga, y menos cuando ya no están”

Cabe aclarar lo siguiente:

1    1) Son muy respetables las ideas de cada quien. Cada persona puede recordar a quien quiera de la forma que quiera. Si desea idealizarlo, que lo haga y si desea recordar a alguien de forma equilibrada y razonable, también es válido.
      2) Nadie mancha la memoria de nadie (solo que se difame), pero en realidad,  cada uno de nosotros, en vida, día con día, somos quienes construimos nuestra historia, los recuerdos y la imagen que vamos a dejar en nuestros entornos y en este mundo.  Recordar a alguien como verdaderamente fue, no es “manchar su imagen” es, simplemente, recordarlo tal y como fue… y eso no tiene nada de malo, no es delito ni sacrilegio.
      3) Yo no juzgo a mi padre (en vida nunca le reclamé nada), hoy solo quiero recordarlo de la forma que fue, sin exagerar sus virtudes ni sus defectos.

Según sé, mi padre no tuvo una infancia tranquila, agradable o fácil. Tuvo una niñez muy complicada, llena de carencias y, como muchos, dentro de una familia disfuncional. Con apoyo de otros miembros de su familia, pudo salir de su pueblo y estudiar. Con los años se convirtió en Abogado (algo que nunca le gustó) y fue profesor de la Universidad. A grandes rasgos esa fue vida profesional. Nunca tuvo grandes metas ni escaló grandes posiciones sociales ni económicas. Él trabajaba porque tenía que hacerlo y  porque había sobrevivir, sobre todo cuando se casó con mi madre y comenzaron a formar una familia.

Honestamente, la relación que tuve con mi padre a lo largo de mi vida, nunca fue fácil. Razones había miles, la mayoría de ellas se debían a su falta de atención, de responsabilidad y de respeto… Lejos de tener la mínima intención de ser un padre cercano, amoroso y respetuoso, fue frío, hostil e irrespetuoso… Así de claro. No puedo mentir, no puedo fingir, no podría minimizar y mucho menos ignorar que esa fue su forma de tratar, en este caso, a mí.  

Hoy que soy madre sé que gran parte de la responsabilidad de la relación entre padres e hijxs depende de los padres, no de los hijos. Y a él no le importó eso…

Sé que como hija cometí muchos errores y aunque  no puedo cambiarlos ni borrarlos, debo decir que nada de lo que hice (o de lo que no hice) fue con la intención de lastimarlo a él  ni a mi madre. No obstante,  debo confesar que si debo pedir perdón a alguien, sería a mí misma, por las veces que toleré las faltas de respeto y la violencia sistemática que mi padre era capaz de ejercer. Y no me refiero a que haya sido un  padre golpeador, aunque reconozco que sí llegó a darme uno que otro “cinturonazo”  (seguramente por merecerlo en algún momento). Más bien, la violencia que mi padre generaba dentro del hogar era del tipo encubierto, cotidiano, disfrazado de bromas, sarcasmos y mucha violencia verbal, principalmente.

Recuerdo aun siendo una niña pequeña, escucharlo decir una y otra vez: “No quiero que me quieran, prefiero que me tengan miedo”.  Eso, ahora, explica muchas cosas….

Nunca, ni con el paso de los años pudimos hablar razonablemente de nuestra relación. Tal vez muy en el fondo  él sabía que su forma de tratar como padre no era la adecuada, no obstante, cuando crecí, siempre amenazó con “ponerme en mi lugar” si algún día me atrevía a reclamarle algo (cuando ni siquiera yo tenía la intención de hacerlo).

Pero si alguna vez hubiera podido hablar contigo, padre, sobre nuestra relación, no hubiera sido para reclamarte nada, jamás te hubiera faltado al respeto, más bien habría querido tratar de llegar a un diálogo, a un acuerdo de respeto, a tratar de sanar ciertas heridas, y tal vez para sentir la confianza de poder  abrirme como hija mayor… pero los “hubiera” no existen.  

Nunca te importó aclarar nada, sin embargo, hoy, por bien mío, intentaré seguir la técnica del libro Gracias a Tus Malos Padres que mencioné en párrafos anteriores:

GRACIAS PADRE, porque gracias al trato que durante toda mi niñez, mi adolescencia y parte de mi adultez recibí de ti, aprendí lo que NO DEBO TOLERAR DE NINGÚN HOMBRE.

Desde muy temprana edad, y por primera vez,  escuché de tu boca la palabra PUTA. Y lo peor, es que me la aplicaste a mí cuando apenas tenía unos 7 años, tal vez menos tal vez más, ya no importa… Por supuesto que tus constantes palabras ofensivas terminaron por afectar mi autoestima (como la de cualquier otra niña), más cuando se trata del propio padre  quien se siente con el poder (y el derecho) de denigrar a una hija de la edad que sea, sin embargo, cuando la violencia es ejercida a una edad tan temprana resulta aún peor. Y es un hecho absolutamente injustificado.

Crecí oyendo cómo pensabas acerca de las mujeres. Decías que solo había dos tipos de  mujeres: las putas y las muertas (hasta vergüenza me da recordarlo), pero la vergüenza debías sentirla tú, al expresarlo abiertamente una y otra vez durante años y años, sin importarte que en casa había 4 mujeres, una esposa y 3 hijas.

Y cómo olvidar tu “don” creativo para ponernos tus “graciosos y ocurrentes” apodos a lo largo de nuestras vidas, basándote, sobre todo, en nuestro físico… Podría poner aquí una larga lista que incluya todos y cada uno de los apodos que tan solo a mí me pusiste (y que tanta gracia te hacían, por cierto). No pensaste ni te importó el daño que causabas.  Esas bromas, apodos y comentarios hirientes, poco a poco fueron minando y destruyendo la autoestima de tu propia hija, desde mi etapa de niñez, pasando por la adolescencia y  hasta que llegué a ser  adulta.

Y es que esas “bromas sistemáticas” que se te ocurrían,  realmente se llama VIOLENCIA EMOCIONAL, VERBAL Y PSICOLÓGICA, y  es, tal vez, más dañina que los golpes.

Una psicóloga fue quien me lo tuvo que explicar la primera vez cuando acudí a terapia por problemas en mi matrimonio. Fue en esa consulta, hace aproximadamente 15 años, donde me explicó que mi principal problema no era mi matrimonio, sino las cosas no resueltas en mi relación contigo, mi padre.

Siempre achacaste tu carácter ofensivo al alcohol, sin embargo, aunque recuerdo los malos momentos que pasamos cada vez que tomabas, así como las noches que mi madre pasaba en vela esperando tu llegada,  los pleitos, los reclamos, tus justificaciones, y todo lo que eso conllevaba, debo decir que la mayoría de las veces que más ofendiste a quienes te rodeábamos era cuando NO estabas tomado. El alcohol nunca fue la causa de tus insultos ni de tu comportamiento abusivo, el alcohol solo es un pretexto que usan los maltratadores para justificar sus abusos, pero no es la verdadera causa de su violencia.  Se ha comprobado que la verdadera causa de la violencia contra las mujeres tanto verbal como emocional, económica y física no es otra cosa más que el machismo del agresor.


Y claro, es obvio que el primer contacto que tuve con el machismo fue a través de ti. Con cada una de tus expresiones aberrantes sobre las mujeres y con cada comportamiento que tuviste como esposo y como padre. Tu machismo se reflejó hasta el final de tus días, en cada una de tus acciones, de tus palabras y hasta de tus silencios.

Pero GRACIAS otra vez, padre, porque viviendo de la forma en que vivíamos (siempre minando la autoestima y la integridad emocional y mental, al menos de mi persona) y siendo una adolescente, un día me dije a mi misma:

-Jamás volverá a dolerme o a importarme nada de lo  que él (o sea tú, mi padre) me diga, sea bueno o sea malo.

Y así fue… lo cumplí. Nunca más, a partir de entonces, volvieron a afectarme tus comentarios, buenos o malos. Y eso, en verdad, te lo agradezco, pues aprender a que se te resbalen las ofensas, no es nada fácil.

Recuerdo las veces que dejé de hablarte por tu irracional forma de ser, como cuando se divorciaron y no querías darle a mi madre lo que le correspondía; también cuando te pusiste muy alterado aquella vez que fueron a mi casa luego de visitar el asilo. O bien, cuando tú dejaste de hablarme cuando me fui de la casa la primera vez, y luego cuando me separé de mi marido y me fui a Tijuana.

Sí padre,  así es como fuiste, y por lo tanto, así es como te recuerdo…

Y podría mencionar cientos de recuerdos que se me vienen a la mente ahora que escribo sobre ti, pero todos me llevarían a la misma conclusión: Agradecer tu forma de ser porque, sin que fuera tu intención,  me hiciste emocionalmente fuerte…

GRACIAS PADRE por haber sido como fuiste, porque hoy soy tan fuerte que ni siquiera lloré como lo hicieron las demás el día que te marchaste para siempre…

Gracias, porque al afectar mi autoestima,  nunca supe escoger al hombre correcto, y al final  elegí a un marido que también fue abusivo (en su propio estilo), pero  con el mismo machismo y sintiéndose, también,  superior a las mujeres. Cabe resaltar que como padre también resultó ser un fiasco.  Afortunadamente, abrí los ojos a tiempo y pude alejarme de él. Y eso, también te lo debo a tí, porque al final no quise verme como otras mujeres tolerando indefinidamente a sujetos así.

Reconozco que tus bromas y apodos me  hicieron paulatinamente  fuerte, tan fuerte que hoy puedo escuchar de quien sea cualquier comentario hiriente, y no me afecta. Hoy puedo escuchar la palabra PUTA, y me la apropio, pues aprendí que esas 4 letras solo se usan con el único fin de violentar, limitar, controlar y   menospreciar a las mujeres. Es una palabra usada para limitar nuestra, para evitar que nosotras tomemos nuestras propias decisiones sobre nuestras vidas, sobre nuestros cuerpos, sobre nuestras mentes… Es un término tan usado y tan expresado a la ligera que ya no debería ofender ni sorprender a ninguna mujer…

Gracias nuevamente, padre, por ayudarme a entender que nunca más debo naturalizar ni  justificar las bromas ni los comentarios hirientes o humillantes de nadie, llámese padre, hermano, primo, novio, esposo, amante, o quien sea. NADIE tiene derecho de atentar contra la autoestima y la integridad de una mujer, ni siquiera un progenitor.

Hoy soy madre y tampoco soy perfecta, tengo miles y grandes fallas, pero gracias a tu ejemplo, trato de ser lo contrario a ti:

Intento tener una comunicación cercana y respetuosa con mi hija; no le pongo apodos ni la humillo por su apariencia; trato de reforzar y fortalecer su autoestima (no de aniquilarla); trato de ser solidaria; trato de apoyarla; trato de hacerla  fuerte sin tener que hacerla pasar por experiencias amargas; no la comparo con nadie ni la ignoro. Tampoco la trato como “loca” ni le achaco toda la responsabilidad de los problemas que haya en nuestra relación. No la hago sentir culpable ni me hago la víctima. No quiero que me tema, quiero que me ame...

Repito, estoy muy lejos de ser una madre perfecta (ni pretendo serlo, siempre lo he dicho), lo único que  deseo es motivarla para que sea una mujer feliz, segura, autosuficiente y, sobre todas las cosas,  que se ame y se acepte a ella misma.

Solo el tiempo (y ella misma) dirán si lo logré. Ya le tocará a ella escribir o decirme frente a frente si hice o no un trabajo aceptable como madre. Y espero, entonces, poder ayudarla a sanar las heridas que yo le haya causado con mi influencia.

Antes de finalizar, hay algo que deseo agradecerte muy especialmente padre…  Y es que a pesar de toda nuestra historia, siempre recordaré que meses antes de tu fallecimiento tuviste la iniciativa de acercarte a mi justo en aquellos momentos que mi hija y yo nos encontrábamos distanciadas de ustedes. Ese acercamiento que buscaste, trajo un poco de calma a nuestra relación y fue determinante para poder estar en paz hoy….

No olvido las palabras que te dije en esa ocasión: “Es increíble padre que a estas alturas, sea precisamente contigo con quien esté hablando de forma calmada y razonable”.

Y sí, aun hoy me resulta increíble haber podido hablar contigo aquella vez como nunca antes lo habíamos hecho. Y es que en esa ocasión supiste, por primera vez, escucharme; fuiste asombrosamente comprensivo y me diste las palabras de aliento que necesitaba en aquel momento, lloraste al escuchar mi dolor, mi decepción, mi angustia…

Sin saberlo,  esa fue nuestra forma de despedirnos; no hubo aclaraciones ni reclamos, solo un intento de tu parte por acercarte a mi persona y consolarme. No sé si lo hiciste de corazón o no, pero al menos, mostraste un esfuerzo por intentarlo,  y eso lo agradeceré siempre padre.

Y también debo reconocer que, por la razón que haya sido, siempre estuviste presente en cada etapa de mi vida, ya sea para bien o para mal,  pero siempre te mantuviste cerca, y eso no puedo negarlo ni desconocerlo.

Solo me resta decirte, gracias padre, por ser como fuiste, porque sin proponértelo sigues siendo un ejemplo de lo que quiero y NO quiero en mi vida, así como de lo que deseo y de lo que tampoco deseo ser, tanto como madre y como persona.  Al final, gracias al papel que desempeñaste como padre, junto con mi madre,  aprendí a esculpir, con muchos trabajos, la mujer que, para bien o para mal,  hoy soy... y por eso te digo, gracias padre.

((( )))

OTROS ARTÍCULOS SOBRE EL DÍA DEL PADRE:

Hola papá, soy Natalia: El rechazo de un padre a su hija

EN EL DÍA DEL PADRE: Los buenos, los ausentes, los tóxicos, las frases y las madres que son padres.


domingo, 19 de junio de 2016

Y hablando del Día del Padre....






Hoy se celebra el Día del Padre: 

¡A TODOS LOS PADRES RESPONSABLES, AFECTIVOS, CONSCIENTES DEL EJEMPLO QUE DEBEN DAR Y QUE ESTÁN SIEMPRE PRESENTES EN LA VIDA DE SUS HIJ@S EN TODOS LOS ASPECTOS... FELICIDADES DE TODO CORAZÓN!

De mi padre podría decir muchas cosas, pero confieso que NO le diré ¡felicidades!.... 

Viví con mis padres toda mi infancia, adolescencia y parte de mi adultez y fue con mi padre con quien conocí, desde muy pequeña, lo que es el machismo en sus expresiones más extremas. Reconozco que siempre ha sido un hombre carente de demostrar afecto, respeto, comprensión y empatía. Durante mucho tiempo nos enseñó a tenerle miedo más que preocuparle enseñarnos el concepto de amor o de apoyo incondicional; siempre expresó sus ideas misóginas de muchas maneras, haciéndonos sentir que al ser mujeres (fuimos tres hijas) ya éramos parte de un grupo de perdedoras; con él aprendí, duramente, la diferencia entre una reprimenda y una ofensa letal. Su enorme soberbia le impiden, aún hoy en día, darse cuenta del dolor que durante muchos años causó, y argumenta cosas como "así me enseñaron en mi casa" o "nunca les pegué", o "fue culpa de mi alcoholismo", y luego de su abstencionismo, y cosas así en las que nunca acepta sus culpas ni sus carencias ni sus ofensas. 

No, definitivamente no puedo presumir de haber tenido un padre ejemplar. Pero hoy, siendo una mujer hecha y derecha, entiendo que nunca debí ser tratada así, y que el respeto y la dignidad deben gobernar mi vida. 

Y debido a que mi padre, después de tantas cosas vividas y, sobre todo, a pesar de tantas oportunidades que por amor ha tenido para demostrar que él también ha evolucionado, sigue sin cambiar su forma de ser, por lo que confieso que hace un par de meses opté por alejarme de él, pues he aprendido que la gente tóxica (sea quien sea) nunca dejará de hacer daño, y lo ideal es mantenerse alejada emocional y físicamente por bien de todos, sobre todo, el mío. 

LEER: "EN EL DÍA DEL PADRE: Los buenos, los ausentes, los tóxicos..."



Dicen que "los patrones suelen repetirse", y cuando llegué a una edad adulta, sin darme cuenta, opté por elegir una pareja aún más destructiva. Tomé la peor decisión: casarme con un ser despreciable, insensible, petulante y misógino, de esos que ninguna mujer merece. 


Este sujeto tampoco ha sabido (ni querido) ejercer su rol de ser un verdadero PADRE. Solo cooperó conmigo para engendrar a una niña hermosa, hoy toda una mujercita responsable, trabajadora y eterna luchadora. 

Sin embargo, el susodicho tipejo va por la calle con su eterna máscara de hombre responsable, honesto, trabajador y con dinero, cuando en realidad es un tipo falso, irresponsable, deshonesto, avaricioso y sin el mínimo amor por nadie, porque quien no ama a un hij@, no ama a nadie. 


No obstante, a pesar de todo, agradezco a mi padre y a mi ex marido, pues gracias a todo lo que viví con cada uno de ellos, en cada etapa y en cada momento, hoy soy una sobreviviente indiferente a los golpes que ellos, o cualquier otro igual, suelen dar de formas diversas; soy una mujer fuerte que ha entendido los conceptos de respeto, dignidad y amor por una misma; soy una luchadora que no se cansará de conscientizar a otras mujeres para alejarse de todo aquello que les cause un daño mental, emocional o físico.




¡¡GRACIAS A QUIENES NO SUPIERON SER PADRES, 
Y A LOS QUE SÍ LO SON DE VERDAD, MUCHAS FELICIDADES!!





LECTURA SUGERIDA: La Herida Paterna

miércoles, 11 de junio de 2014

EN EL DÍA DEL PADRE: LOS BUENOS, LOS AUSENTES, LOS TÓXICOS, LAS FRASES Y MADRES QUE SON PADRES




Un padre amoroso, responsable, comprometido e involucrado con su familia y sus hijos, mostrando en todo momento respeto, comunicación, comprensión y el mejor de los ejemplos, es la definición más concisa y clara de un padre.

El próximo domingo, en México, se celebra el Dia del Padre. Una fecha que, al igual que otras, persigue fines más comerciales que  cualquier otro, pero en esta ocasión nos servirá para porfundizar en términos generales acerca del rol que representa ser un padre en esta sociedad actual. En algunos posts anteriores hemos hecho referencia a esta fecha, sin adentrarnos demasiado, pero hoy queremos hacer una reflexión un poco más precisa acerca del papel que un padre tiene dentro de la familia, y por ende, en la sociedad. 

El papel de un padre, tal como el de la madre, es fundamental para la familia, pues de eso depende la solidez, la forma de relacionarse entre los miembros, así como las bases para formar hij@s sanos en todos los sentidos. Tener una infancia con un padre que cause orgullo, seguridad y amor es un factor muy importante para alcanzar un desarrollo humano alto y constructivo, lo contrario suele ser desastroso.

La falta de cualquiera de los padres, física o psicológicamente, es un obstáculo para que la personalidad humana se forme de manera adecuada, quedan cicatrices de inseguridad, miedo, vergüenza y angustia, el mismo intelecto debido a las cargas emocionales no se despliega como podría hacerlo. No obstante, la mayoría de las historias que se conocen, al menos en nuestro país, destacan a los padres como la parte ausente, y las razones son múltiples.

Y en esta fecha, antes de profundizar en el tema, no puedo dejar pasar la oportunidad de mencionar el caso de mi padre. 

Mi padre
Casi no acostumbro hablar de mi padre, pero en esta ocasión tocaré de forma muy superficial algunos tópicos  referentes a mi relación con él,  pues de alguna manera han sido fundamentales en mi vida, ya que bien o mal, han forjado la mujer que hoy soy. Cabe mencionar que estoy consciente que ningún padre o madre somos perfectos. NADIE LO SOMOS. Todas y todos los que tenemos la dicha de tener hij@s, sabemos que tenemos limitaciones, carencias, fallas y que, inconscientemente o no, cometemos errores en la crianza y educación que les damos y, muchas veces, en el ejemplo que ven en nosotr@s. Ante esto, solo nos queda reflexionar y reconocer nuestras fallas como padres y, dia con dia, intentar mejorarlas por el bien de esos seres a quienes amamos, pero con quienes tenemos una enorme responsabilidad.

Y mis padres no son la excepción, pero hablando específicamente de mi progenitor, solo mencionaré lo siguiente:

En algunos foros,  he reconocido que, sin lugar a dudas, el primer contacto que tuve con el machismo (y todo lo que conlleva ese concepto) fue, justamente, a través de mi padre. Hoy es un hombre que excede los 70 años, pero durante su etapa de juventud y madurez, siempre mostró una conducta radical en cuanto a asumir determinados estereotipos de género establecidos en una sociedad machista como es esta. Fue un padre relativamente ausente, pues debido a diversos factores como el trabajo (aunque muchas veces, trabajar incluía irse con amigos, divertirse y ausentarse más tiempo del debido), el cansancio,  sus ideas machistas o, simplemente, por indolencia, no tuvo un gran acercamiento emocional con nosotras (sí, irónicamente, la vida lo premió con tres hijas-mujeres); en pocas palabras, fue un padre con dificultad para mostrar emociones y su lado sentimental. Muy al contrario de mi madre, que además de ser muy emocional ( y puede parecer contradictorio), es una mujer fuerte.

Dadas esas circunstancias, puede deducirse que crecimos en un hogar con problemas de todo tipo, donde las ideas machistas y descalificadoras que mi padre tenía hacia las mujeres, prevalecieron durante muchos años, y eso, lógicamente, marcó mi vida.

Ante las ausencias físicas y emocionales de mi padre,  mi madre, como miles de  mujeres más, tuvo que tomar el rol de padre en varios aspectos: Fue tierna pero también exigente, fue protectora pero también nos impulsó para alcanzar nuestros objetivos (sean los que fueran), fue permisiva en ciertos casos pero autoritaria en otros. Tuvo que ser el pilar donde todos (incluyendo mi padre) nos hemos sostenido, aún hoy en día. Gracias a ella, a su ejemplo constante y a su incansable motivación, aprendimos el concepto de fuerza, coraje y valentía, sin dejar de lado la parte relativa a la comprensión, el apoyo, la lealtad y el amor incondicional, ingredientes que siempre nos ha dado a manos llenas…. Y eso, obviamente, también dejó huellas en mi persona. .

Sin embargo, debo reconocer que no todo ha sido malo con mi padre, si algo le debo a él, es el hecho de haberme enseñado a no acomplejarme, particularmente, por un defecto físico. Consciente e inconscientemente, me demostró con su ejemplo, que la baja estatura (característica que compartimos, pues ambos medimos alrededor de 1.50 mts) no es un obstáculo en la vida. Asimismo, también me enseñó a defenderme y a crear una barrera de protección ante todo aquel que se atreviera a burlarse por esa condición. No, no me enseñó a responder con golpes, me enseñó a ser más lista y tolerante pero, principalmente, me enseñó a burlarme de mi misma, a tomar con la mayor naturalidad del mundo las palabras hirientes o sarcasmos de quienes solo se dedican a señalar los defectos, carencias o limitaciones de los demás. Pude aprender a no darles ninguna importancia, y aún hoy en día, me permito no avergonzarme ni acomplejarme por lo que soy,  ni por lo que me falta,  ni por como pienso, ni por lo que digo ni por lo que he hecho o hago. Y admito que esa actitud también me ayudó a "protegerme" de  las actitudes machistas que él solía mostrar. Por tanto,  le agradezco haberme enseñado la ligereza para tomar ciertos inconvenientes de la vida,  ya que de otra forma, hubieran resultado muy dañinos.

Con los años y las experiencias acumuladas,  la vida lo ha ayudado a comprender y a cambiar ciertas ideas y actitudes machistas con las que crecimos (tal vez haya cambiado en algunas formas de pensar y de expresarse, pero en otras no). No obstante, en esta etapa de su vida, ha tenido la oportunidad de reflexionar, aceptar y hasta lamentar algunos de sus errores que como padre y como esposo tuvo en sus mejores años. Y eso también es para valorar y agradecer desde el fondo del corazón. 

Finalmente, gracias Padre, por lo bueno y por lo malo, porque después de todo, somos producto de dos seres que alguna vez se amaron,  y a pesar de todo, nos diste la oportunidad de convertirnos en mujeres libres, fuertes y decididas, a pesar  (o como resultado) de las condiciones adversas que tuvimos que pasar. Pero también es mi deseo agradecer y reconocer, como siempre lo he hecho, la entrañable labor de mi madre, por haber cumplido tan dignamente con la dualidad de roles que tuvo que asumir cientos de veces, demostrando siempre que el amor y la fuerza pueden ir de la mano. Y además, no puedo dejar de mencionar mi agradecimiento más sincero a mi hermana, pues sin ella, no seríamos la familia que hoy somos, imperfecta como cualquier otra, pero con vínculos irrompibles. 

LOS BUENOS
Un  buen padre es aquel que se involucra en el cuidado y atención de los hijs en todos los aspectos. Comparte de forma espontánea y comprometida, junto a la madre,  todo lo relativo a la crianza y desarrollo de los hij@s sin pretextos de ningún tipo, siempre pensando en el bienestar de ell@s.

Hasta hace algunos años, la imagen de un 'buen padre', difundida por las sociedades de consumo, era la de 'proveedor': aquél que satisface todas las necesidades materiales del hogar. Para "que no les falte nada a los hijos" trabaja jornadas dobles y aún los fines de semana. Así se desgasta febrilmente, sin darse un respiro para disfrutar lo importante: la experiencia única de ver crecer a los hijos.

Los padres que han logrado vencer esos estigmas retrógrados de ser meros proveedores, comparten el gozo en la crianza de los hijos y hablan de "una nueva dimensión en la convivencia familiar".

Hay quienes alegan que  cuando el padre se involucra emocionalmente con el hijo, éste se torna 'suave como una segunda madre', y que si participa en el cuidado y atención del hijo se convierte en simple 'mandilón'... ¡ABSURDO!, pero  a pesar de quienes piensan así, cada día son más los padres presentes en el quirófano en el momento del nacimiento de sus hijos, en los cursos prenatales y de posparto para capacitarse en el cuidado del bebé y permanecen como una figura constante y atenta a las necesidades de todo tipo de sus hij@s. 

Se necesitan dos para engendrar un hijo, y lo ideal es que ambos participen equitativamente en desarrollo de los hijos. Ambos capaces de establecer una comunicación vital con los hijos desde el momento mismo de su nacimiento, que interpreten las señales de temor en el infante y tranquilizarlo y conducirlo suavemente. Proporcionar seguridad, confianza en el porvenir, y establecer los límites de la conducta infantil, siempre con amor y respeto. 

El padre de hoy se abre a las necesidades más sutiles del hijo: las emocionales y las psíquicas. Trasciende la preocupación de sí mismo y sus ocupaciones, y logra ver al hijo en sus propios términos. Propicia el ambiente que le permita el desarrollo de su potencial en un marco de libertad responsable, no de dominación.

No se detiene en la periferia, sino que conoce al hijo de cerca. Lo guía sin agresividad, con firmeza motivada y razonada, por el camino de los valores que desea heredarle. El padre de hoy se ha dado permiso para ver con ojos de amor al retoño de sus entrañas. Advierte en el hijo, más allá de las limitaciones presentes, el cúmulo de posibilidades que está por realizar. Y a su lado goza cada peldaño de su desarrollo.

El padre y la madre se constituyen como modelos. Cuando la familia mantiene una relación armónica, en la que se produce un intercambio de afecto, el niño toma de cada uno determinadas características y se apropia de ellas. Si una de estas figuras no está, el niño crece sin estos modelos, lo que genera algunas fallas en el buen desarrollo que se irán manifestando a lo largo de su vida.

LOS AUSENTES 
Un hijo es siempre el producto de un hombre y una mujer, aunque alguno de ellos esté ausente, desaparecido o muerto. En la vida de cada familia pueden darse distintas circunstancias por las que la figura paterna no esté presente. Un padre puede estar ausente de varias maneras. Pero la ausencia del padre no es lo mismo que inexistencia. Los expertos afirman que a ningún hijo se le puede decir "tú no tienes padre",  porque eso distorsiona la naturaleza de las cosas.

Papá, no está pero existe. Tal vez viaja a menudo, o trabaja muchas horas, lo que imposibilita poder ver a los niños despiertos, lo cual también provoca este sentimiento de ausencia en el pequeño. Quizás vive en otra casa, o en otro país; o tal vez partió sin dar señales de vida. Posiblemente está enfermo o padece de una discapacidad que no le permite atender ni convivir con sus hij@s.

En algunos casos, el padre es desconocido, en otros fue un amor pasajero de la madre. Pero también están esos niños que ya no tienen a su padre vivo. O el colmo de todos, cuando la ausencia no es física, sino que el padre no se ocupa de los hijos en ningún sentido a pesar de vivir en la misma casa y verlos.

Cada caso tiene sus particularidades pero existen algunos rasgos comunes. Los niños crecen con un cierto vacío interior que no logran comprender y dificultan el desarrollo de su vida social y su conducta.

¿Qué pasa en el niño cuando su padre no está?
La autoestima se va fortaleciendo con las experiencias vividas desde el nacimiento. Un niño que recibe amor y atención por parte de sus padres irá construyendo una buena imagen de sí mismo. El niño adquiere confianza y seguridad para dar sus primeros pasos en la vida.

Cuando el papá no responde a los llamados de atención del niño, no le demuestra afecto o atención, éste podrá advertir esa indiferencia. Si la falta de interés se mantiene en forma constante durante su crecimiento, es probable que el niño sienta que no es importante para su padre, lo que provocará una falta de seguridad y una sensación de vacío.

¿Qué decir a un niño cuyo padre está ausente?
1. En familias en las que el padre se ausenta con frecuencia, pero convive con la familia, se recomienda explicarle las razones de acuerdo a su razonamiento y sus dudas.  

2. Después de un divorcio, los hij@s necesitan escuchar algo como: "Aunque tu padre no sea más mi marido, ambos estaremos para cuidarte"  o bien "tu padre y yo pensamos este tema de muy distinta manera, yo te doy mi opinión y escucharás también la de él". Si las versiones de ambos padres son irreconciliables, se recurrirá a un tercero neutral. Causa daño psíquico a un niño decirle "tu papá no cuenta, tú sólo me tienes a mí", eso en todo caso lo decidirá otro adulto responsable (un juez, por ejemplo) .

3. Sí el padre ha muerto: "las palabras y las ideas de tu papá siguen vivas para nosotros, yo recuerdo las cosas que para él eran importantes como padre".

4. Cuando el padre es desconocido: "tú tienes padre, sino no hubieras podido nacer, pero él sólo participó en tu gestación" o según el caso "yo sabía que tu padre no iba a vivir con nosotros, pero yo elegí tenerte y criarte a pesar de eso". Lo que sí debe ser tomado como regla es que un niño no debe sentir jamás que es propiedad de su madre o de su padre, cuando es la madre la que desaparece de su vida. Nadie puede decirle "soy tu dueño, hago lo que quiero contigo".

LOS TÓXICOS
Ningún padre es perfecto. Siempre vamos a recibir una queja de nuestro hijo, marcando algún error que hayamos hecho. Hay padres que son excelentes y por algún motivo tienen un hijo problemático. Pero también hay padres que pueden llegar a ser “tóxicos” para sus hijos

Hay padres que sin querer, que consciente o inconscientemente hacen sentir mal a sus hijos. Les dicen frases hirientes constantemente, son muy críticos y hasta degradantes. En estas situaciones el hijo no sabe si debe ignorar los comentarios y evitar al padre, o tratar de cambiar la relación.  La relación entre hijos y padres “tóxicos” no es tratada prácticamente en los libros de texto de psiquiatría, pero existen.

Casi siempre intentamos mantener una relación, del tipo que sea, incluso aquellas que nos pueden hacer sentir mal. Pero debemos preguntarnos y evaluar ¿realmente es sano mantener una relación así? Muchas veces asumimos que los padres deben amar de manera incondicional a sus hijos, pero la realidad es que no siempre es así.

Hay padres “tóxicos” que, a veces, pueden ser muy afectuosos y por eso romper el vínculo es más difícil todavía. Sentimos que hay una esperanza de que cambie y que se arregle la relación. 

La doctora Judith Lewis Herman, experta en trauma y profesora de psiquiatría clínica de la Escuela de Medicina de Harvard, afirmó que: "A veces, le decimos al paciente: ‘Realmente, lo admiro por su lealtad hacia sus padres, incluso a expensas de no protegerse a sí mismo del daño’", dijo.Los médicos quieren que sea el paciente el que se dé cuenta de la relación perjudicial que están teniendo y que actúen. 

Un trauma infantil puede ser nocivo para el cerebro, y tener padres "tóxicos" puede ser dañino para el cerebro y para los sentimientos de un niño. Pero ese daño no necesariamente tiene que quedar escrito para siempre en la memoria. Los adultos tienen la habilidad de renovar sus cerebros y superar algunas experiencias.No  podemos borrarlas completamente, pero podemos intentar superar ciertas vivencias.

A veces, aunque suene fuerte, puede ser mejor alejarse de un padre "tóxico".

Puedes reconocer a una persona tóxica por distintos factores, los más comunes son que en forma continua habla de temas negativos, no halaga, no motiva, encuentra el punto negro a todo, no acepta en primera instancia una opinión o sugerencia, es hiriente, agresivo, inflexible y se exalta fácilmente si se le contradice y esto es, por supuesto, porque siempre tiene la razón. 

MADRES SOLTERAS Y PADRES SOLTEROS
Papá y mamá más que una figura encarnada por géneros determinados, son roles, formas de ejercer la crianza que se ejercen de formas diferentes y que, en ausencia de alguna de ellas debe ser cubierto por el progenitor presente quien se ve en la obligación de ocupar un doble papel.

Hablar de madres solteras, es un tema al que estamos acostumbrados y que claramente es un problema de índole cultural y social. Debido a las circunstancias sociales actuales es común encontrarnos con la visión en la que muchas mujeres deben desempeñarse también como padres. Hablamos de una dualidad de roles, donde son las madres quienes están involucradas en la íntegra formación, crianza y educación del hijo, asumiendo una tarea titánica, pero silenciosa obra. Cada día son más mujeres que son Mamá y Papá a la vez, y que se esfuerzan día a día por sacar a sus hijos adelante, pese a cualquier adversidad, por lo que este humilde espacio, les desea un muy feliz DÍA DEL PADRE. Son ustedes, el mejor ejemplo  y la mayor inspiración de fuerza, voluntad y amor. 

Todos conocemos casos así, pero tampoco debemos desconocer que existen cientos de hombres que asumen el rol de madre protectora y padre autoridad en la vida de sus hijos, por lo que ellos también merecen un reconocimiento sincero. Si bien las cifras revelan un predominio femenino como jefas de hogar en familias monoparentales,  no podemos desconocer la otra realidad. Padres que deben aprender a asumir un rol materno. No podemos desconocer a aquellos hombres que encarnan el papel femenino, y que  casi no son reconocidos,  por lo que muchas veces se dificulta desempeñar su función de manera correcta. Permisos para ir al médico, actos del colegio, hijos enfermos y ausencias laborales son mucho más aceptados en el mundo femenino. Los padres que están en la vereda del frente deben luchar constantemente por conciliar su rol familiar con las obligaciones laborales.


Dustin Huffman en “Kramer vs. Kramer”, 
un clásico de 1979 que habla sobre el tema.

Podemos concluir que en la crianza de los hij@s, lo ideal es que existan ambos personajes, siempre que existan condiciones idóneas para llevar a cabo esa tarea. La conformación de la psiquis del sujeto humano necesita de ambos para desarrollar al máximo sus aptitudes. Cientos de personas han entendido muy bien esta necesidad y por ello desarrollan sin mayores conflictos la doblegación de papeles, siendo padres-madres ejemplares.


FRASES:

* Padres buenos hay muchos; buenos padres, hay pocos. No es difícil ser un padre bueno; en cambio, no hay nada más difícil que ser un buen padre.

* Un buen padre vale por cien maestros.  (Jean Jaques Rosseau)

* El mejor legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día.

* ¡Cuán grande riqueza es, aun entre los pobres, el ser hijo de buen padre!. (Juan Luis Vives)

* Un papá es ante todo un hombre con corazón, que sabe señalar el horizonte con optimismo y confianza.

* Un padre es un hombre que espera que sus hijos sean tan buenos como él hubiera querido ser.

* Los niños comienzan por amar a los padres. Cuando ya han crecido, los juzgan, y, algunas veces, hasta los perdonan.

* Es hermoso que los padres lleguen a ser amigos de sus hijos, desvaneciéndoles todo temor, pero inspirándoles un gran respeto.(José Ingenieros)

* Cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre.

* No me cabe concebir ninguna necesidad tan importante durante la infancia de una persona que la necesidad de sentirse protegido por un padre (Sigmund Freud). 

* A veces el hombre más pobre deja a sus hijos la herencia más rica (Ruth E. Renkel) 

* Tener hijos no lo convierte a uno en padre, del mismo modo en que tener un piano no lo vuelve pianista.

* El padre debe ser el amigo, el confidente, no el tirano de sus hijos.(Vicenzo Gioberti)

* Prudente padre es el que conoce a su hijo. (William Shakespeare)

* No hay palabra ni pincel que llegue a manifestar amor de padre. (Mateo Alemán)

* El hacer el padre por su hijo es hacer por sí mismo. (Miguel de Cervantes)

* No importa quién fue mi padre, lo que interesa es quién recuerdo que era. Anne Sexton 

* Realmente es bendecido el hombre que escucha muchas voces que lo llaman padre. (Lydia M. Child)

* Un buen padre tiene algo de madre. 

* El hombre puede poner en los negocios todo su espíritu, pero si quiere ser dichoso es preciso que todo su corazón esté en su hogar. (Samuel Smiles)

* La mejor herencia que un hombre puede dejar a sus hijos es una mente equilibrada y fortalecida, un carácter firme y a la par benévolo que aliente y enaltezca a cuantos con él se relacionen.

* El oficio de padres debe aprenderse. Amar a los hijos es más que un simple sentimiento; es una toma de conciencia sobre ciertas responsabilidades que conduzcan a la felicidad del ser amado. (L. Serrat) 

* Por severo que sea un padre juzgando a su hijo, nunca es tan severo como un hijo juzgando a su padre (Enrique Jardiel Poncela) 

* Un padre no es el que da la vida, eso sería demasiado fácil, un padre es el que da el amor (Denis Lord)

* El padre debe ser el amigo, el confidente, no el tirano de sus hijos (Vincenzo Gioberti) 

* El mejor legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día (Leon Battista Alberti )

* No es la carne y la sangre, sino el corazón, lo que nos hace padres e hijos (Friedrich Schiller) 

* Un hombre que no sabe ser un buen padre, no es un auténtico hombre (Mario Puzo) 

* La paternidad y los espejos son abominables porque multiplican el número de los hombres (Jorge Luis Borges) 


MADRES Y PADRES:

A través de este espacio, queremos felicitar a los papás responsables, amorosos y comprometidos con el bienestar de sus familias, especialmente con el cuidado y el desarrollo de sus hij@, a aquellos padres presentes y cuya prioridad es el amor y la atención hacia sus hij@s, sin importar las adversidades que aparezcan en el camino. De todo corazón, a esos padres, nuestras más sinceras felicitaciones y nuestro absoluto agradecimiento. 

Pero también, muy especialmente, felicitamos a aquellas mujeres que cumplen, además de sus funciones de madre, con el rol de padre. Nuestro mayor reconocimiento en esta fecha, por la entrega y dedicación que ponen día a día en la labor de criar a sus hij@s de manera integral. 


((()))

FUENTES:


martes, 11 de junio de 2013

Hola papá, soy Natalia: El rechazo de un padre a su hija




El día del padre es un día conmemorativo en el cual se celebra al padre dentro de la familia, con la intención de honrar la paternidad y la influencia del hombre en la vida de sus hijos. En México, como en otros países Latinoamericanos, el Día del Padre se celebra el tercer domingo de Junio. Es una fecha que complementa al Día de la Madre, donde también se busca honrar el papel de las madres.

Y al igual que el Día de la Madre, muchas familias acostumbran reunirse y realizar alguna convivencia para celebrar a los padres, abuelos, padrastros o a la figura paterna que cumpla o asuma dicho papel. 

Cabe mencionar que poco a poco, la visión tradicional de la paternidad ha ido cambiando. Actualmente muchos hombres buscan participar de manera más activa e integral en el desarrollo de sus hijos, dejando de ser únicamente proveedores. Sin embargo, todavía existen muchos padres que siguen manteniéndose al margen del crecimiento de sus hijos y, peor aún, sigue habiendo padres irresponsables, ausentes, abandonadores y que no cumplen con las obligaciones y responsabilidades emocionales, económicas o del tipo que sea,   que los hijos requieren. 


En muchos, muchísimos hogares del mundo, incluyendo México, las mujeres son quienes cumplen con este doble rol, y son ellas quienes merecen el doble festejo o celebración, así como todo el amor y reconocimiento.


Desde este espacio, queremos reconocer y felicitar a aquellos padres que, de palabra y de hecho, realmente cumplen con su papel de paternidad. 


Manifestamos nuestro más sincero respeto y agradecimiento…

…A aquellos hombres que aman, respetan y protegen a sus hijos, sin importar la edad que tengan, brindándoles atención, cariño y estabilidad emocional…

…A quienes, amorosamente, enseñan a sus hijos con su ejemplo los principios y valores que deben regir en su vida…

…A los que fomentan los ideales, sueños y metas de sus hijos, guiándolos, apoyándolos y forjándolos en cada etapa de su vida…

…A los que día a día, crean la oportunidad para dedicar tiempo, amor y paciencia a sus hijos, fortaleciendo así la seguridad y la confianza que los hijos deben tener en sí mismos;

…A esos padres que han enseñado a sus hijas e hijos el valor y el respeto por uno mismo, especialmente, a aquellos hombres que con su comportamiento, sus palabras y sus pensamientos, enseñan a las hijas e hijos a respetar a los demás, sobre todo, a las mujeres.

A TODOS ELLOS: 
¡¡FELIZ DÍA DEL PADRE!!


Sin embargo, como decíamos en un principio, no todo es miel sobre hojuelas, ni todos los padres son sinónimo de responsabilidad, amor y buen ejemplo….lamentablemente, esa es una realidad en muchos hogares del mundo. Y precisamente en esta ocasión,  compartiremos un caso que ilustra un poco esa realidad. 

Este espacio siempre ha estado abierto para todas las mujeres que deseen expresarse o compartir alguna experiencia, y lo hemos demostrado con varias publicaciones a lo largo de estos años. Es por eso que hoy, y con motivo de resaltar los valores que los padres, amorosamente,  deben forjar en los hijos en cada etapa de la vida, cedemos el espacio a una persona muy cercana a esta servidora, quien solicitó de forma insistente poder dedicar a su padre unas breves palabras a través de una emotiva carta.

Adelanto que no se trata de una típica carta llena de reconocimientos y agradecimientos a un padre que se lo merece (los elogios y reconocimientos son válidos cuando se ganan con el comportamiento), sino más bien se trata de un texto donde la autora describe, desde su propia experiencia y de forma sencilla, honesta y valiente, el desamor y la indiferencia que un padre, consciente o inconscientemente, puede ser capaz de transmitir a un hijo, dañando así la autoestima, la seguridad y, muchas veces, la vida misma de quien lo percibe. 

Natalia, la autora de la carta, eligió este medio para compartir una parte de su vida, donde refleja algunos momentos de dolor y decepción, mismos que la han impulsado a salir adelante….No juzga a su padre, solo reconoce el gran vacío emocional que él le mostró repetidamente durante una etapa de la vida en que ella más lo necesitaba….Tampoco es un reproche, simplemente es reconocer el verdadero papel que, como padre, ese hombre ha demostrado.

Ella espera que al compartir una parte de su vida a través de esta breve carta, muchos padres (y madres), reflexionemos y valoremos la primordial importancia que los sentimientos y emociones de los hijos tienen y que, muchas veces, son minimizados, ignorados o considerados como objetos de burla. 

Natalia nos dice:
Espero de todo corazón que otros padres puedan entender que sus hijos, independientemente de su edad, tienen sentimientos, emociones y necesidades afectivas que no pueden ser reemplazadas ni ignoradas. Sentirnos rechazados por nuestros propios padres, es muy doloroso y hasta peligroso. A mí me ha dolido sentir el desamor de mi padre, pero lo he tomado como un reto para fortalecer mi dignidad y el amor por mí misma; he aprendido a valorar a aquellos que de verdad me aman y  a dar mi apoyo a quien me necesite, ya sea con una palabra o de la forma en que pueda demostrar mi solidaridad. Sin embargo,  habrá niños y jóvenes que no sepan cómo encauzar el dolor que ocasiona el rechazo de un padre, y recurrirán a salidas falsas que solo los hundirán aún más en un mar sin fondo, muchas veces con consecuencias irreversibles o fatales

Sin más, dejemos que sea ella misma quien exprese sus sentimientos con sus propias palabras. No espera que su padre lea esta carta, solo desea abrir su corazón y compartir la fortaleza que, desde el dolor, la ha hecho resurgir y convertirse en la maravillosa jovencita que hoy es, aunque sabe que con tiempo y esfuerzo, debe ir mejorando hasta realizarse como un buen ser humano y, tal vez en un futuro, en una amorosa madre…. 

 CARTA A MI PADRE
Hola papá, soy Natalia… 
Hace algún tiempo que no nos hablamos, pero te quiero agradecer todos los años que estuvimos juntos,  principalmente el año que vivimos  tú y yo, solos, y que no fue hace mucho, fue después de que mamá y tú se separaran. En ese tiempo me enseñaste muchas cosas, en especial, cómo debe ser un buen padre.  
Aprendí que un buen padre es aquel que nunca abandona a su hija, que por más planes que tenga como persona, siempre tendrá tiempo para escuchar, consolar, dar una palabra de aliento, para abrazar, o inclusive, para compartir un silencio.  
Sin embargo, papá, gracias a tu evidente frialdad, abandono y falta de afecto hacia mí, pude darme cuenta de lo que es un buen padre, y dolorosamente descubrí que tú… no lo eres. 
Durante ese año que vivimos juntos, sin mi mamá, me sentí muy frágil, indefensa, sola, deprimida, y con todo el dolor de mi corazón debo admitir que no pude encontrar un refugio en ti, ya que cada vez que me acercaba a pedirte ayuda, intentando sentirme fuerte, fui rechazada, ignorada e intercambiada por tus “otros planes”. Sin mencionar las veces que me humillaste con frases como “Mira qué pareces así de gorda!” o “Tengo otros planes, no puedo estar contigo”, o aquellas veces que me quedaba sola, con ganas de un consejo o una palabra de aliento, y ni siquiera te diste cuenta,  porque te ibas de vacaciones a Los Cabos, a Can Cún o a otros sitios con otras personas más importantes que yo… ¿te acuerdas papá?  
Sabes que todo lo que  estoy diciendo es verdad, aunque no imaginas la tristeza que me daba cada vez que me acercaba a ti, y tú siempre me evadías. Tampoco imaginas las veces que tuve que contener las lágrimas cuando veía el gran amor que los papás de mis amigos podían ser capaces de transmitirles, mientras a mí me invadía una gran soledad.  Y no te confundas papá, no lo demostraban con dinero ni cosas materiales, sino con amor, comprensión, solidaridad, tiempo, dedicación, atención, entre otros valores y afectos. 
Pero ¿qué puedo esperar de un padre que, mientras viví en “su casa” (como tú siempre la has llamado), solo me dio la espalda?, ¿qué puedo esperar de un padre que ha sido capaz de despojar a su propia familia, que la ha humillado de muchas formas y que constantemente pretende hundir a quien le dedicó muchos años de su vida, en la más absoluta de las ruindades? ¿Qué se puede esperar de alguien tan impasible?, ¿cómo puedes vivir tranquilamente, sabiendo que es  a costa de otros? 
No lo sé, pero estoy convencida que un verdadero padre nunca tendrá el deseo y, mucho menos,  la justificación para abandonar a un hijo, aunque éste haya cumplido la mayoría de edad, pues existen responsabilidades que van más allá de las materiales, como las morales y emocionales, y de todas ellas, tú eres omiso.  
Hasta ahora, no te ha preocupado saber si como, si me he enfermado, si estudio, o cómo me siento. No, no te lo voy a decir, como tampoco te voy a decir si tengo trabajo o no, porque sé que eso lo estás investigando a través de tu abogado, metiendo oficios, demandas, acusándonos de puras falsedades y solicitando información de mi persona, con el único fin de que yo no te pida nada…¡No dejas de sorprenderme papá!. Se supone que un padre no busca perjudicar a sus hijos en ningún momento y de ninguna forma… ¿por qué lo haces tú?   
Tu proceder es un golpe más al corazón, aunque sé que eso es lo que menos te importa.
Tú sabes que yo no tengo nada que te pertenezca y, hoy por hoy, no te pido nada, y no porque me sobren los recursos, al contrario; pero estoy consciente que  mi dignidad y el respeto por mi misma están por encima de todo, incluso de ti, mi propio padre. 
Entiende que las cosas materiales van y vienen, pero las heridas emocionales se quedan para siempre en el alma.... Me da mucha tristeza que a estas alturas de la vida no me conozcas, pero estás equivocado papá, yo no te he pedido nada (ni material ni emocional) y no pienso hacerlo, así que quédate tranquilo. 
Cada quien da lo que tiene en el corazón y créeme que si algún día tengo la dicha de ser madre, lo último que deseo es parecerme a alguien como tú, mi padre,  que solo cree en el valor de las cosas materiales, y que busca a toda costa, pasando por encima de quien sea, su propio bienestar. ¡¡Qué pena, papá!! 
Por último, orgullosamente y con la frente en alto, puedo decir que lo que yo he hecho por ti,  mi padre, ha sido salir adelante por mis propios medios, sin pedirte ni quitarte nada. Me basta la eterna compañía de la mujer que me dio la vida y a la que tanto odio le tienes. 
No espero que me respondas, es más, ni siquiera espero que leas estas líneas, lo único que deseo es que nos dejes hacer nuestra vida, a mi mamá y a mí, y que tú hagas la tuya, dejando tus “rencores” a un lado. 
Papá, deseo de todo corazón, que si la vida te vuelve a dar la maravillosa oportunidad de ser padre, esta vez ¡sí sepas aprovecharla! 
Con todo el dolor de mi corazón, tu hija Sara Natalia C. Díez. (Así, sin tu apellido)

MUJER:

No tengo más palabras qué decir en esta ocasión. 

Solo reitero mi más sincera felicitación por este día 
a los padres (a los verdaderos padres) que arropan a sus hijos 
con amor, respeto, atención, comprensión y con  valiosos ejemplos positivos. 




Fuentes:


((()))

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