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jueves, 6 de octubre de 2011

¡¿Dónde está Cristina?!... El silencio estremecedor de la impunidad responde



Ante el desesperado grito de impotencia, la impunidad responde con su estremecedor  silencio.


Hace algunos meses escribí un artículo sobre la valentía de una mujer: Grettel, una mexicana, sobreviviente de un feminicidio. Hace dos años, ella vivió en carne propia el salvajismo de un sujeto agresor, quien la dejó marcada de por vida. Hoy, Grettel continúa padeciendo los estragos de aquella vivencia, así como con su lucha por evitar la impunidad y alcanzar la justicia anhelada y merecida. Por decisión del destino, Grettel logró conservar su vida y, gracias a su valentía, ella pudo contar su amarga experiencia.

Sin embargo, lamentablemente, no todas las mujeres que son víctimas de sus parejas, corren con la misma suerte. 

Admito que desde hace varias semanas había tenido la seria intención de escribir sobre este caso, el de una mujer guatemalteca víctima de la violencia machista de su esposo, quien, supuestamente, ejercía contra ella cualquier cantidad de abusos y agresiones de forma cotidiana. Y digo supuestamente, porque él desapareció "misteriosamente" y, lo peor de todo: ella ya no puede contar su historia. 

Este artículo forma parte de la sección MUJER con J de ¡JUSTICIA!, pero opté por escribirlo de forma independiente, debido a varias razones: 

La cantidad de información que regularmente circula por múltiples medios de comunicación, los inexplicables sucesos, al carente y lejano esclarecimiento del caso, a los raros manejos que se han presentado durante el proceso, a sus complicaciones desde que comenzó hasta la fecha, a la aparente complicidad y protección del principal sospechoso y a las ocultas e injustificables razones que, hasta el día de hoy, existen sobre lo que en verdad sucedió con una mujer que, repentinamente, desapareció de la faz de la Tierra.

Todo lo anterior me obliga a compartirlo individualmente, convirtiéndolo en un artículo específico, con la firme convicción de analizarlo y reflexionar sobre la situación que padecen miles de mujeres. Como siempre, esta entrada está documentada y fundamentada con fuentes de información fidedignas, tales como artículos informativos, noticias en la red, periódicos, videos, entrevistas y demás información al alcance de cualquier persona que desee saber sobre el caso.

Es un grito desesperado por difundir y denunciar el sufrimiento de un ser humano que, injustamente, ha sido víctima de violencia de género… es un grito por exigir justicia y un alto a la violencia que todas las mujeres merecemos.

Las nacionalidades de las mujeres, víctimas de violencia, es lo de menos. No importa que sean mujeres maltratadas o asesinadas de orígenes y culturas distintas, pueden ser guatemaltecas, salvadoreñas, hondureñas, españolas, argentinas, uruguayas o mexicanas. Lo que importa es que somos mujeres, y por lo tanto, somos vulneradas, ignoradas y discriminadas en cualquier sentido. Tampoco interesa la posición social, la educación, el nivel socioeconómico, la profesión ni la edad. Los nombres pueden variar: Mindi, Cristina, Grettel, Norma, Paula, Jennifer, Marisela, Rubi, Graciela, Fátima, Alí, Uly, Karen o cualquier otro. Lo que importa, una vez más, es que somos mujeres.

El 7 de Octubre se cumplen 3 meses de su desaparición, y hasta el día de hoy se desconoce lo que pudo ocurrir con ella. Su nombre:
Cristina Siekavizza.



Su historia, como la de miles de mujeres alrededor del mundo, se ha convertido en un estandarte, un emblema para exigir justicia por ella y por todas las demás que diariamente sufren maltratos, viviendo en constante peligro en sus propios hogares y con sus propias parejas.

Yo no conocí a Cristina, ni siquiera soy guatemalteca, aunque insisto, la nacionalidad en estos casos se convierte en una característica sin importancia. Mi país es México, una nación donde las mujeres también conocemos de injusticia, de impunidad, de asesinatos y de violencia en todas sus expresiones en contra del género femenino. Tristemente, en mi país como en muchos otros de América (y del mundo), la tasa de violencia y de feminicidios es elevada y recurrente…y por lo visto, las medidas, campañas, leyes nacionales y tratados internacionales que se firman, no sirven de nada, pues la violencia, los abusos y los crímenes continúan de forma incontrolable.

JUSTICIA vs. IMPUNIDAD= IMPOTENCIA
¿Qué significan esas palabras con las cuales las mujeres estamos tan familiarizadas cuando se habla de violencia?

Según el diccionario RAE:

JUSTICIA: Virtud que inclina a dar a cada uno lo que le pertenece o lo que le corresponde. (Ecuanimidad, imparcialidad, honestidad)

IMPUNIDAD:  Falta de castigo. (Exención, liberación)

IMPOTENCIA:  Falta de poder para hacer algo. (Imposibilidad, incapacidad)

Este artículo está escrito precisamente con ese sentimiento de impotencia, de indignación, de sorpresa absurda al ver la indolencia, ineficacia, corrupción y tolerancia de las autoridades, así como de la quietud de la misma sociedad. Alrededor del caso, todo son sospechas, ocultamiento de información, obstrucción de justicia de los principales implicados, complicidades, tráfico de influencias, mentiras…y mientras todos esos ingredientes se mezclan y confunden, Cristina sigue desaparecida. 

Convenientemente, su principal sospechoso y un par de inocentes víctimas, los hijos de ambos, también lo están.


Resulta increíblemente absurdo que la violencia contra las mujeres en este siglo, se incremente y se ejerza cada vez con mayor saña y odio mientras que los avances tecnológicos, sociales, culturales y jurídicos, supuestamente, se imponen con el paso del tiempo.

La misoginia y el machismo de los agresores, de la cultura y, muchas veces, de las mismas autoridades, impulsan a que los insultos sean perdonados hasta volverse incontrolables y llegar al feminicidio.

Ceder, perdonar, complacer y anular la voluntad de las féminas son estereotipos de género, cuyo único objetivo es el de mantener y favorecer los caprichos, la felicidad y el progreso de los demás, menos el de ellas mismas. 

Hacer a un lado los sueños, la propia voluntad y los proyectos personales en nombre de la “unión familiar” y del amor a los seres queridos es un reflejo de egoísmo y abuso hacia quienes están educadas como seres dependientes y sumisos. Desde los primeros síntomas de violencia sutil que se ejerce contra las mujeres, se comienza a destruir la autoestima, la dignidad y el equilibrio emocional, culminando con la salud mental, física y hasta con la vida de muchas mujeres. Los micro machismos y controles solo buscan someter y comprobar la superioridad del más fuerte, del más abusivo, del más inseguro... del más cobarde.

Los estigmas que prevalecen , obligan a las mujeres a quedarse calladas, a no hablar y, mucho menos, a denunciar situaciones inverosímiles que padecen en sus hogares y a manos de verdugos con quienes las une un vínculo legal, sentimental, económico y los mismos hijos.

El presente artículo está escrito en base a fuentes de información digitales de medios cibernéticos conocidos por todos. Es una recopilación de datos, desde el inicio de la desaparición de Cristina hasta el día de hoy. Pretendo ser objetiva, clara y real al presentar una compilación de los hechos que se han presentado a lo largo de estos tres meses. 

La información está estructurada para contar la historia de Cristina… La que ella jamás podrá contar.

LA BREVE VIDA DE CRISTINA:
Cristina Siekavizza Molina de Barreda nació el 9 de diciembre de 1977. Sus ojos almendrados es la característica física que más resalta. En su adolescencia, fue campeona nacional de natación.

Es egresada del colegio Monte María. Profesional universitaria, graduada de la Universidad Francisco Marroquín, trabajó en Bancafé por cuatro años, desde que se graduó hasta que su primer hijo nació. Se caracteriza por ser una persona perseverante, que alcanza sus metas. 


Se casó el 15 de marzo de 2003 a los 25 años, con Roberto Eduardo Barreda de León. Mujer dedicada a su esposo y a sus hijos. 


Su primer hijo, Roberto José Barreda Siekavizza, nació el 5 de julio de2004. Actualmente tiene 6 años de edad. Su hija nació el 20 de octubre de 2007 y la sacó adelante, ya que nació prematuramente, de 6 meses y pesó 2 libras 15 onzas. María Mercedes Barreda Siekavizza, actualmente tiene 3 años de edad. 


Cristina Siekavizza no era una mujer que tuviera libertad de actuar. Dedicada a su familia, era muy reservada y cariñosa con sus hijos, se dedicaba a sus labores domésticas, siempre mantenía una rutina estricta, ordenada y planificada; porque se levantaba a las 7:30 de la mañana les daba el beso a sus hijos y se iba a realizar sus ejercicios.

Cristina, desapareció inexplicablemente  el 7 de Julio de 2011. En el transcurso de los días se han hecho investigaciones que dan base para sostener que Cristina Siekavizza era víctima que violencia intrafamiliar. El día que desapareció aparte del esposo, nadie más da razón de haberle visto. 

Norma Cruz, directora de Fundación Sobrevivientes, y familiares de Cristina Siekavizza, indican que Roberto Barreda de León, su esposo, es una persona violenta y con aires de superioridad. Hay antecedentes de una serie de problemas con vecinos del condominio Los Manantiales, donde residían. En tanto la desaparecida siempre se reservó los problemas que la aquejaban. 

Según Cruz, la hipótesis que manejan es de un Femicidio:

Para nosotros es un femicidio, porque no es posible que una persona pueda desaparecer solo por sí, creemos que todo estos hechos se dieron por la violencia con la que vivía la pareja, hasta el hecho que ni los propios padres sabían la situación familiar de Cristina.” 

CRISTINA,  UNA MUJER MALTRATADA:

 Juan Luis Siekavizza Girón, padre de Cristina, afirmó que su hija era sometida a maltrato psicológico y económico por parte de su esposo, Roberto Eduardo Barreda de León. 

Según Siekavizza Girón, quien se presentó a la audiencia de primera declaración de Petrona Olga Say Velásquez, en el Juzgado Décimo Penal, afirmó que su hija era víctima de agresiones. 

Respecto de la violencia psicológica, Siekavizza Girón refirió que a Cristina le eran restringidos los movimientos fuera de su vivienda, ubicada en la carretera a El Salvador. 

En ocasiones solo le permitían movilizarse al centro de la ciudad, una vez por semana. “Si ya fuiste una vez, ¿por qué vas a volver a salir? Es mucho gasto de gasolina”, le decía Barreda de León a su hija, expuso.

Agregó que también tenía restringida las visitas de sus amistades. 

El padre de Cristina contó que a ella le daban muy poco dinero para asumir los gastos de la familia. “Le daba Q500 como gasto para adquirir las cosas de la casa, cada mes”, dijo. 

El esposo le entregaba esa cantidad a Cristina, ya que estaban en un plan de austeridad porque, según él, estaba ahorrando para comprar una casa. 

Sin embargo, en una ocasión compró unos boletos para viajar en un crucero. 

Eso generó una discusión, cuando ella se molestó con él y le reclamó que si estaban ahorrando, por qué había programado ese viaje. 

Al parecer, Barreda de León le respondió que no era “tan caro”. 

Ella se fue a averiguar al internet y se dio cuenta de que el valor que le dijo era tres veces más caro de lo que le mencionó”, contó Siekavizza Girón.

Lo que descartó el padre de Cristina es que haya sido sometida a maltratos físicos. “Ella en ningún momento se quejó de una situación de esas”, afirmó.  Agregó que la relación que ellos mantenían con Barreda de León era distante y de respeto.

Él mantenía mayor relación con sus padres, por lo que mi hija se mantenía con más frecuencia con la familia de su esposo”, manifestó Siekavizza Girón.

La farsa del esposo...

Roberto Barreda exigió la aparición de su esposa Cristina Siekavizza, el 8 de agosto pasado. 

Él relato que Cristina tuvo un aborto natural en diciembre de 2010 lo cual la hizo entrar en depresión, pero asegura que “la etapa más crítica ya había pasado. En abril, cuando se supone nacería nuestro tercer hijo, fue cuando a ella más le afectó”, comenta. De hecho, estaba bajo tratamiento psiquiátrico y el médico les había recomendado a ambos que viajaran juntos para superar el duelo del bebé.

Nos fuimos solos a Belice”, relata Roberto, quien muestra un álbum fotográfico con momentos de ese periplo. “Mis hijos se quedaron con mis padres”, añade. 


Beatriz de León, madre del esposo de Cristina, dice con voz entrecortada: Estamos muy afectados”. Ella y su esposo se encontraban en Moscú, cuando fueron informados de la noticia y tuvieron que regresar de inmediato.

Una semana después de que desapareciera Cristina, el 7 de julio recién pasado, el padre de ella discutió con Barreda de León por teléfono. En esta conversación, Siekavizza Girón le habría dicho que si no le entregaba a sus nietos, de 4 y 7 años, se los quitaría por la vía legal.

Esa situación motivó que Beatriz Ofelia De León, madre de Barreda de León, presentara medidas de seguridad a favor de su hijo, en un juzgado de Paz. 

El juzgador resolvió que el abuelo materno no podía acercarse a los niños por un período de seis meses. En caso de incumplir con esa disposición, sería procesado por el delito de desobediencia. 

Sin embargo, Barreda de León desapareció junto con los menores, pocos días después. 



Ante esa situación, el Ministerio Público ha efectuado más de ocho allanamientos en su búsqueda, pero hasta ahora han sido infructuosos.

Informaciones de prensa aseveran que desde el viernes 6 de agosto los hijos de Cristina están con paradero desconocido, igual que el esposo. Esto motivó que se activase una alerta Alba Kenneth, para poder dar con los menores.

Petrona Say,  pieza clave de la investigación:
Petrona Olga Say Velásquez, de 24 años, empleada de la familia Barreda Siekavizza por 6 años, fue capturada y quedó vinculada a proceso, el cargo: encubrimiento.




El proceso fue declarado en reserva por Verónica Galicia, jueza décima Penal. Según el Ministerio Público, Say Velásquez conoce el paradero de Roberto Eduardo Barreda de León y sus dos hijos.

Ella estaba con ellos el miércoles, el último día que fueron vistos. Afirma que su jefe sólo le dijo que iba a cenar con sus hijos, pero ya no regresó. Say Velásquez señaló que ha trabajado con la familia Barreda Siekavizza por más de seis años. 

En la búsqueda de Siekavizza se han cateado 14 viviendas y cinco más, en búsqueda de los menores, quienes habrían sido sacados del país el viernes último por Barreda de León, quien estaba arraigado.

Actualmente se hacen todos los esfuerzos posibles para conocer lo que sucedió con Cristina así como establecer la ubicación de los niños y su bienestar.


PERFILES: 
Es importante dar a conocer quién es la víctima en cada hecho de violencia que se da contra la mujer y evitar las estigmatizaciones de la afectada. Es necesario conocer los pefiles de cada uno de los involucrados (víctima y agresor).

En este caso, conocer quiénes eran Cristina Siekavizza y Roberto Barreda, es esencial para identificar el tipo de violencia que afectaba el hogar y los hechos de la vida diaria que indicarían que Barreda es una persona misógina. 

La violencia intrafamiliar no tiene estatus social, porque vemos que ahora una joven mujer está desaparecida. Es difícil identificar la violencia, ya que Cristina era una mujer reservada, dedicada a su familia, pero, cuando algo no le parecía o le molestaba se lo decía a su esposo, pero en tanto jamás se supo que ella –Cristina- era objeto de violencia por parte de su esposo”, dijo Norma Cruz, directora de la Fundación Sobrevivientes. 


Cristina:



La información que se tiene sobre el perfil de Cristina Siekavizza, indica una dinámica de mucho control en su vida, no era una mujer que tuviera libertad de actuar, dedicada a su familia, muy reservada y cariñosa con sus hijos, se dedicaba a sus labores domésticas siempre mantenía una rutina estricta, ordenada y planificada. El nacimiento de su hija María Mercedes, que fue prematura, ocasionó una lucha constante para lograr salir de la crisis. Desde entonces, Cristina trabajó en fundaciones de niños prematuros. 



Susana Siekavizza recordó que su hermana era una mujer alegre y dedicada a sus hijos, un niño y una niña.

Sus amigas comentaron que la última vez que se reunieron con Cristina, en abril último, la notaron distinta. Afirmaron que en esa ocasión les comentó que su esposo le exigía que se embarazara, pero por recomendación del médico, se negaba.

Roberto:
En tanto de Roberto Barreda de León se dice que es una persona misógina, ya que tenía preferencia por su hijo Roberto José; era violento con su esposa, ya que la tenía en una dinámica de opresión, de violencia psicológica, de violencia sutil,  que cualquier persona podría estar viviendo y no identificarla. 

Barreda tiene aires de superioridad, tuvo una serie de problemas con vecinos del condominio Los Manantiales, donde residían. Tuvo conflicto con un Policía Municipal de Tránsito al cual le sacó el arma, así también amenazó a los jardineros y a los que cuidan el sector, ya que habrían colocado veneno para matar ratas y les responsabilizó por si algo les pasaba a sus perros. 


Además, Barreda siempre se mantuvo bien vestido con ropa cara, en tanto Cristina, mantenía la misma ropa y zapatos, dándole un gasto mensual de 500 quetzales, para la comida. 



Según Rodolfo Díaz, abogado de la familia, Barreda trabajaba en una empresa de telefonía celular, que por mantenerse en reserva el caso no daría mayores datos. 

La infancia de Roberto
Su día comenzaba muy temprano, cuando el autobús del colegio lo pasaba a recoger por su casa, en pleno Centro Histórico, en las cercanías de la Hemeroteca Nacional. Corrían los años ochenta.


Era un niño risueño, muy noble, admiraba la cultura alemana y era amante de los perros. Una niñez sin preocupaciones, con viajes frecuentes y acompañado a todos lados por su gran amiga: Sandy, una perra collie (pelo largo), a la cual quería más que a nada. Así era la vida de Roberto Eduardo Barreda de León, esposo de Cristina Siekavizza. 

Él había comenzado el kinder en el Colegio Metropolitano, pero sus padres creyeron que la colegiatura era innecesariamente elevada, y optaron por trasladarlo al Liceo Javier, otro prestigioso colegio guatemalteco. 

Una bandera de Alemania colgaba en su habitación. Su círculo familiar, conformado por su hermana menor, Laura, y sus padres, Beatriz Ofelia de León y Roberto Barreda Valenzuela, ambos juzgadores con una larga trayectoria judicial, era poco cariñoso y distante, pero a la vez unido.

El fútbol era su juego preferido por las tardes. Como estudiante superaba al promedio, muy ordenado y meticuloso.

Al pasar los años, 2 cualidades destacaban y persistían en la personalidad de Roberto: era un niño tan ambicioso que a los 14 ya se había trazado una meta: ser millonario antes de los 30. Con los años, las personas que lo conocieron dicen que “el dinero era su obsesión”. 

La segunda: era un niño muy devoto de la religión católica, las procesiones ocupaban gran parte de su vida. Esta última cualidad era quizá la más fuerte, porque en una ocasión pagó con su dinero los turnos para que sus amigos acudieran a levantar andas. Mientras sus compañeros ya adolescentes tenían discos de rock, él escuchaba marchas de procesianales.

Según el círculo estudiantil que conoció a Roberto, no era un adolescente violento; al contrario, era un poco miedoso. Solo una vez sorprendió a sus compañeros cuando le devolvió un manotazo a un maestro de inglés que le pegó con una regla.


Su relación con Cristina:

Roberto Barreda se enamoró de Cristina desde el primer momento. Cuando la conoció, como ella tenía novio, él, muy inteligente, se hizo muy amigo de su hermano Juan Carlos. Frecuentaba la casa de los Siekavizza como su gran amigo; sin embargo, su objetivo era ver a su hermana. Roberto esperó que esa relación terminara para declararle su amor. 


Fueron novios durante un período menor de 6 meses y se casaron. Sus familiares estaban felices, porque el primer novio de ella no los convencía. Estaban contentos porque ya era amigo y su espera (de casi un año) había demostrado que realmente la quería.


Sin embargo, en la búsqueda de respuestas, en una reunión familiar, los seres queridos de Siekavizza cuestionaban que “nunca vieron a Roberto ofrecerle alguna expresión de cariño a su esposa”, detalle que ahora cobra relevancia. El círculo de la víctima no duda de que Roberto Barreda es culpable de su desaparición y posible muerte.

Una fuente cercana al círculo de la familia Siekavizza confirmó que hace algunos meses Cristina ya estaba decidida a ingresar una demanda de divorcio, solo estaba esperando que una amiga suya que era abogada, quien se encontraba en Costa Rica, regresara al país para asesorarla.


Algunos vecinos del Condominio Los Manantiales lo describen como una persona conflictiva, ya que afrontó diversos problemas mientras vivió en ese lugar hasta antes de la desaparición de su esposa.

Amigas de Cristina aseguran que la empleada doméstica Petrona Say Velásquez declaró en el juicio que la mujer murió la noche del 6 de julio debido a golpes propinados con un bate. Esto no ha podido confirmarse, porque el caso se encuentra en reserva.

Roberto, el padre y esposo tacaño:
No solo los familiares de Cristina Siekavizza afirman que Roberto era un hombre tacaño. “Cristina usaba una camioneta último modelo, pero no tenía gasolina para echarle, porque Roberto le restringía mucho los gastos”, dijo un familiar. 

En su juventud, en la Universidad Rafael Landívar (URL), mientras cursaba la carrera de Administración de Empresas, con sus compañeros fueron a “ tomar algo en El Reducto, un lugar que queda cerca de la U”. En esa oportunidad Roberto los acompañó, pero se fue sin pagar su cuenta. Esa actitud le valió algunos enemigos y muchos se alejaron de él. 

En su juventud, le decía a sus amigos: “No me gusta ir a gastar al cine, para eso estoy pagando cable”.


Personas allegadas a la familia cuentan que Roberto no tenía mucha paciencia con los niños. Con demasiada frecuencia se veía que “les jalaba las orejas o les daba de pellizcos”. Una persona que prefirió no dar su nombre y que le conoce, dijo: “Yo no creía que él hubiese hecho algo así, no era una persona violenta, pero desde el momento que se fue, se echó demasiado color de que él había sido el responsable de la desaparición de Cristina”.

Según Norma Cruz, representante de la Fundación, se determinó que Barreda de León desprecia a las mujeres y que estaba acostumbrado a llevar un ritmo de vida por arriba de sus posibilidades económicas. Además, lo identifican como una persona violenta, que en una ocasión amenazó con una pistola a un agente de la Policía de Tránsito. 

HECHOS:

La discreción con que se ha manejado el proceso permitió a los fiscales obtener información de cómo ocurrieron los hechos y efectuar varias capturas.



Uno de los detalles obtenidos por los fiscales es la confirmación de que la noche del 6 de julio último, vecinos de Siekavizza escucharon una fuerte discusión entre ella y su esposo, Roberto Barreda. 

Las pesquisas establecen que ella salió al balcón de su habitación a pedir ayuda, a gritos.

Cobardía colectiva. 
Es el término que viene a la mente ante la inacción de los vecinos y testigos que escucharon o vieron gritar desde su balcón a Cristina Siekavizza la noche de los sucesos que acabaron con su vida.

¿Cómo puede cualquiera permanecer impávido ante una situación similar?...  Por cobardía. 


Somos agresivos y abusivos para insultar a los demás; pero si se trata de auxiliar a otro, entonces “mejor no me meto”. “Me puede pasar algo”.

Excusas. Carecemos de la más mínima solidaridad. A quienes no quisieron intervenir pudiendo haberlo hecho, ¿podría señalárseles de corresponsabilidad o hasta silencio cómplice?



Desaparecida y sin pistas
Según la investigación, basada en el testimonio de Roberto, el jueves 7 de julio, la víctima salió de su residencia, ubicada en el condominio Los Manantiales, carretera a San José Pinula, a eso de las 6:45 horas. Nunca regresó a su casa.

Su esposo fue el último en verla. Los videos de la garita de seguridad del condominio registraron el ingreso de Cristina un día antes, a eso de las 14 horas, pero no registran ningún egreso. Oficialmente el residencial tiene un solo lugar para entrada y salida, aunque Roberto dijo haber identificado un punto ciego y otro portón donde no hay controles. La garita es monitoreada las 24 horas por cámaras de vigilancia.

Nos vemos”, fueron las últimas palabras que Cristina le pronunció a su esposo. Las dijo sin mucho afán y sin mayor entusiasmo, con la actitud de quien regresará a casa minutos más tarde. Pero tal cosa no sucedió.

Los guardias de seguridad patrullan en bicicleta desde tempranas horas (el recorrido lo inician a las 5:30 horas), no le vieron. El condominio cuenta con 400 casas, 200 lotes baldíos y una área verde de 43 mil metros cuadrados. El residencial está compuesto únicamente por 7 avenidas y 10 calles.

Sus hijos tampoco le vieron esa mañana. Susana asegura que habitualmente ella se despedía de sus hijos, previo a que se fueran a estudiar. La empleada doméstica, responsable de preparar el desayuno de los infantes tampoco le vio.

¿Cómo se desaparece una persona a plena luz del día, sin ser vista por nadie en un lugar tan reducido? Esa es la pregunta que deben responder las autoridades.

Su padre Juan Luis comenta que a diferencia de lo que se ha publicado en los medios de comunicación, la conducta de Cristina, de ese último día en que fue vista con vida por su cónyuge, no responde a su verdadera rutina. Tal teoría es respaldada por su hermana, Susana, quien afirma que la víctima no solía levantarse antes de las 7 horas y mucho menos salir a caminar. Su esposo sin embargo comenta que por recomendaciones médicas ella recientemente había decidido salir a meditar a las áreas verdes de la colonia.

Según datos recabados por el MP, Cristina supuestamente visitó las áreas verdes del condominio durante esa mañana. La caminata de Cristina desde su casa a ese lugar debió haber durado unos 10 minutos a juzgar por la distancia. Lapso de tiempo que hubiese permitido que alguien la viera, pero eso no ocurrió.

Otra situación establecida por las pesquisas es que el cuerpo de Siekavizza fue sacado de su vivienda, en San José Pinula, el 7 de julio, y se presume que fue en el momento en que Barreda llevó a sus hijos al colegio. Durante la reserva se localizó el automóvil utilizado para el traslado del cadáver.

El Sistema de Posicionamiento Global (GPS, en inglés) demuestra que Barreda se movilizó por varios lugares, con la finalidad de deshacerse del cuerpo de su esposa, pero finalmente lo pudo haber lanzado en la ribera del río Motagua, cerca de El Progreso, en donde un grupo de buzos continúa la búsqueda.

INVESTIGACIÓN:
El día que Cristina desapareció, su hermano mayor, Juan Carlos, se apersonó a la Fiscalía de San José Pinula a presentar una denuncia verbal por la desaparición. Dicha queja consta en el expediente MP-001-2011-66170, el cual fue remitido a la Fiscalía contra el Crimen Organizado.

Preliminarmente, según comentan investigadores, se había manejado la tesis de que Cristina tenía problemas emocionales. No obstante, dicha teoría resulta ofensiva para la familia Siekavizza, pues aunque reconocen que la víctima acudía al psiquiatra también indican que ella se encontraba emocionalmente estable.

Mi hermana no es de esas mujeres que serían capaces de abandonar su hogar. Es una mujer de familia dedicada al cuidado de sus hijos”, dice Susana. 

Algunos medios de información, intentaron consultar al médico tratante; sin embargo, este se negó a proporcionar información, aduciendo que no era ético trasladar datos sin el consentimiento de la paciente. “Lo haría solo por medio de orden de juez”, dijo el galeno.

Limpian evidencias
Los investigadores establecieron que Barreda contrató a una empresa especializada para limpiar la escena del crimen.

Además, cambió las alfombras al vehículo que utilizaba, propiedad de la empresa en que laboraba.

Negligencia de la fiscalía
Pese a que las primeras 72 horas son vitales para esclarecer un caso, el MP solicitó 3 semanas después de la desaparición de Cristina la prueba de Luminol (utilizada para buscar rastros de sangre u otros fluidos) en el interior de su casa.

Cuando nos apersonamos a la fiscalía para apoyar en la investigación el 20 de julio, el MP no había pedido nada”, criticó Norma Cruz, presidenta de la Asociación Sobrevivientes.


Los resultados de la prueba de Luminol fueron contundentes: había rastros de sangre en uno de los cuartos. Además, un edredón había desaparecido y el esposo de Cristina no pudo explicar la razón de la ausencia. Cruz indicó que la fiscalía no ha solicitado las pruebas de ADN de los padres de Cristina para establecer si la sangre localizada en uno de los cuartos es compatible con la de ella. 

Primeras hipótesis:
Desde el 7 de julio, día en el que se presume fue vista por última vez, la vida de la familia Siekavizza dio un giro de 360 grados. “Uno nunca se imagina que pueda pasar por una situación así”, dice Susana, su hermana menor del mismo apellido. Juan Luis, padre de la víctima, luce agotado pero aún guarda fuerza y esperanza de encontrar a su hija con vida.

El progenitor hace un esfuerzo por mantener la calma y describe con detalle todas las acciones emprendidas, por él y su familia, para localizar a Cristina. Durante la investigación él y su esposo Roberto Barreda, contrataron a dos investigadores privados. Además contactaron a 10 psíquicos e impulsaron una serie de campañas mediáticas a través de medios electrónicos y alternativos, como distribución de volantes, para localizar a la joven madre.

A criterio de familiares, el primero de los investigadores resultó ser un charlatán y en contra de toda lógica, montó su base de operaciones en la habitación de Cristina, lugar donde durmió, comió y hasta se bañó. Los resultados obtenidos:

Una tesis sin fundamento referente a la vinculación del crimen organizado y el narcotráfico en el secuestro de Cristina. El segundo detective tuvo que retirarse del caso por descontento con el primero.

El investigador entregó toda la información al Ministerio Público (MP), institución que deberá determinar qué es útil y qué no. No obstante la tesis del detective privado fue rechazada por la Fiscalía, pues a criterio de los fiscales no existe ningún elemento que pueda sugerir que detrás de la desaparición de la víctima se encuentren capos del narcotráfico.

De hecho, según elementos de la Policía Nacional Civil (PNC) la tesis original de que la desaparición de Cristina responde a un secuestro fue descartada, casi en su totalidad. Así como la idea de que Cristina haya sido raptada por guardias de seguridad de un presunto narcotraficante, que se supone habita en el residencial donde desapareció.

Ante la pregunta de la posibilidad de que Cristina se encuentre sin vida, a Juan Luis, su padre, se le entrecorta la voz, desvía su mirada al suelo y visiblemente afectado admite que contempla ese escenario, pero reconoce que vislumbra una esperanza al final del túnel.

Lo cierto es que no hay ni una sola prueba que apunte a que la joven madre se encuentra viva. 

Pistas falsas
Mientras la familia Siekavizza busca desesperadamente tener noticias de Cristina y reparte volantes con datos de ella y organiza campañas a través de medios electrónicos para dar con su paradero, otros buscan lucrar con el dolor ajeno. En más de una oportunidad personas que han asegurado tener información de Cristina han presentado datos falsos e incluso han cobrado por la errónea información.

Se dijo que ella (la víctima) se encontraba detenida en una casa. Nos pidieron una reunión y determinada suma de dinero para dar con mi hija, pero resultó ser un engaño. Ni siquiera fue necesario allanar, pues el inmueble se encontraba desocupado y el propietario permitió voluntariamente que se inspeccionara”, narró Juan Luis. De las 300 llamadas recibidas posterior a habilitar la línea para pedir información, el 80 por ciento era para molestar e incluso extorsionar.

...Y no aparece...
Hoy, Cristina Siekavizza es el nombre no sólo de una mujer sino de cientos que han sido víctimas del maltrato intrafamiliar. 

Cristina Siekavizza era una mujer joven de poco más de 30 años que había sido campeona nacional de natación y se había graduado como administradora de empresas. Era también la madre de dos niños, Roberto y María Mercedes, de 6 y 3 años respectivamente. Era una mujer, como tantas otras en nuestro país, de la que un día se perdió todo rastro. Ese día fue el 7 de julio de este año, nadie la vio salir del condominio. Nadie.

Los familiares desde el primer momento manejaron la hipótesis del secuestro, contrataron a un investigador privado y se quedaron a esperar la llamada en la que se pediría el "rescate". El teléfono no sonó.

Si no hubiera sido porque en los días siguientes tanto familiares como amigos se movilizaron para poner anuncios en los diarios solicitando información sobre su paradero y organizando manifestaciones para exigir de las autoridades rapidez en las investigaciones, su caso, como tantos otros, hubiera quedado archivado. 

Todos parecían estar conformes con la hipótesis del secuestro. Con los prejuicios de nuestra idiosincrasia parecía ser lo lógico, así que era fácil concluir que los Siekavizza-Barreda era una familia de buen apellido y como la madre de Barreda había sido parte de la CSJ probablemente alguien se quería vengar. 

Era fácil pensar en esto y difícil creer que alguien de ese estrato fuera víctima de violencia intrafamiliar, eso es común de las clases medias poco educadas, pensará alguno.

Tan seguros estaban todos de la hipótesis del secuestro que pasó casi un mes para que el MP realizara la prueba de luminol en la casa y se encontrara con rastros de sangre. Todos seguros hasta que de repente el esposo de la "secuestrada", Roberto Barreda, desapareció llevándose a sus dos hijos

Hasta ese momento las cosas cambiaron. Norma Cruz, de la Fundación Sobrevivientes, denunció que el caso tenía todos los rasgos de un feminicidio y Siekavizza de ser otra víctima de violencia intrafamiliar. 

Entonces fue que se hicieron las pruebas que de oficio debió hacer el MP desde el primer instante. Entonces se dieron cuenta que la madre de Roberto Barreda, Beatriz de León, ex presidenta de la CSJ podría estar influyendo en el proceso y facilitado el escape de su hijo.

Entonces todo mundo sabía de qué forma Siekavizza era víctima del maltrato que le propiciaba su esposo. 

Tenía restringida la cantidad de salidas porque "la gasolina estaba cara". Tenía que mantener el hogar con Q.500 semanales y no pedir más por que su esposo se podía "enojar".

Había perdido un hijo y casi muere por un aborto natural mientras que su esposo se negaba a que se sometiera a una intervención quirúrgica de matriz. Cuando Siekavizza estaba encerrada por "depresión" en realidad lo estaba para que la gente no viera los moretones producto de los golpes de su esposo. 


Ahora todos sabemos que Siekavizza era víctima y nos golpeamos el pecho ante su desaparición y más que probable asesinato.

¿Por qué para las autoridades Roberto Barreda no fue el principal sospechoso desde un principio? Para que hoy se agilizara el proceso, el caso de Siekavizza tuvo la suerte de haber acaparado la atención mediática y aún así los resultados son pocos.

Otras tantas "Siekavizzas" no han contado con la misma suerte y su caso se pierde en la memoria de familiares y amigos y en los cientos de expedientes apilados en el MP o la Corte Suprema de Justicia.

ROBERTO BARREDA, PRÓFUGO Y PRINCIPAL SOSPECHOSO:
Roberto Barreda de León se convirtió en el principal sospechoso de la desaparición de su esposa, Cristina Siekavizza, vista por última vez el 6 de julio. Aunque el cónyugue había declarado ante la fiscalía que la vio por última vez el 7 de julio por la mañana, hasta la fecha no hay otro testimonio que indique que esa tesis es verídica. 

Según Barreda, Cristina salió ese día a eso de las 6:45 horas rumbo a las áreas verdes del residencial Los Manantiales, lugar donde supuestamente iba con frecuencia a meditar.

Rony López, jefe de la Fiscalía Contra el Crimen Organizado, indicó que el comportamiento de Barreda lo convierte en el principal sospechoso de la desaparición de su esposa. “Eso nos hace pensar que él está involucrado en alguna situación oculta”, dijo.

Según el informe elaborado por miembros del Escuadrón Guatemalteco de Perros de Rescate (EGPR), en un área verde del residencial se localizó un punto caliente, un sitio donde presume que pudo haber estado Cristina o alguna prenda de ella, pero no fue posible ubicar un rastro de continuidad. Esto quiere decir que la perra que realizó la búsqueda no pudo identificar el recorrido que llevó a Cristina hasta ese punto. Se conoce que Cristina habló con una amiga el 6 de julio a las 18:50 horas y que posterior a ello, nadie, excepto el esposo, da testimonio de haberle hablado o visto. Los infantes serán buscados por medio del sistema Alba Keneth (por medio del cual pone en alerta a los funcionarios de migración en todo el país), para evitar que sean sacados al extranjero.

Desaparición de Roberto Barreda
La familia de Roberto Barreda, esposo de Cristina Siekavizza, acudió al Ministerio Público (MP) para denunciar su desaparición. En su declaración, los familiares indicaron que se desconoce el paradero de Barreda y de sus dos hijos. Los menores de 4 y 7 años de edad  habían sido citados por el Juzgado Décimo del Ramo Penal para declarar en el caso.

Supuestamente el MP había montado un operativo de vigilancia permanente a Roberto, esposo de Cristina, y los niños, por lo que no comprendo cómo es posible que él se haya escapado”, cuestionó Cruz. La activista dijo que el MP había evadido realizar otras diligencias. Ejemplificó el hecho de que la fiscalía no se efectuaron operativos de búsqueda en los lugares donde Barreda estuvo un día después de la desaparición de su esposa. Las ubicaciones fueron proporcionadas al MP por la empresa donde labora Barreda, pues esta le daba al sospechoso un vehículo con dispositivo GPS.



Del mismo modo, señaló que los familiares de Roberto Barreda estan en su derecho de presentar tal denuncia. Sin embargo, a Cruz le llama la atención que la familia de Barreda haya dejado pasar 15 días para denunciar legalmente su desaparición.




Esta reacción judicial de la familia Barreda, se da en el contexto planteado por la Fundación Sobrevivientes, en el cual, luego del análisis de diversos documentos (fotografías familiares, testimonios, etc) se plantea que la desaparecida Cristina sufrió violencia psicológica e intrafamiliar, provocada posiblemente por el cónyuge, quien ahora también está desaparecido.

FAMILIA BARREDA DE LEÓN... ¿CÓMPLICES?
Un detalle único es que el acusado, Roberto Barreda de León es hijo de los abogados Roberto Barreda y Beatriz Ofelia de León, expresidenta de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), quien puede ser acusada de obstruir el proceso y de no brindar información sobre el paradero de su hijo y sus nietos.


Beatriz de León, madre del sospechoso, exmagistrada de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), dijo no tener conocimiento de donde se encontraba su hijo. Su padre, Roberto Barreda, también fungió como magistrado de una sala de apelaciones del ramo civil. El MP lo buscó también en la casa de la hermana, Laura Barreda, en otro inmueble a donde se había mudado recientemente y en otras dos casas en el condominio Los Manantiales, pero no fue posible ubicarlo. 

En las últimas semanas, se ha incrementado la cobertura de prensa sobre la desaparición de Cristina Siekavizza y la creciente certeza de que ha sido asesinada por su esposo, Roberto Barreda de León, hijo de la expresidenta de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) 

Beatriz de León  consiguió que un tribunal le otorgara medidas de restricción contra su suegro, a fin de evitar que los abuelos maternos de los hijos de Cristina tuviesen contacto con los niños y pudieran tener la versión de esto sobre lo ocurrido la madrugada del 7 de julio en su vivienda.

Barreda de León también logró que oficiales de migración hicieran caso omiso de la orden de arraigo que había sobre éste y le permitieran salir del país para evadir, en principio, declarar sobre los hechos y ahora eludir la acción penal ante la sospecha de su responsabilidad. Logró también que la alerta Alba-Keneth, basada en la ley del mismo nombre y que genera acciones de protección para infantes en peligro, fuese suspendida en la primera oportunidad, situación que le permitió sacar del país a sus dos hijos. 

En esta operación de impunidad, la familia de Barreda de León, cuyo padre también está ligado al sistema de justicia, ha sido pieza clave para generarle anillos de impunidad ante un hecho consumado de femicidio.


Muchas hipótesis se generaron y, debido a que el caso está bajo reserva de investigación, nada público oficial se puede saber. Sin embargo, uniendo datos y testigos se conoce que el esposo de Cristina, Roberto Barreda, es el principal y único sospechoso de esa desaparición (que todavía no puede llamarse asesinato pues hace falta encontrar el cuerpo de Cristina). 

No cabe duda de la manipulación del caso por parte de la justicia y de los abogados contratados para desviar la atención del sospechoso. Roberto Barreda es hijo de ex - magistrados de la Corte Suprema de Justicia, su madre fue Presidente de la misma Corte; tienen familia trabajando dentro del sistema de justicia, tribunales y Ministerio Público; la escena del crimen fue manipulada desde el principio y los investigadores debieron de callar los hallazgos por fuertes presiones políticas. 

La jueza que estuvo a cargo del caso en su inicio hizo lo justo pero fue desligada del proceso y hasta humillada por parte de la misma Corte de Justicia cuando inició las medidas oportunas para que Barreda no huyera de la justicia… y Barreda ganó tiempo, ¡huyó con sus hijos¡. 

El caso está lejos de concluir, hay mucho por investigar, muchos cómplices por descubrir y desde luego conmociona a toda Guatemala y a la justicia en general, es un ejemplo de cómo podría quedar impune un crimen por el manejo de influencias. Muchos casos como el de Cristina suceden todos los días… y casi todos quedan en el olvido. 

Ahora es distinto, la necesidad de justicia, el dolor y la tenacidad de los padres y familiares de Cristina Siekavizza hacen la gran diferencia; toda la sociedad exige respuestas y deberán llegar.






LOS HIJOS DE CRISTINA:
Para la familia Siekavizza Molina, el tiempo parece una eternidad. Su añoranza por ver a Roberto y Mercy es inevitable.

Mercy salió de casa después de una semana de haber permanecido con amigdalitis, al cuidado de Cristina Siekavizza.

No solo en este día, sino todos los días. Siempre estamos pensando en ustedes y deseamos de todo corazón poder abrazarlos, llenarlos de besos y cariños. Decirles cuánto los queremos y añoramos, que no vamos a descansar hasta encontrarlos”; este es el mensaje que la familia envía hoy a sus nietos, que desaparecieron al salir a luz la posible vinculación de su padre, Eduardo Barreda de León, en la muerte de su madre. 

Sonrisas, abrazos, juguetes, regalos, comidas especiales, pero sobre todo amor es lo que familiares de Roberto José y María Mercedes tienen preparado para cuando los niños regresen a su hogar.

Con voz entrecortada y abrazando varias fotografías, Ángelis Molina de Siekavizza abre las puertas de su casa y comparte los recuerdos de “hermosos momentos” con Roberto José y Mercy, como llama a sus nietos.

Familiares y madres de los compañeros de colegio de los pequeños los describen como “niños alegres, respetuosos, dinámicos, intrépidos, curiosos y con muchas habilidades”. 

Desde cuando los menores desaparecieron, el cuarto de juegos en casa de sus abuelos maternos no es el mismo. Los juguetes permanecían guardados hasta la tarde lluviosa del 28 de septiembre último, cuando siete amigos del colegio decidieron hacerlos propios, al tiempo que elaboraron tarjetas en donde les expresan a Roberto José y Mercy que los extrañan.


Cristina, mujer dedicada a sus hijos
Al hablar de Roberto José y Mercy hay un lazo en común: Cristina Siekavizza. Ella les enseñó a ser amigos, compañeros, y a compartir. Su relación como hermanos siempre ha sido buena. Sus parientes dicen que siempre se cuidan el uno al otro.

En las tardes, Cristina se encargaba de bañarlos. Al siguiente día los levantaba temprano, los uniformaba, desayunaban y su padre los llevaba al colegio. Al mediodía, Cristina los recogía y los llevaba a casa. 

En las tardes salían a caminar, manejar bicicleta o a pasear con sus mascotas, y a las 16 horas tomaban una siesta.

Hoy, en su cuarto de juegos, los esperan sus amigos y familiares, para celebrar sus cumpleaños, que se vieron interrumpidos. También los esperan bellos cuentos de hadas, hermosas princesas y caballeros que salen victoriosos de los problemas.

Roberto José
Roberto José, el primer hijo de Roberto y Cristina, cumplió 7 años el 5 de julio último. Su nacimiento fue muy añorado. Sus primeros pasos los dio al primer año, y a los 2 empezó el colegio.

Entre sus principales sueños está ser conductor de ferrocarril. Su pasión llega a tanto que tiene una colección de trenes de juguete. “Su gusto empezó desde muy pequeño. Crea grandes historias. Una de las películas que más le gusta es El Expreso del Polo Norte. Se puede sentar a verla tantas veces como pueda”, cuenta su abuela.

Sin embargo, una amiga de Cristina indica que Roberto José siempre dice que tendrá que ir a Disney World, porque en Guatemala no hay trenes.

También le gusta ver El Chavo del Ocho, jugar a policías y ladrones y a los bomberos. Además, se distrae con la natación y el futbol. En el colegio formó un “club de siembra”, imitando las actividades que Cristina hacía con ellos.

Estaba en la preparatoria, y su logro este año fue haber aprendido a leer y a escribir. “Sin faltas de ortografía”, se ufana su abuela materna.

Sus amigos esperan verlo pronto. De lo contrario, su lugar permanecerá vacío el 7 de octubre próximo, cuando festejarán el cierre de Preparatoria, y el 21, cuando clausuren el ciclo escolar.

Ana Siekavizza, tía de Cristina y psicóloga de los menores, refiere que Roberto José es curioso y que todo lo razona y cuestiona. “El año pasado, un mi hermano llegó a recogerlo al colegio. Como se había quedado mal estacionado, me dijo que lo apurara. Roberto José me contestó: ‘Estoy haciendo algo importante’. Había escrito en una hoja ‘Para mi mejor amigo’, y luego un dibujo. Uno de sus amiguitos que se iba de viaje”, agrega la profesional.

Uno de los casos que su abuela recuerda fue un día que Roberto José se sentía mal, y al ver recostados a sus padres se trepó hasta donde estaba la medicina y se sirvió solo. Cuando ellos se dieron cuenta él ya se había tomado su medicamento 

Mercy
María Mercedes, cariñosamente llamada Mercy,  nació a las 26 semanas de gestación y después de varias batallas en la incubadora logró sobrevivir. 

Ana Siekavizza señala que fue necesario ayudarla con terapias para ponerla al día de todo lo que no tuvo en el vientre materno.

Cristina se encargó de hacerle todas sus terapias, al grado de que a sus 2 años tenía un lenguaje increíble”, resalta.



Sin embargo, todavía necesita fortalecer sus piernas, pues está en una etapa de correr y mejorar su equilibrio. “Ella no es para tenerla pasiva. Necesita que se le fortalezcan sus piernas”, insiste la psicóloga.

Mercy empezó a estudiar a sus 2 años y medio. Su ilusión de asistir al colegio surgió cuando veía las actividades que efectuaba su hermano. A la fecha sus actividades escolares son un éxito. Ángelis Molina de Siekavizza muestra fotos de su primer acto cívico, en junio último.

Las mamás de sus compañeras de colegio dicen que es muy coqueta y que le gusta modelar sus zapatos rojos de Minnie Mouse. También tiene afición porque la peinen como a las princesas, como Blanca Nieves.

En la primera semana de julio estuvo bajo los cuidados de Cristina, debido a una amigdalitis que le aquejaba.

Sus amigos no entienden por qué no la volvieron a ver en el colegio. Oran porque se recupere pronto, para que pueda regresar a clases.

Mercy cumplirá 5 años el próximo 20 de octubre. Sus familiares y amigos esperan celebrar con ella esa fecha. Su abuela dice que Mercy es “inteligente, sana, vivaracha, platicadora, intrépida, dinámica y muy sociable, pero sobre todo triunfadora”.




LO MÁS RECIENTE


La Interpol busca a Roberto Barreda en El Salvador 
La desaparición de Cristina Siekavizza trascendió las fronteras de Guatemala, pues la familia de la joven acudió a las autoridades de El Salvador para denunciar el caso ante la posibilidad de que ese país sea el paradero de Roberto Barreda, principal sospechoso del crimen.



Según el diario salvadoreño Prensa Gráfica, en ese país estuvieron algunos familiares de la joven desaparecida y señala que existe una orden de captura vigente contra Barreda por parte de Interpol.

La Prensa Gráfica señala en la publicación: “Ayer, la madre de Siekavizza, Angelis Molina, llegó a El Salvador para denunciar el caso. El país, por la cercanía, es un posible refugio de Barreda”.

Juan Luis Siekavizza, padre de la joven, explicó que en efecto los familiares de Cristina acudieron recientemente a los medios de comunicación de El Salvador como medida de prevención en caso que Barreda se haya refugiado en ese país junto con sus hijos menores. 

El padre de Cristina señaló que desde Guatemala ya existe una persecución penal contra Barreda a nivel centroamericano, por medio de órdenes de aprehensión que podrían ser ejecutadas en cualquiera de esos países. 

Explicó que el objetivo de esa declaración pública realizada en ese país es “que se difunda el hecho de tanto Roberto Barreda como los niños pueden estar allí y entonces se busca que se haga público por si hay información de su paradero”, señaló. 









Situación de la trabajadora doméstica:
El Juzgado Décimo de Instancia Penal autorizó al Ministerio Público (MP) un mes más para investigar a Petrona Say, trabajadora de la familia de Cristina Siekavizza, quien despareció desde el 7 de julio.


Petrona Olga Say Velásquez, de 24 años empleada en la casa de la familia Barreda Siekavizza, es capturada por agenetes de la PNC por ser sospechosa. 

El MP realizó la petición al juzgado debido a que es necesario realizar otras diligencias de investigación que lleven al esclarecimiento del caso de Cristina y la pronta aparición de sus hijos Roberto José y María Mercedes Barreda Siekavizza, de 7 y 4 años respectivamente.

Say, es sindicada de obstrucción a la justicia y encubrimieinto propio, y fue dejada en libertad bajo custodia del MP después que proporcionara información sobre los supuesta violencia intrafamiliar de la que era víctima Cristina.

Actualmente, la trabajadora ha permanecido en vigilancia de la oficina de protección a testigos del MP y mañana vencía el plazo para que la fiscalía presentara acusación formal contra ella, ahora se tendrá un mes mas para verficar el grado de participación en el caso.

Un emblema llamado...Cristina
El caso de Cristina Siekavizza ha conmovido las fibras más sensibles de una sociedad endurecida, que está muy acostumbrada a ver cuerpos desmembrados, sangre derramada en los asfaltos y cualquier tipo de vejámenes que se cometen contra de las mujeres. Somos una sociedad tan lastimada, que hemos creado una caparazón de frialdad y relativa indiferencia para soportar lo que ocurre cada día a nuestro alrededor y olvidar por un momento nuestra triste realidad. Casi todas las historias de violencia de género tienen un denominador común: “El crimen sin castigo”.

El caso Siekavizza, por su naturaleza y matices, debe convertirse en un emblema de la violencia intrafamiliar, que representa una dualidad en sí misma, primero la mujer que calla el maltrato constante de un “macho abusador”, se aísla y prefiere soportar en silencio los abusos verbales y físicos del victimario; y el segundo aspecto es cuando el maltratador ejecuta toda su ira y violencia física sobre su víctima. 


La justicia, en muchas partes del mundo, es una utopía, es inoperante, no se ejecuta, no sirve. En este caso particular es evidente la conspiración, el borrado de huellas, fuga de información en beneficio del presunto responsable, obstrucción de la justicia, tráfico de influencias y decisiones judiciales inexplicables al más alto nivel.

El caso de Cristina ha sido emblemático, por ser  una joven y bella madre, de clase media, profesional; ha captado la atención de todos los medios de comunicación nacional e internacionales, y aún así  vemos irregularidades en el sistema de justicia. 


Qué expectativas podrá tener una pobre mujer sin recursos, ni educación, mucho menos influencias, ni amigos, sin la cobertura mediática que ha recibido el caso Siekavizza. ¿Quién le pondrá atención? ¿Quién recibirá a su humilde familia para escuchar su caso? Cuántas mujeres  han padecido lo mismo o peores cosas y las autoridades y los medios solo dan cifras frías, sin nombres, sin rostros y sin historias conmovedoras. Por esta indiferencia llegamos a esta total deshumanización en la que vivimos.

Si en este caso, que tiene los ojos del mundo encima, no se logra ejercer justicia, y el supuesto agresor, anda por allí, teniendo consigo a dos inocentes niños, víctimas que están en un peligro inminente, si la justicia no logra encontrarlos y ponerlos en las manos seguras de sus abuelos maternos, entonces será indignante para los que supuestamente ejercen justicia. 

Las cifras son alarmantes en cada país del mundo. En Guatemala, solo este año se cometieron 517 crímenes contra mujeres, y en México ni siquiera existen cifras exactas. Los femicidios y la violencia intrafamiliar deben ser perseguidos y juzgados con todo el rigor de la ley.

VOCES POR CRISTINA:


https://www.facebook.com/#!/groups/vocesporcristina/


Detrás de cada nombre hay una historia, un rostro de mujer, una familia, un compromiso, una vida truncada por la violencia y la injusticia, porque en casi todos los casos la impunidad ha ganado y los responsables siguen sin ser juzgados.

Se nos llama a romper el silencio, ese que se nos impone desde pequeñas, porque hay que “aguantar calladitas” lo que se nos venga encima. Nos dicen que hay que movilizarnos y  enfrentar unidas un flagelo denigrante y cotidiano en cada país donde la violencia cobra la vida de miles de mujeres, ¿Acaso la impunidad se ha convertido en un paraíso para los asesinos y agresores?. 

La violencia contra la mujer nunca es aceptable, nunca es perdonable, nunca es tolerable”, dijo la directora, Rosa Beatriz Castañeda de Larios. A lo que Norma Cruz, de la Fundación Sobrevivientes, agregó: “El amor nunca es violencia. Quien te ama, no te golpea. Quien te ama, no te grita. Quien te ama, no te hace sufrir”. Sus palabras fueron coreadas por niñas y jóvenes de todas las edades, a quienes Norma invitó a denunciar cuando les dijo: “Si me pegan y me maltratan, yo denuncio, no por chismosa, sino porque estoy defendiendo mis derechos”.

Y es que mientras la violencia contra las mujeres se siga viendo como algo natural, se siga justificando de mil maneras y se nos culpabilice a nosotras “porque algo habrá hecho” o “seguro en algo estaba metida”, las cosas no van a cambiar. No se puede admitir como excusa o como explicación que la violencia es “una forma masculina de reaccionar”. Esa manera de pensar y de actuar sólo contribuye a que las mujeres sigamos callando y aguantando, y a que los hombres sigan asesinando, desapareciendo y agrediendo a las mujeres, porque las consideran objetos de su propiedad. 

La respuesta frente a la violencia no puede ser la indiferencia, tampoco la negligencia o el silencio cómplice. Las autoridades están llamadas a investigar, a capturar a los asesinos y a los agresores —sin importar quiénes sean o dónde se escondan— y a condenarlos, porque de lo contrario el mensaje sigue siendo que aquí no pasa nada. 


La ciudadanía está llamada a reaccionar, a movilizarse y a ser la voz de esas miles de mujeres asesinadas, cuyas muertes no pueden quedar impunes y en silencio. 



¡¡CONFIRMADO!!

Roberto Barreda asesinó a golpes a Cristina:

http://www.blogger.com/post-edit.g?blogID=1325753709330913788&postID=4736574727334469865


COLOFÓN:

La justicia no se ruega ni se implora, es un DERECHO  que se otorga, y en muchos casos,  se exige…

A pesar de que mi nacionalidad no es guatemalteca, salvadoreña ni peruana…soy mexicana, y soy mujer, ciudadana de este mundo. Esa es la razón por la que hoy exijo a las autoridades de todos los países que cese todo tipo de violencia contra las mujeres.



No basta gritar ¡YA BASTA! de maltratos y feminicidios.



Muchas mujeres, desde nuestros más recónditos lugares de origen, exigimos que se esclarezcan todos los casos de violenica y asesinatos, en este caso, el que se refiere a la desaparición de  Cristina Siekavizza



¿Dónde está Cristina?, ¿Qué pasó con ella y con sus hijos?, ¿Dónde está el cobarde que salió huyendo y que hoy se encuentra prófugo y protegido por sus cómplices?. Las autoridades deben esclarecer el caso; el sospechoso debe responder muchas preguntas, para que el silencio de la impunidad se rompa y se castiguen todos los actos de violencia contra las mujeres de manera ejemplar.


IMPUNIDAD E IMPOTENCIA... dos palabras que deben desaparecer del vocabulario de las mujeres, para ser  sustituidas por  RESPETO, EQUIDAD Y JUSTICIA.



FUENTES:

http://www.elperiodico.com.gt/es/20110807/pais/199140
http://cerigua.org/la1520/index.php?option=com_content&view=article&id=5012:caso-de-cristina-siekavizza-tiene-caracteristicas-de-terrorismo-patriarcal&catid=46:mujeres&Itemid=10
http://www.elperiodico.com.gt/es/20110926/cartas/201494/
http://www.plazapublica.com.gt/content/y-el-dinosaurio-todavia-sigue-aqui

3 comentarios:

  1. Impresionante trabajo! Toda la historia está acá.

    ResponderEliminar
  2. UNETE A VOCES X CRISTINA EN FACEBOOK
    https://www.facebook.com/groups/vocesporcristina/

    ResponderEliminar
  3. Dejo dos el link de dos videos dedicados a Cristina
    http://www.youtube.com/watch?v=VHP0QfLwHgo&feature=grec_index y
    http://www.youtube.com/watch?v=yHsb5B636YE&feature=related

    ResponderEliminar

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