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jueves, 15 de diciembre de 2011

MINDY RODAS: Mujer, víctima y un eterno símbolo de lucha


Hace unos días publiqué un artículo dedicado a la memoria de Marisela Escobedo, de Ciudad Juárez, México, quien el próximo 16 de diciembre cumplirá un año de haber sido asesinada. El artículo se titula: MARISELA ESCOBEDO: A un año de ser impunemente asesinada por exigir justicia

En esta ocasión, quiero hacer una remembranza sobre otra mujer asesinada por estas mismas fechas, pero que desde el 2009 comenzó con su calvario, hasta que finalmente le arrebataron la vida en Guatemala: Mindy Rodas. En realidad, hace tiempo compartí un artículo sobre ella, donde hablaba sobre las atrocidades que padeció durante su vida, principalmente, al lado del cobarde de su esposo.


El caso de Mindy Rodas, de 21 años de edad, se dio a conocer a mediados de 2009, cuando su marido le mutiló el rostro: labios, nariz, barbilla y parte de la frente fueron cercenados de la cara de Mindy, para que su cuerpo nunca fuese reconocido aquel mes de julio de 2009, cuando el delincuente, después de mutilarla, la creyó muerta y huyó, dejándola abandonada y salvajemente herida. 

Casi dos años después, el 17 de diciembre de 2010, Mindy apareció muerta pero sin identidad y fue enterrada así, como se hace con quienes no tienen identidad, como XX, en una fosa común. 


La historia de Mindy Rodas, de Guatemala, fue la historia que me abrió los ojos ante el mundo desgarrador de violencia que miles de mujeres padecen (o mejor dicho,  hemos padecido) alrededor del mundo. Su vida es un reflejo de la cruda y patética realidad, tangible, cuantificable y vergonzosa, sobre la situación agresiva, de discriminación, de injusticia y, sobre todo, de impunidad que día a día se pasea, cínicamente, por nuestras narices. 

Fue precisamente la historia de esta mujer la que me quitó la venda de los ojos…La vida para las mujeres, en un mundo machista y misógino, no es fácil, y hay que reconocerlo, empezando por nosotras mismas; no debemos cegarnos ante actos sutiles o encubiertos de violencia y, mucho menos, justificar las acciones abusivas, discriminatorias o de omisión (la indiferencia y la indolencia ante situaciones “ajenas”, son actitudes que nos hacen cómplices), que se cometen cotidianamente en contra de nosotras. 

Mindy, como muchas mujeres más, tuvo un final trágico, y en el proceso de su muerte, sufrió, padeció y se sometió a múltiples humillaciones; fue un ser vulnerable, víctima de abusos en todas las formas posibles y desde todos los ámbitos, desde el familiar hasta el institucional y el social. 

Obviamente, antes de ser mutilada por su propio esposo, Mindy sufrió miles de vejaciones y abusos emocionales, psicológicos, económicos y físicos por parte de su pareja, que culminaron con su muerte, una muerte anunciada por ella misma sin que nadie quisiera escucharla. 

Sí, Mindy fue mi primer estandarte de lucha, de investigación sobre la problemática de la violencia contra las mujeres y, principalmente, un ejemplo de denuncia pública, de no callar, de gritar:

  ¡¡YA BASTA!! 

Después de ella, al adentrar en este tema, pude descubrir con horror los casos de muchas otras mujeres, víctimas de violencia, malos tratos, discriminación y feminicidio que, continuamente y de forma incontrolada, se suman a una lamentable y cruel lista de víctimas de la violencia machista, con complicidad de la sociedad y de las autoridades, a quienes realmente les compete poner una solución tajante para prevenir, castigar y erradicar la violencia contra las mujeres. 

Los casos de Grettel, Graciela, Carolina, Laura, Cristina, Celia, Ana….y de tantas mujeres más, anónimas y silenciosas, de países tan lejanos y distintos como México, España, Argentina, Guatemala, Estados Unidos, Bolivia, Chile, así como de culturas y nacionalidades disímbolas como China, India, Pakistán, Irán, Japón….tienen algo en común: todas existen pero son invisibles. 

Todas ellas son un ejemplo de la insensibilidad y de la tolerancia hacia la violencia de género que la mayoría de los habitantes de este planeta observan de forma pasiva. 

La sección MUJER con J de JUSTICIA solo es una pequeña muestra basada en información documental y fidedigna, de la vida que muchas féminas padecen al lado de potenciales agresores y verdugos: sus parejas. Sobrevivientes o no, todas tienen nombre, vida e identidad, y merecen respeto, pero sobre todo, una vida libre de todas las formas de violencia. 

MINDY, el recuento de los daños...

Se la pasaba pegándome y nunca lo denuncié porque amenazaba con quitarme al niño. Me duele tanto que el ser a quien yo más quería me haya hecho tanto daño…”. 


En una carta de su puño y letra, Mindy Rodas dejó escrita la triste historia de su vida. Unas veces deseaba morirse, otras soñaba con un futuro feliz junto a su tesoro más preciado: su hijo. 


Para ella, el calvario comenzó a los 17, cuando quedó embarazada y empezaron las humillaciones y los malos tratos. Por aquel entonces nadie, ni su propia familia, la creía. “Se veía tan humilde mi yerno, que no parecía posible”, explica Mónica Donis, desde la trastienda del pequeño negocio que regenta en la aldea El Cunquillo, a 10 minutos de Barberena, en Guatemala. 




Como muestra, enseña un retrato donde la pareja posa abrazada y sonriente ante las cámaras. “Lo amaba tanto que creo que mi hija habría seguido con él, a pesar del dolor y la humillación”, añade. 



Paradójicamente, fue Esteban López Bran quien en junio de 2009 tomó la decisión de separarse, abandonando a Mindi por una de sus amantes. Días después, el 3 de julio, agarró un cuchillo e intentó matarla. 

Norma Cruz, activista humanitaria y directora de la Fundación Sobrevivientes, señaló:  El marido de Rodas es un ejemplo más del mal que padece nuestra sociedad, profundamente machista y violenta. Estaba furioso y quiso marcarla para siempre.” 

El motivo de su enojo fue la pensión de 80 euros que ella pidió para la manutención del hijo en común

JULIO 2009: ATACADA POR SU ESPOSO 
En julio de 2009, Mindy Rodas fue atacada por su esposo, Eswin Esteban López Bran, a la orilla de un río en Casillas, Santa Rosa. 

Mindy se separó de su esposo, Edwin Esteban López Bran, por la infidelidad de él, en el 2009. Mindy Rodas había logrado que un juez ordenara que, tras su separación, López le pagara una pensión alimenticia de Q800 mensuales para el hijo que ambos habían procreado. Sin embargo, el 3 de junio del 2009, López obligó a Rodas a que lo acompañara a orillas de un río en Santa Rosa, donde le golpeó la cabeza con una piedra y con un cuchillo le cortó la frente, la nariz y la boca, y después trató de ahogarla. 



López Bran la golpeó por atrás en la cabeza con una piedra y le cortó la frente, la nariz, los labios y el mentón, posteriormente la sumergió en el río. Mindy quedó inconsciente. Al darla por muerta, le quitó la ropa, los zapatos, el teléfono celular y el bolso. 

López Bran la dejó allí creyendo que estaba muerta. 

Cuando recuperó la conciencia, Mindy estaba desnuda, junto a la orilla del río al que había sido arrojada. En la superficie del agua pudo ver su rostro desfigurado, envuelto en sangre y del que sólo los ojos quedaban intactos. “En ese momento, deseé que también me hubiese arrancado los ojos para no poder ver cómo me había dejado”. Después añadiría: “Lo que de verdad hubiese querido es que me hubiera matado, pero el recuerdo de mi hijo me dio fuerza para salir adelante”. 

Milagrosamente un sembrador de tomates la auxilió y llamó a los bomberos. Fue trasladada a la emergencia del Hospital Roosevelt, donde permaneció internada durante dos meses.

Mientras Mindy se recuperaba en el hospital Roosevelt, capturaron a Esteban López, y su defensor, el abogado Alfonso Sol Picholá, intentó convencerla de que desistiera de la denuncia; ella se negó. 

Días después el juez penal de Santa Rosa, Amílcar Colindres, dejó libre a Esteban. La razón: Sol Picholá presentó un escrito con el desistimiento de Mindy. Un peritaje posterior determinó que la firma de la joven fue falsificada. 


Las amenazas para que se no identificara al autor de esta barbarie comenzaron en el propio hospital, cuando un hombre, que decía ser el abogado de Esteban López, el torturador y ex pareja de Mindy, llegó primero. Después, siguieron las de la familia de su verdugo, además de las de extraños que se acercaban para reforzarlas. 


Mindy buscó apoyo médico y legal, y en la Fundación Sobrevivientes. Su rostro empezó a ser reconstruído en México. La Asociación de Mujeres de Guatemala también estuvo cerca de Mindy. Gestionó para que la Televisión Española documentara su caso para que fundaciones internacionales ayudaran a que continuara la reparación de su rostro. 

Mindy viajó a comienzos del año pasado a México para someterse a una serie de cirugías para la reconstrucción de su rostro, con el apoyo de la esposa del Presidente, Sandra Torres, del consulado de México y de la Fundación Sobrevivientes. Los cirujanos le colocaron los primeros injertos en la nariz y el mentón. Faltaba colocarle cartílago en la nariz, reconstruirle el labio superior y afinar los otros injertos, pero la joven entró en una fuerte depresión. 

Suplicó que la dejaran volver a Guatemala por un tiempo para poder ver a su hijo y para recibir el apoyo emocional que tanto necesitaba. De esa manera, deprimida y mutilada, Mindy se enfrentaba a un día a día en el que mero el acto de comer, intentar beber o respirar eran de una dificultad extrema. Decir que Mindy había perdido la sonrisa para el resto de su vida, no haría justicia a la verdad: la sonrisa de Mindy fue, literalmente, mutilada. 



No regresó a México. Su proceso de recuperación se fue ralentizando, poco a poco, hasta quedar detenido. Fue víctima de la mirada sensacionalistas de ciertos medios. Su caso alimentó el morbo de publicaciones deseosas de multiplicar sus cifras de ventas, antes que de hacer honor a la verdad. 

Ignoraron que la violencia contra esta mujer de 21 años no había empezado con el horror que la dejó tirada, sin rostro, junto a la orilla de un río: Mindy recordaba con amargura que la primera vez que se sintió sin identidad, una XX, fue en la infancia, cuando se enteró de que por presiones de su padrastro, su madre biológica la había abandonado, dejándola en manos de una vecina. “No sabía si este era mi nombre, ni cuáles hubieran sido mis apellidos de verdad”. 

En la casa de su familia de acogida, conoció nuevas formas de discriminación y de violencia que fueron mermando, poco a poco, su autoestima. “Me mantenía a flote por la ayuda de mi mamá adoptiva, pero sus hijos me habían prohibido la entrada a casa”. 

Mientras aquellos hombres que se decían sus hermanastros dormían plácidamente en sus tibias camas, Mindy agonizaba cada noche lejos de su hijo, con enormes dificultades para respirar, para comer, viéndose obligada a beber cada día a través de una pajita, que no siempre encontraba. 

Mindy intentó suicidarse varias veces. Una de ellas, por lo desesperante que se le hacía seguir viviendo sin dormir apenas: su incapacidad para respirar con normalidad, le impedía mantener el sueño más de 20 minutos. Cansada y aturdida por la vigilia permanente, decidió quitarse la vida. Pero sobrevivió, de nuevo. 


También quiso suicidarse cuando le explicaron que el juez que había llevado su caso consideró sus lesiones como leves, un delito que en Guatemala tiene medidas sustitutivas que le permitieron al detenido obtener la libertad bajo fianza. “Sentí que me habían vuelto a matar”. 

A finales de 2010, del caso de Mindy ya no había presencia en los medios de comunicación. Ya nadie se ocupaba de dar seguimiento a su recuperación ni a la de su hijo. Su verdugo se encuentra en la cárcel tras la reformulación de los cargos, ahora acusado de feminicidio en grado de tentativa. “Respondí a muchas entrevistas, pero al final nadie hace nada. Tengo miedo de que llegue el día del juicio, de que él pueda ver que no consiguió lo que quería. ¿Qué más quiere? Aunque no me mató, me mató en vida. Eso, si no me manda matar antes.” 

López Bran fue encarcelado. Su abogado defensor, Alfonso Sol Picholá, trató que Mindy desistiera de la denuncia, pero ella no aceptó. No obstante, Sol Picholá presentó el escrito con la supuesta firma de Mindy, y López Bran salió de la cárcel.

La Fundación Sobrevivientes tomó el caso de Mindy y consiguió que se le modificara el delito a Esteban de “lesiones graves” a “femicidio en grado de tentativa”. Esteban regresó a la prisión y a su abogado le emprendieron un proceso administrativo cuya audiencia se iba a celebrar el 10 de enero. El 16 de junio de 2011, empezaría el juicio contra Esteban. 

Al abogado Alfonso Sol Picholá se le abrió un proceso y la audiencia estaba programada para el 10 de enero del 2011. Sin embargo, la entrevista no se llevó a cabo porque Mindy había muerto.

Mindy estaba escribiendo su historia con su puño y letra. Quería ayudar a otras mujeres para que alzaran su voz, para que no se dejaran golpear, insultar y violar por su agresor. Para que rompieran el círculo de la violencia intrafamiliar a tiempo y salvaran sus vidas y las de sus hijos. Sin embargo, su historia se quedó a medias... 

17 DE DICIEMBRE DEL 2010: MINDY FUE ASESINADA 
Mindy salió de su casa, en Santa Rosa, el 17 de diciembre. La Policía encontró su cuerpo un día después, en la capital, y la enterraron en una fosa común al no ser identificada por nadie. 


El cuerpo de Mindy apareció junto con el de la joven Celia Azucena García Marroquín, de 21 años, cerca del Cerrito del Carmen, en la zona 1. Las dos jóvenes fueron amarradas y torturadas. De acuerdo con sus familiares no se conocían. 

El informe forense indica que murió torturada y estrangulada. En varias ocasiones, a Mindy le arrebataron la vida tal y como la conocía. La última de ellas, le arrebataron también la posibilidad de comenzar una nueva, poco después de que varias fundaciones de Estados Unidos y de España hubieran retomado su caso, dispuestas a ayudarla. La última petición de Mindy fue ser socia activa cuando recuperase su rostro. 

ENERO 2011: ENCONTRADA MUERTA COMO XX 
En enero de 2011 el cadáver de Mindy fue enterrado como XX. Había desaparecido algunas semanas antes; fue ante la insistencia de integrantes de dos asociaciones que conocieron y documentaron el caso que la familia formalizó la búsqueda. La identificaron, a través de fotografías, en la morgue de la capital guatemalteca. Su cuerpo, que fue encontrado a más de doscientos kilómetros del lugar donde vivía, fue enterrado sin identidad. 


Después de buscarla durante un mes, su madre la halló el lunes 17 en los archivos fotográficos de la morgue capitalina: Mindy fue enterrada como XX en el cementerio La Verbena. Mindy fue torturada y ahorcada. Aparentemente, se creyó que las partes cercenadas de su cara eran parte de la agresión que le quitó la vida. 

La Fundación Sobrevivientes emprendió una investigación paralela, y pide la exhumación del cuerpo. “Estamos consternados, de luto”, afirmó su directora, Norma Cruz. 

ABRIL 2011: EXHUMACIÓN Y MORADA DIGNA 
El servicio forense exhumó el cuerpo de Mindy Rodas, cuya pareja le desfiguró el rostro en 2009 y en diciembre último fue asesinada, quien yacía en una fosa común en el cementerio La Verbena, zona 7. 




La historia de Rodas encarna el horror que puede vivir una mujer sometida a la violencia intrafamiliar. 

El Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) efectuó la necropsia y ordenó la inhumación de Rodas como xx, hasta que la madre la reconoció mediante fotografías y evacuó el procedimiento judicial para que fuera exhumada. Los restos de Rodas fueron trasladados a una aldea de Barberena, Santa Rosa. 

López Bran está procesado por las agresiones y enfrentaría un juicio el 17 de julio. 

JULIO 2011: ESPOSO DE MINDY SENTENCIADO A 62 AÑOS DE CÁRCEL 

El Tribunal de Sentencia de Cuilapa, Santa Rosa, condenó a Edwin Esteban López Bran a 62 años de cárcel por el ataque contra su entonces esposa Mindi Rodas Donis, a quien le arrancó el rostro con un cuchillo en el 2009 y que un año después apareciera muerta en la capital. 


López intentó convencer a Rodas de que retirara la denuncia por la agresión que cometió, pero ella no lo hizo. Por ello, el abogado Alfonso Sol Picholá, defensor de López, supuestamente falsificó la firma de Rodas en una carta de desistimiento, lo cual permitió que el agresor saliera de prisión. 


Un peritaje del Inacif determinó que la firma era falsa, por lo que se le inició proceso al abogado y López volvió a prisión. 

El Tribunal encontró a López, de 26 años, culpable de femicidio en grado de tentativa y fue sentenciado a 50 años de cárcel, pero como no se consumó el hecho, se le hizo una rebaja a la pena y purgará 33 años por ese delito y otros 12 años más por violencia contra la mujer. Además, tendrá que pagar Q673 mil por responsabilidad civil. 

En vida, Mindy fue la víctima de muchos verdugos: su padre biológico, que nunca la reconoció; su padrastro, que forzó la separación de su madre biológica; sus hermanastros, que la separaban de su madre adoptiva; el abogado de su torturador; los hombres que la amenazaban constantemente; el juez, que minimizó la gravedad de los delitos perpetrados sobre su cuerpo, calificando sus lesiones de leves; del abandono de las organizaciones que podrían haberla apoyado integralmente; de los autores materiales de su posterior tortura y de su asesinato; del hombre que decía amarla y del aparato de Justicia que tiene con su dignidad una cuenta pendiente. 

- “Estiven, ¿dónde está tu mamá?”, es la pregunta que le hace un reportero al hijo de Mindy. 


El pequeño alza la cabeza, sin decir nada. Sus manos sostienen imágenes que ya son recuerdos mientras se esfuerza en no llorar. Tras repetir de nuevo la pregunta, responde, muy bajito, que ella ya no está allí y que la extraña.


Después del ataque de su marido, el cual fue el primer intento por asesinarla, Mindy Rodas se convirtió en una firme defensora de los derechos de las mujeres.

Fuentes: 




MUJER: 


¿Cuántas veces se puede matar a una mujer? Mindy fue asesinada muchas veces. Muchos fueron también los perpetradores, directos o indirectos, de su muerte. 


Ahora sabemos que la historia de Mindy, como las de miles de mujeres más, fue dramática y su final, predecible. Falta relatar cómo se descubrió a sus asesinos para que sean castigados sin compasión. 


La historia de Mindy deberíamos llevarla grabada en la mente y en el pecho, como símbolo de repudio por su dolor, por su sufrimiento, por su muerte… pero también por las agresiones y las muertes de incontables mujeres de cualquier nacionalidad y que son, o fueron víctimas de la violencia intrafamiliar.


¿Qué futuro estamos sembrando? Es preciso recordar que las actitudes violentas se aprenden en el hogar y se repiten de generación en generación. La violencia intrafamiliar es un patrón de conducta mortal que se traduce en todos los ámbitos de la sociedad mundial. 

¡Estos crímenes permanecen impunes porque la sociedad calla ante los criminales!


Mindy Rodas ES una de sus víctimas.


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