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sábado, 1 de octubre de 2011

¡NI ROGAR NI HUMILLARSE "POR AMOR"!... Ningún hombre lo vale




MUJER, Tú vales mucho más que cualquier hombre sobre la Tierra…



No hay esclavitud más vergonzosa que la voluntaria”
...Séneca

En el transcurso de tu vida tendrás decepciones de amor, muchas veces sentirás que tu corazón se rompe en mil pedazos y que nadie, excepto esa persona que te “dejó” o “engañó”, podrá devolverte la alegría nuevamente. Es por eso que dentro de ti existirá esa "falsa" necesidad de rogarle y suplicarle para que regrese a tu vida con tal de retenerlo. Pero recuérdalo siempre: ¡NO vale la pena que te humilles ni supliques "amor" por nadie!


Desde que abrí este blog, he recibido innumerables y constantes correos de mujeres (la mayoría jóvenes) que me han escrito para contarme situaciones que podrían considerarse inaguantables acerca de sus relaciones de pareja.


Muchas de ellas coinciden en la renuencia a abandonar una relación destructiva. Han tenido la amabilidad de confiarme sucesos donde son ellas quienes se niegan a sentirse abandonadas, soportando situaciones indignas y hasta violentas con tal de no “perder” al ser amado.


Jamás dejaré de agradecer la confianza de esas mujeres, quienes en muchas ocasiones anexan correos o mensajes que ellas mismas han escrito a sus parejas, y donde muestran su desesperación y su sentido de "impotencia", llegando a extremos de súplicas, promesas o amenazas de cualquier tipo  con tal de no verse abandonadas o solas.

También he tenido la oportunidad de que me compartan las respuestas de esos hombres, quienes en sendos mensajes, cartas o correos les expresan claramente su deseo de terminar con la relación, de ya NO querer continuar con ellas. Sin embargo, las féminas están dispuestas a rogar, humillarse, hincarse y denigrarse en nombre de un "amor", por demás, perdido e idealizado por ellas mismas. Su insistencia  por seguir "atadas" a una relación sin futuro, solo las guiará por el  camino a la autodestrucción.
  
Créanme, es una triste realidad, pero en la que desafortunadamente,  muchas mujeres hemos caído. Sí, reconozco que yo también fui partícipe de los ruegos y humillaciones en nombre de un falso y dependiente “amor”.  Un "amor" que al ver desmoronarse, optamos por recurrir a cualquier cantidad de humillaciones antes de sentirnos despreciadas, pues creemos firmemente que moriremos sin la presencia del "dulce" e idealizado sujeto.


Vergonzosamente confieso que en múltiples ocasiones lloré, supliqué, prometí  y hasta me arrodillé para que el tipo en cuestión "perdonara" mis errores y no se le ocurriera la idea de "abandonarme". Fueron muchos años de humillarme voluntariamente en varias formas...¡Hasta que decidí quitarme la venda de los ojos!,  y descubrí que mi dignidad estaba siendo vulnerada. Solo dependía de mí misma recuperarla y defenderla.... actitud que hoy en día rige mi vida.

"De todos los hombres que haya en mi vida...
¡NINGUNO será más que yo!!

Existen mujeres que a pesar de tener una relación que ya no da para más, no son concientes de la agonía que van padeciendo día tras día, aferrándose a la idea de que todo se solucionará y que el amor que un día existió en la relación renacerá. Antes de rogar y humillarte...¡quítate la venda de los ojos!!.

El problema que hace imposible quitarte la venda de los ojos eres tú misma, pues dentro de ti nace la idea de luchar por una falsa ilusión, sin importar la humillación, dolor, sacrificio y desesperación que esto te cause.

Cuando te rehusas y no crees lo que está sucediendo en tu relación, no existe poder alguno que te haga pensar lo contrario, así que en vano serán los consejos de tus amistades, familiares e incluso de algún psicólogo, pues tu mente estará sumergida en esa droga erróneamente llamada “amor”.




No nos importa ver pisoteada nuestra dignidad (y lo peor es que nosotras mismas somos quienes la aniquilamos con nuestras acciones), permitimos actos de humillación, desprecio, maltrato y violencia en contra de nuestra integridad emocional, psicológica y hasta física.


Hace poco recibí un correo, donde una inteligente mujer decía: "Para encontrar un hombre abusador, manipulador, maltratador o violento, solo se necesita una mujer que lo permita"...y tiene toda la razón.

Entonces...¿Por qué lo permitimos?:
La respuesta, según varios estudios realizados por especialistas, es la baja autoestima que muchas mujeres poseen, lo cual nos hace caer fácilmente en la deplorable dependencia emocional y afectiva. Creemos que sin la persona "amada", a la que hemos idealizado a lo largo de la relación y a quien convertimos en el centro de nuestro universo,  nuestra vida no valdrá la pena.
 

…¡¡Y NO ES ASÍ!!

Cuando ruegas a un hombre  por amor,  te humillas completamente, pierdes tu identidad como mujer, te conviertes en dependiente emocional, destruyes tu autoestima, pierdes toda dignidad y, en los peores de los casos, piensas que es preferible morir si no estás al lado de tu pareja. Muchas mujeres creen que “rogar” es una manera de expresar su amor y lo adoptan como un estilo de vida, desconociendo que lo único que están consiguiendo es recibir MIGAJAS de su pareja y nada de respeto ni amor.

Ninguna mujer merece llegar a un estado tan lamentable en el que (supuestamente), por amor pierde su propia identidad, su dignidad, sus valores, su entereza, su fuerza, su alegría, su esperanza, anulando toda voluntad y muriendo lentamente  por tanto llanto y degarrándose por dentro de dolor, al grado del cansancio , causándose daños emocionales y en su salud física.

 Existen diversos factores que conllevan a una mujer a rogar por amor. Los más comunes son:

* Baja autoestima
* Ser dependiente emocional
* Necesidad de aceptación
* Necesidad de ser amada
* Miedo al fracaso
* Miedo al abandono
* Obsesión por amor
* Egocentrismo al pensar “A mi nadie me deja

No importa quien sea el hombre. Puede ser un sujeto extraordinario, inteligente, exitoso o muy guapo (solo recuerda que los Príncipes Azules NO existen), o bien, uno que sólo sabe mentir, engañar, traicionar y que toma de tí todo lo que puede obtener gratuitamente, para luego marcharse de nuevo sin darte una buena explicación, como si tú no valieras nada.



Someterse por amor es una pésima opción, pues además de ser indignante,  se ha comprobado que  la persona que se rebaja  produce fastidio. Es muy difícil amar a un ser que se doblega para obtener afecto. Un amor indigno es una forma de esclavitud. Y los dueños nunca aman a sus esclavos; los explotan o se compadecen de ellos, pero no los aman.




No existe un hombre que  valga la pena para que las mujeres optemos por humillarnos de ninguna forma, tampoco para exponer nuestra dignidad como mujeres, ni para  arriesgar nuestra  integridad e identidad; por el contrario, las mujeres debemos mantener nuestra autoestima muy  por encima de cualquier persona o relación. TODAS valemos mucho más que eso. No obstante, la realidad indica lo contrario.

A continuación se exponen algunas maneras que utilizan, generalmente las mujeres, como tácticas de sometimiento y humillación con el fin de permanecer con la pareja (a costa de su integridad), para no "provocar" el abandono y, por consiguiente, el sufrimiento.


Formas más comunes de humillarse por "AMOR":
Es común observar que cuando una relación de pareja comienza a "fallar", la humillación es la estrategia más utilizada por los adictos afectivos. Las tácticas varían de acuerdo con el grado de deterioro personal, pero por lo general cuanto mayor sea el apego, más intenso será el despliegue de comportamientos humillantes:

1) Los reclamos indecorosos o las preguntas indebidas.
Lo que básicamente se hace aquí es reclamar afecto y atención sin pudor alguno: “Quiéreme”, “Recuerda mi cumpleaños”, “No te olvides que tienes que hacer el amor conmigo”, “Tienes que acariciarme de vez en cuando”, entre otras.

 En la vida de la relación, hay cosas que no se piden y que deben surgir natural y espontáneamente. Si no ocurren, estamos en alerta roja. Por más música y buenas intenciones que le pongamos, exigir afecto siempre deja una sensación de malestar en la boca del estómago, que después se convierte en indignación y muchas veces en depresión. No es lo mismo ejercer el derecho a la reciprocidad que implorar amor. Uno nos enriquece, el otro nos avergüenza.

2) Comportamientos degradantes y manipulativos.
Los más comunes son suplicar, arrodillarse, llorar, gritar, la automutilación y los intentos de suicidio. Obviamente, estos comportamientos suelen ser muy impactantes a los ojos de cualquier observador.

Ejemplo 1: Una señora no había podido separarse de su marido porque cada vez que intentaba hablarle del tema el señor entraba en crisis. El estallido histérico tomaba dos rumbos: o hacía un gran escándalo  en el edificio, o al otro día se aparecía en el trabajo de ella, y delante de clientes y compañeros suplicaba de rodillas que no lo fuera a dejar. El impacto era tal que incluso algunas de las mejores amigas de la mujer se compadecían y apoyaban al desajustado señor.

Ejemplo 2: Una joven de veintidos años, extremadamente celosa, amenazaba en forma constante a su novio con quitarse la vida si éste intentaba abandonarla. Cierta vez intentó tirarse de un automóvil en marcha, y en varias situaciones había buscado arrojarse por la ventana. Por desgracia un día, cegada por los celos calculó mal y se fue al vacío.

Cuando este tipo de conductas ocurre, la mujer  ya está fuera de control y no es capaz de medir las consecuencias.

3) Dejarse explotar.
Si la mujer acepta que se aprovechen de ella sin chistar, como una forma de asegurar su fuente de apego, ha entrado a los fangosos terrenos de la prostitución. En este tipo de relaciones, el usufructo no siempre debe estar relacionado con lo económico.
  
Ejemplo: Una señora viuda  había adoptado el papel de "fiel servidora" con su flamante novio, los hijos de él y su futura suegra. El papel de "yo me encargo de todo" ya casi no le dejaba tiempo para sus obligaciones, pero no era capaz de negarse. Con el tiempo, la familia también le fue endosando mayores y responsabilidades que no le correspondían, las cuales terminó asumiendo con resignada vocación de mártir. Para colmo, si llegaba tarde o fallaba en alguna diligencia, la reprimenda no se hacía esperar. “No soporto la soledad…Ya no estoy tan joven… Yo sé que a veces se aprovechan de mí, pero no me importa… Unas cosas por otras… No sé qué haría si él me deja”.

La trampa era fatal y altamente masoquista: cuanto más la utilizaban, más dependiente se volvía.

4) Soportar el maltrato con resignación.
Una forma muy común de humillación y especialmente lastimosa es aceptar el maltrato y la violencia con resignación.

Los pensamientos serviles que se esconden detrás de esta forma de sumisión suelen ser dos: “Si me castigan es porque lo merezco” o “Si no me quejo y aguanto estoicamente, él nunca me abandonará”. Por lo general, estas mujeres han sido víctimas de un lavado cerebral sistemático por parte de su pareja. Si el adicto afectivo tiene la mala suerte de caer en manos de una persona mal intencionada, literalmente puede acabar con todo rastro de voluntad.  Se entrega como cordero al matadero.

Y por increíble que parezca, existen mujeres dependientes que se sienten honradas de soportar el maltrato. Reverenciar al verdugo es la máxima expresión de obediencia rastrera. Para este tipo de víctimas, el autoengaño es, probablemente, la mejor manera de sobrevivir a un conflicto afectivo sin escape. Hay subyugadas que se sienten orgullosas de serlo. Liberarlas es imposible.

5) Doblegarse y desvirtuar la propia esencia para darle gusto al otro.
Complacer a la persona que se ama es uno de los placeres más agradables y excitantes. Satisfacer, consentir y colaborar con el bienestar del otro forma parte de la convivencia próspera. Sin embargo, este “dar” a borbotones debe tener un límite autoimpuesto: No debo atentar contra mí misma para que mi pareja sea feliz.

Ejemplo: Una mujer casada hacía poco tiempo, muy apegada a su pareja, rápidamente se había adaptado a las “preferencias” sexuales del marido. Drogas estimulantes de todo tipo, tríos, y un repertorio que haría parecer ingenuo al propio Marqués de Sade en persona. La joven había recibido una educación formal tradicional y a sus veintidos años no había tenido la oportunidad de experimentar demasiado.

 No obstante, el miedo a no dar la talla y a decepcionar al esposo hacía que se entregara a prácticas que no disfrutaba ni compartía moralmente. Ella no estaba hecha para esa vida. Cuando se le sugirió que fuera asertiva y manifestara su inconformidad, no fue capaz. Asistió a dos o tres citas para tomar terapia y nunca más volvió con el especialista. El apego puede afectar la tendencia sexual, la posición política, la sensibilidad social y hasta la más arraigada creencia moral o religiosa.

6) Sumisión sutil.
Es la forma más utilizada de humillación y consiste simplemente en no expresar los gustos o necesidades. Un silencio sutil y disimulado, que agrada y halaga a la otra parte y, de paso, la retiene. La humillación no se nota y la manipulación es encubierta: “Si me dejo llevar, nunca me dejará”. A los ojos de cualquier observador desprevenido, la pareja es modelo de perfección. Las coincidencias sorprenden y la congruencia es increíble. Pero en realidad el adicto se somete a los gustos del otro: “Lo que tú quieras, mi amor” o “Lo que te parezca a ti está bien”.

Ee el amor camuflado de violencia sutil. Un sometimiento sagaz, que garantiza la permanencia del dador afectivo y sus respectivos beneficios.

7)  Infidelidades consentidas.
Por último, existe una forma truculenta de mantener indignamente a la pareja: compartir la persona amada con otra.

La canción de Pablo Milanés, “El breve espacio", muestra esta faceta del apego en plena efervescencia: “La prefiero compartida, antes que vaciar mi vida”. Desastroso y lamentable. La mayoría de los adictos afectivos cuya pareja es infiel, terminan por aceptar resignadamente el hecho. Hay muchas mujeres que soportan múltiples infidelidades por la única razón de ser dependientes emocionales. Se pasan la vida esperando que el marido  deje a la amante. Muchas veces, ellas están   al tanto de los detalles de las relaciones extramaritales del marido, y  hasta agradecen  la honestidad.



Cuando él vuelve, ella "perdonará" y "olvidará" los engaños y los momentos de desesperación que pasó martirizándose por él. Sin embargo, la "reconciliación" solo durará un tiempo, pues el comportamiento del infiel volverá a repetirse, sabiendo que la mujer volverá a "hacerse de la vista gorda". 


El AMOR verdadero NO se mendiga: 
Nunca supliques  a un hombre para que no te abandone o para que vuelva junto a ti. Esa actitud débil sólo te pondrá en una mala posición ante tí misma y ante el sujeto. Parecerás necesitada, obsesiva y, en ocasiones, agresiva. Y no es así. Tú no necesitas forzar una relación amorosa, por el contrario, un vínculo se forja en base a la espontaneidad, libertad y respeto mutuos, no por medio de la fuerza, presión o acoso. Estos atributos no son dignos de ninguna mujer.

Cuando veas que tu relación se "tambalea" lo mejor es intentar hablar con tu pareja. Si no puedes hacerlo y las cosas parecen definitivas, lo ideal es alejarse de forma digna y respetuosa. Guarda la calma, acomoda bien tu bello traje de dignidad (ése que NUNCA debes quitarte) y ármate de fortaleza. Proyecta tu vida hacia el futuro, y no mires atrás...Cambia la página, el libro de tu vida continúa con lo que tú quieras escribir, digna y orgullosamente, en él.

NO lo llames, NO lo busques, NO le escribas correos, mensajes ni te aparezcas sorpresivamente en los lugares que sabes que él acostumbra frecuentar. Simplemente...NO VUELVAS A BUSCARLO ni te prestes a sus juegos.



Es preferible que te alejes del hombre por quien hoy lloras,  posiblemente, con el tiempo se dará cuenta de la gran mujer que eres y que perdió. Tal vez no supo aquilatarte como te mereces, y se arrepentirá, pero ya será demasiado tarde. Tú estarás enfocada en tu propia vida, en tus proyectos, superándote y disfrutando de tí misma.

Nunca pierdas de vista que  la dignidad, la autosuficiencia, el coraje, la seguridad y una autoestima positiva son tus principales aributos para triunfar en la vida, sin importar si tienes pareja o no. Tú vales por tí misma.

¿Cómo se logra?
A continuación se exponen unos pasos a seguir para que te quites la venda de los ojos, te valores a tí misma, dejes de idealizar al sujeto y, sobre todo,   dejes de humillarte:


Se conciente de la realidad
Baja de esa falsa nube de amor y aterriza, se consciente del daño que te causa esa relación. Anímate por querer mejorar tu calidad de vida, recuerda que eres tú la arquitecta de tu propio destino así que tú eliges si vivir con angustia o felicidad.


Toma decisiones definitivas
Una vez que eres conciente del daño físico o psicológico que te causa esa relación, estarás apta para quitarte esa venda de los ojos. Ten presente esta frase “No hay mal que dure mil años ni cuerpo que lo resista” ¿Piensas resistir mil años? ¡Claro que NO! así que quítate ya esa venda de los ojos y pon fin definitivo a esa relación que tanto daño te produce para que puedas observar las maravillas que están a tu alrededor y que, por temor a enfrentar la realidad, las mantenías escondidas.


Mejora tu Autoestima
No desperdicies tu tiempo preguntándote “¿Por qué se terminó la relación?”, pues ahora lo único que importa eres TÚ. Aprovecha los momentos para consentirte y AMARTE. No me cansaré de repetir que no hay mejor herramienta para sanar el alma que el amor propio (dignidad).


­Aprende a perdonar
Para que puedas superar una ruptura, es necesario tener una actitud madura y perdonar a esa persona que un día te hirió. Toda situación desagradable concerniente a temas de amor es temporal, nunca permanente, así que no puedes vivir con el rencor hasta el último día de tu vida...perdona (por bien tuyo) y empieza de nuevo.


Libérate
El llevar a cabo cada uno de los pasos previos asegurará que te liberes de rencores, resentimientos y todo sentimiento negativo permitiendo así llenar tu interior de alegría, paz y tranquilidad.


Sé autónoma:
Respeta tus actividades, tu agenda, tus amistades, tu tiempo y tu propio espacio, es decir, durante una relación, nunca cambies ni deshagas tus compromisos sólo por estar con la persona que amas (ya sea por tu voluntad o porque ella te lo pida). Demuéstrate a ti misma que eres una mujer segura y autónoma.


Aprende a amarte a tí misma:
Una mujer que se ame a sí misma es una mujer que tiene control, tiene poder; ella está en capacidad de cuidarse a sí misma a pesar de las circunstancias. Es capaz de elegir a un hombre porque quiere estar con él, no porque lo necesite. Existe una gran diferencia entre querer y necesitar. La mujer que elige estar con un hombre porque quiere, es una mujer que también sabe que puede estar bien sin él.

Eso no significa que no le duela si esta persona se aleja, de hecho puede estar muy triste por un tiempo a causa de la ruptura. Sin embargo, después de superarla con dignidad y fortaleza, estará en capacidad de levantarse y continuar su vida. Ella entiende que si un hombre no puede apreciar lo que ella puede ofrecer, otro lo valorará. Ella ve sus relaciones como un proceso de aprendizaje y experiencias del cual puede crecer como mujer.

Valora tu esencia femenina:
Hay que tener  un firme sentido de tus capacidades y de tu valor. Aprende a sentir y respetar la esencia de tu ser. Estos fuertes sentimientos te ayudarán a tener el  control de tí misma y de tu vida.

No tengas miedo de demostrarte segura de tí misma:
Ten seguridad en tí misma y de lo que tienes que ofrecer. No tienes que esforzarte demasiado por demostrarlo, si te valoras, te saldrá de una manera natural.

¿Cómo?

- Respétate a ti misma y no permitas ser irrespetada por otros.
- Aprende a satisfacer tus propias necesidades y no dependas de otros para llenarlas.
- Nunca cedas tu poder personal o control a otras personas o situaciones.
- Cuida a ti misma antes de cuidar de otros.

Es importante que tomes en cuenta estas pautas para que no llegues a ese extremo tan denigrante como las humillaciones, y que no tienen nada que ver con el verdadero amor. Recuerda que un amor no se EXIGE ni se MANIPULA. Tienes derecho a tener una vida digna y el DEBER de elegir correctamente al compañero que quieres a lado.


Debes pensar que toda situación, por más dolorosa que sea, se puede SUPERAR pues todo en la vida es transitorio.

Debes entender que cada persona tiene derecho a tomar sus propias decisiones, y si no desea permanecer a tu lado no lo tomes como una OFENSA sino como parte de su libertad pues no puedes POSEER a quien amas.

Debes pensar en TI y amarte lo suficiente para no sentir esa necesidad adictiva de SER AMADA. Cuando te amas y aceptas no sentirás esa necesidad de “dependencia” hacia tu pareja, gozarás de un amor sincero y saludable, pero si no sabes respetarte ni mucho menos AMARTE, estarás destinada a que tus emociones, actos y pensamientos dependan de otra persona.

Debes entender que eres un ser humano íntegro y no mereces recibir un amor FALSO, lleno de manipulaciones, insatisfacción, indignación o maltrato. Cuando un hombre te ama verdaderamente NO te hará pasar por situaciones incómodas, humillantes o que te degraden como mujer.

Debes aprender que en la vida existen tropiezos, dolores y cada uno de ellos nos da una lección, debes ser lo suficiente madura para asimilarlos y aprender de ellos.

Debes comprender que una relación no es para rogar amor ni mucho menos para vivir angustiada todo el tiempo.

Debes convencerte que TÚ VALES DEMASIADO. Sufrir y rogar o ser feliz y con dignidad son opcionales, tú decides el camino.




MUJER: 

La única manera de superar una ruptura es que TÚ MISMA te quites la vendas de los ojos y pongas los pies en la tierra. 

Piensa: ¿Viviré en este estado de angustia incontrolable todos los días de mi vida? Entiende que ninguna mujer debe soportar la convivencia con una persona que constantemente la está maltratando, ofendiendo, despreciando, manipulando o humillando. 

No malgastes tu PRESENTE tratando de “salvar” una relación, no te rebajes ni supliques a esa persona por amor, y si te dejó… VALÓRATE y levántate, aún te quedan muchas oportunidades, solamente quítate esa venda de los ojos para que puedas apreciarlas.

¿Tiene sentido todo este dolor y esta angustia que hoy sientes?

Desde ahora te digo que no, solo es una experiencia más en tu vida que te hará ser más fuerte y aprenderás a valorarte sin idealizar a otros.

Nunca renuncies a tus principios, a tu honra ni a tu dignidad. 

Mientras no pierdas el miedo a la soledad, no podrás encontrar el verdadero significado de conocerte a ti misma.No valorarás tu esencia ni tampoco sabrás qué es lo que realmente quieres de la vida y, mucho menos, de una relación…

No ruegues, no supliques, no te humilles... Déjalo, aléjate 

Vence tu adicción y serás una mujer en toda la extensión de la palabra…

Como siempre te digo: 

TU DIGNIDAD Y TU INTEGRIDAD DEBEN ESTAR POR ENCIMA ¡¡DE TODO!!






martes, 14 de junio de 2011

RESPETO a la mujer: Un valor para erradicar la violencia de género


"Hoy en día el mundo está cabeza abajo y sufre tanto porque
hay muy poco amor en los hogares y en la vida familiar"
...Madre Teresa de Calcuta

Narración de un hecho cotidiano…

Una noche, él le alzó la voz porque la cena no estuvo a tiempo. Ella hizo silencio. Al día siguiente, ella se vistió con una blusa que antes a él le encantaba; sorpresivamente ese día a él ya no le gustaba, y en lugar de elogiar la linda imagen de su pareja, le reclamó, la insultó y le prohibió volver a vestirse de esa manera. Ella, en silencio, accedió ante los absurdos deseos de su verdugo. Una semana más tarde, ella conversó unos minutos más con sus vecinas, y al entrar a casa, una cachetada le encendió el rostro. Nuevamente hizo silencio…

Con el pasar de los días, la cachetada se convirtió en un puño; el puño en patadas y, tras varios años de maltratos (de hijos observando cómo papá golpeaba y humillaba a mamá), un día el llanto de ella no se escuchó más.

Un estudio del Fondo de las Naciones Unidas para la Mujer
asevera que cada 18 segundos una mujer es maltratada en el mundo.

Llevamos a cuestas una cultura en la que a la mujer nos ha tocado un papel de sumisión. Inicialmente, la excusa fue la superioridad física del hombre que, absurdamente, fomentó la idea falsa de tener derechos para dominar al sexo femenino.
Sin embargo, hay otras causas alternas, como el papel prioritario de la mujer en las labores del hogar y a la atención de la familia. De esta forma, el esposo cumple, generalmente, con su labor de ser el sostén económico, y la esposa como la responsable de la marcha y del orden del hogar.
Pero el esquema se rompe en la medida en que la mujer se ve obligada a ser también sostén del hogar, debido a la difícil situación económica para solventar las necesidades elementales de las familias.
Entonces se remarca la injusticia: teniendo ambos la responsabilidad del trabajo fuera de casa, la mujer sigue conservando la obligación de atender a los hijos y las labores del hogar, y por si fuera poco, el esposo sigue sintiendo que él es el jefe y que la mujer es quien debe obedecer.
En términos generales, esto hace que la mujer conserve durante toda su vida una situación de indefensión, en la que no le está permitido tomar decisiones. De niña y de joven depende de la voluntad de sus padres; cuando se casa, depende de la voluntad del esposo.
 Existen muchas familias que tiene una estructura muy rígida y autoritaria, donde la discriminación hacia las mujeres es latente, con roles estereotipados, intolerantes y castigadores; donde se enseña que se debe obedecer ciegamente al varón y en las que se  maltrata de forma desconsiderada a las mujeres.


RESPETO, PALABRA CLAVE EN CUALQUIER RELACIÓN:
La regla de oro para evitar cualquier tipo de abusos o violencia es el RESPETO.

El respeto es la consideración de que alguien (o incluso algo) tiene un valor por sí mismo y se establece como reciprocidad: respeto mutuo, reconocimiento mutuo.

El respeto en las relaciones interpersonales comienza con uno mismo, en el auto reconocimiento como entidad única. Consiste en saber valorar los intereses y necesidades de cada individuo, hombre o mujer.

Como mujeres, no podemos pedirle a nuestra pareja que nos respete, si nosotras no nos respetamos a nosotras mismas. En el momento que sentimos que se nos violenta o que se nos trata de forma incorrecta y lo consentimos, estaremos afectando nuestra autoestima, nuestra verdadera forma de ser…nuestra dignidad. Al ignorar, minimizar o justificar cualquier falta que atente contra nuestra integridad, no nos estamos respetando como personas ni como mujeres.

Nadie más que nosotras sabemos donde están nuestros límites, y debemos marcarlos.

El respeto no hay que pedirlo, ni implorarlo. No es un don que nos tenga que otorgar nadie, es algo que debe darse por hecho porque va inherente en cada una de nosotras. De lo contrario, debemos exigirlo o alejarnos de quien no nos respete. Tu bienestar es primordial, sobre todo, en una sociedad en la que por encima de todo debe imperar la libertad individual.

Lo que empieza siendo una relación de pareja con amor y sentimientos, con el tiempo puede convertirse en una esclavitud, generalmente, para la mujer.

Existen múltiples pretextos para justificar el maltrato contra las mujeres, así como la ausencia de respeto hacia su integridad. Se reconocen como tales: factores culturales, desvalorización del rol femenino, aceptación cultural de los castigos violentos como método educativo-correctivo, costumbres arraigadas en sociedades cerradas, la misoginia y el machismo como reflejos culturales, el aprendizaje de la agresión y la violencia como constitutivos de la masculinidad, sentimientos de frustración, exposición al abuso y a modelos agresivos de conducta, conductas aprendidas del agresor en su familia de origen, modelo de sumisión y baja autoestima de la mujer en su hogar, modelo social patriarcal y de supremacía del varón, etc.


Resumiendo, el factor de riesgo o vulnerabilidad es el simple hecho de ser mujeres.

La desvalorización y la desautorización actúan en una disminución de la autoestima fomentando la violencia. Las faltas de respeto suelen darse en diversos espacios, públicos y privados:

  • El hogar
  • Escuelas (dentro y alrededor de ellas)
  • En las calles o espacios abiertos (por ejemplo, mercados, transporte público)
  • Centros de trabajo (por ejemplo, oficinas, granjas y fábricas); Instituciones manejadas por el Estado o instituciones asistenciales tales como prisiones, estaciones policiales o instalaciones donde ser brindan servicios de salud y bienestar social
  • Áreas asignadas para refugiados y personas discapacitadas o zonas relacionadas a conflictos armados, tales como bases o complejos militares
Las malas palabras, humillaciones, golpes, control económico o abusos afectan nuestra integridad… ¡¡nunca olvides eso!!. Por más que quieras a un hombre, nunca debes permitir ninguna falta de respeto; nunca permitas ofensas (no hay mínimas ni máximas); no accedas a peticiones que te hagan sentir incómoda o que sean irrespetuosas. No te sientas culpable por defender tu dignidad ni por decir “NO”.

Respetar a la mujer no es, ni debe ser, un acto altruista del hombre que quiere mostrarse caballeroso y atento. La dignidad de la mujer es por ella misma. No es un favor ni un detalle de atención, es un derecho que tenemos como personas, pero sobre todo, como mujeres...seamos como seamos, vengamos de donde vengamos, trabajemos o no, o nos dediquemos a cualquier oficio o profesión: ¡TODAS MERECEMOS RESPETO POR IGUAL!

LA FALTA DE RESPETO ES SINÓNIMO DE VIOLENCIA:

Una falta de respeto, sea cual sea, un insulto, un grito, una voz mal dada, un engaño, un empujón… es violencia.

En el momento en que aceptes una falta de respeto, renuncias a una parte de tu libertad, pierdes gran parte de tu esencia, de tu identidad…de ti misma.


Cuando las decisiones son tomadas unilateralmente por el hombre, no hay diálogo, e impera el temor y la sensación de culpa en ti, quien eres la que recibe el maltrato…¡Te faltan al respeto!

No hace falta que haya golpes físicos para afectar las defensas psicofísicas de una mujer. Los insultos, las humillaciones, el aislamiento y diversas tácticas de control impuestas, producen enfermedades, depresión y deseos de morir en las víctimas. El maltrato, crónico o aislado…¡es ausencia de respeto a tu persona!

La forma más explícita de falta de respeto hacia una mujer es la violencia física (golpes, empujones, cachetadas, jalones, etc) y sexual, pero la violencia contra la mujer reviste otras múltiples formas, tales como la agresión verbal, la restricción de la libertad y conductas que llevan a la disminución de la autoestima femenina. La violencia psicológica y sexual, como el acoso, el hostigamiento y las violaciones, son los tipos más recurrentes…¡y también son formas claras que transgreden la integridad y dignidad de cualquier mujer!

"La fuerza no proviene de la capacidad física...
 sino de una voluntad indomable"
...Mahatma Gandhi

La misma sociedad, permisiva, tolerante e indolente ante las actitudes machistas, misóginas, los abusos y violencia en contra de las mujeres, propician que, poco a poco, las faltas de respeto se conviertan en delitos impunes e incontrolables.

Formas de violencia contra la mujer en el mundo:

§  Violencia doméstica y violencia dentro de la pareja
§  Violencia sexual (incluyendo la violación).
§  Acoso sexual 
§  Violencia emocional/psicológica y económica
§  Explotación sexual 
§  Mutilación genital femenina
§  Lapidación
§  Matrimonio forzado y el matrimonio precoz.
§  Crímenes cometidos en nombre del “honor”
§  Feminicidio
§  Selección pre natal del sexo
§  Infanticidio femenino
§  Abuso económico
§  Violencia política
§  Trata de personas
§  Abuso contra ancianas
§  Violencia relacionada a la exigencia de dote
§  Ataques con ácido


En los ejemplos anteriores puede observarse que en NINGUNO de los casos existe el respeto hacia la integridad emocional, física o sexual de la mujer.

La violencia hacia la mujer es un problema social, de derechos humanos, y un tema prioritario de salud pública a nivel mundial.

Respetar... una forma simple de evitar la violencia:
El respeto a la mujer debe enseñarse desde el hogar mismo, y desde la niñez. El trabajo conjunto incluye a la sociedad  en todos sus ámbitos.


En el hogar:

Los hombres deben compartir con la esposa, equitativamente, la atención a los hijos y al hogar mismo.
Darles a las hijas las mismas oportunidades de crecimiento que a los hijos.  
No  hacer de la hermana una servidora de sus hermanos.  
Hacer que los hijos varones participen de igual forma que las hijas en las labores del hogar.  
No discriminar a las hijas por el hecho de ser mujeres.  
Enseñar a los hijos varones los valores del respeto, la fidelidad, la tolerancia y la igualdad.  
Asumir que la esposa tiene el mismo derecho para tomar decisiones al igual que su pareja.

En la sociedad:
Establecer políticas educativas que se ocupen de la difusión, sensibilización e internalización de la equidad de género en todos los entornos sociales.
Penalización de las conductas violentas en la legislación. El trabajo no debe hacerse sólo con las víctimas, sino con los funcionarios judiciales. El principal organismo encargado de la recepción formal de denuncias es el Ministerio Público. Hay muchos que no entienden que no hace falta tener un ojo morado para ser víctima de violencia de género.
Informar, realizar talleres, educar y desarrollo de políticas públicas.
Aplicar medidas preventivas: Mejorar la calidad de vida, mayor difusión del tema, crear asociaciones públicas que defiendan a la mujer ante hechos de violencia, abusos, faltas de respeto y agresiones de cualquier tipo.
Fortalecer acciones de prevención a través de campañas sostenidas de sensibilización y concientización en esta temática. Es importante el rol activo de los medios de comunicación en la difusión, denuncia y condena de los hechos de violencia contra la mujer, así como la aplicación de las leyes pertinentes con sus sanciones a los culpables y el apoyo a las instituciones que brindan ayuda  a las víctimas.
Intensificar un claro mensaje: la agresión contra las mujeres, sea cual sea, debe considerarse un grave y verdadero delito, para ello debe asumirse que el maltrato contra la mujer (que por consecuencia afecta a los otros miembros de la familia) hace mucho tiempo traspasó la puerta de la calle y se instaló cómodamente en la sociedad.
Contar con personal capacitado en la problemática tanto en los organismos públicos como privados.

MUJER:

Tienes derechos fundamentales que debes ejercer.
El principal, el del respeto a tu esencia, integridad e identidad.

Tú puedes hacer realidad tus sueños, vivir libre de cualquier tipo de violencia, expresarte, ser escuchada y reconocida, sin que nadie te ofenda; puedes participar en la creación de una sociedad más próspera y justa, en donde se practiquen y defiendan los derechos de las mujeres.

"No hay distancia que no se pueda recorrer,
ni meta que no se pueda alcanzar"
...Napoleón Bonaparte

NUNCA OLVIDES:
La mujer y el hombre son unidades que se complementan; ambos son compañeros leales en la desgracia o en el éxito... ¡¡La mujer NO es un objeto ni un juguete de la propiedad de nadie!!


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