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jueves, 13 de octubre de 2011

¿HOMBRES QUE AMAN?: ¡Me dijiste puta! y Las Reglas del Juego...




El próximo 25 de Noviembre se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Esta fecha nos sirve para recordar  los asesinatos cometidos en República Dominicana de las tres hermanas Mirabal, activistas políticas de ese país. Aquel lamentable hecho  tuvo lugar el 25 de noviembre de 1960, por órdenes del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo.

En lo personal, esta  idea de celebrar internacionalmente un día que, según cifras mundiales,   resulta lejano e inexistente, debe llevarnos al autoanálisis y a  la reflexión...¿Por qué no se logra detener tanta violencia contra las mujeres en el mundo?, ¿Por qué cada día las cifras aumentan de forma estratosférica?, ¿Por qué la justicia incumple con su labor, abriendo epacio a la impunidad?, ¿Acaso las mujeres deben sufrir  los constantes abusos de sus propias parejas y ser revictimizadas por la sociedad y las autoridades en caso de atreverse  a denunciar?... Vergonzosa y lamentable situación la que vivimos las mujeres en el planeta, pero ¿será irremediable?.  ¡¡No, la resignación sería sinónimo de conformismo, de complicidad...de suicidio!!.

Desde hace mucho tiempo, las sociedades de cada país debieron actuar y tomar  medidas urgentes con respecto a esta problemática.  Las autoridades están obligadas a legislar y a cumplir leyes y tratados de protección  a las mujeres en todos los ámbitos y sentidos de la vida.

Datos reveladores a nivel mundial, indican que este fenómeno, hasta ahora, no ha sido erradicado. Todo lo contrario, las agresiones emocionales, psicológicas, económicas, patrimoniales, físicas, sexuales y, en especial, la violencia feminicida, se ha incrementado con mayor crueldad y de forma alarmante.

La tolerancia e impunidad que prevalecen en la mayoría de los países, han permitido que esta lacra social continúe, por lo visto, de forma permanente.

La violencia de género está latente. El género femenino agoniza implacablemente frente a la vista de todos…



Por ello, en esta ocasión compartiré dos poemas cuyo contenido resulta trascendental, ya que resaltan líricamente las emociones, pensamientos, sentimientos, dolor y deseos de cualquier mujer.

Ambos escritos difieren en la forma y contexto, pero tienen en común la sensibilidad de sus autores, así como su personal visión del papel que juegan las féminas en este mundo. Por un lado, los estereotipos, el machismo, la falta de respeto y la violencia de género que persisten en la mayoría de los hogares, condenando a las mujeres a vivir (o padecer) situaciones de riesgo con sus propias parejas. Por otro, exacerban la sensibilidad femenina, sus deseos, su sentir emocional, sus preocupaciones, sus sueños (apagados o esperanzadores) y la utopía de una vida feliz, sin violencia y con el anhelado respeto del hombre hacia la mujer que lo ama.


El primer poema, al parecer, es de un autor desconocido. Si alguien sabe algo sobre su verdadera identidad, agradecería que me lo hiciera saber, simplemente para conocer al poseedor de un gran talento y expresarle mi admiración por su enorme empatía hacia las mujeres.

Al leerlo puede erizar la piel de cualquiera, pues su narrativa, su original estructura y, sobre todo, el contenido, reflejan la conciencia que dicho autor posee sobre el tema de la violencia de género.




¡Me dijiste Puta!

¡Amar a la persona equivocada!

Me besaste los ojos
y caí ilusionada
me dijiste te amo
y se me voló el corazón…

…aún no sé cuando fue que pasó
por vez primera…

Puta fue el rugido de tu boca
que me cortó los ojos un día
y me desangró el alma
y el amor… huyó de pronto

¡Puta me dijiste!
frente a los hijos
y mi garganta fue río
de piedras secas,
raspándome con dolor,
y los ojos tristes de los niños
fueron dagas en la conciencia
y me sentí culpable
(¿de haberte amado?)
y sellé mis labios
y me mentí
y les mentí
te justifiqué mil veces
pintando una hipócrita sonrisa

Callé por ellos y por cobardía,
mi corazón muerto desde ese día
que me dijiste puta… frente a ellos.
Mi piel dejó de sentir
aún tus patadas de frustrado
y tus manazos que ya no dolían,
y a puta siguió
una letanía blasfémica florida
y más golpes

……………….más
……………………………..más

Mataste mi alma a palos,
mi pecado fue amar,
a ti,
la persona equivocada.
Los pájaros blancos de mis sueños
agonizaron mil veces
junto a la niña desvalida de mis miedos
que atolondrada sólo se evadía

La vida fue un infierno de sangre
fertilizado de ti: ¿hombre?
Y el sol fue un coagulo frío y gris…
recibía tus caricias en puñetazos
palpaba las heridas con sus ojos
y me maldecía y lloraba
mil veces en silencio
siempre en si-len-cio

En el espejo
las imágenes de rostros tumefactos
se reían burlonas de mi,
me gritaban:  tonta
¡Esa no era yo!
Pero sí, lo era.

Y eran mis ojos grandes
dos manzanas moradas
y mi boca se engalanaba
con flores bermellón
que explotaban líquidas
y eran todo mi cuerpo
un rosario de cardenales
no, no era yo la del espejo
y mi voz huyó con mi alma
y desde entonces flote ausente
flo-te

¿Amor?

Floté hacia mi maldita muerte suicida
hasta cerrar la puerta a la pesadilla
en que se convirtió contigo mi vida
y solo lloré en mi agonía
por las pequeñas almas
que también marcaste con tu furia


una campana tañe grave
y paladas de tierra me visten...

¡No!

¡Yo no soy esa que reposa en camposanto!
¡Soy esa a la que alguien prometió amor un día!
¡No soy esa, señor dime que no!
Que aún quiero ser la madre
de mis hijos...

¡Señor dime que no soy esa!
Que desciende acunada en la tierra

¡Dime que no!


El siguiente poema lo seleccioné por tratar una temática sobre la idea de lo que una mujer  espera de un hombre y, por lo tanto, del amor que debemos tener primero por nosotras mismas.

La nacionalidad de su autora es otra de las características que me impulsó a elegirlo para compartirlo con todas ustedes: es nicaragüense.

Nicaragua, como muchos otros países del mundo, en especial de América Latina (incluido México, por supuesto), mantiene altos índices de violencia contra las mujeres.

Según la Red de Mujeres contra la Violencia, en 2010 fueron asesinadas 89 mujeres en aquel país, y sus agresores eran ex esposos, cónyuges, novios, familiares o conocidos.

Un estudio determinó que una de cada dos mujeres sufre algún tipo de violencia. Especialistas en el tema han asegurado que el problema social 'es tolerado' por razones culturales y de educación que han creado un ambiente de 'normalidad' de este maltrato.

La violencia sexual tiene cifras más altas entre estratos sociales pobres, en los que se registran muchos embarazos producto de violaciones.

Un gran número de agresiones no es denunciado porque las mujeres tienen miedo a enfrentar a sus agresores y, además, a una justicia "insegura". Según datos del UNFPA (oficina regional del Fondo de Población de las Naciones Unidas por sus siglas en inglés) revelan que el 26% de las mujeres que fueron agredidas por su pareja en Nicaragua y El Salvador no buscó ayuda por temor; en Honduras el porcentaje fue del 19% y en Guatemala del 15.7% (situación que ocurre en muchos otros lugares de este continente).

La autora:
Gioconda Belli, es poeta y narradora. Nacida en 1948 en Managua, Nicaragua, siguió a Ernesto Cardenal y Claribel Alegría, poetas que habían inaugurado una nueva visión de la poesía, renovando las letras de su país. En 1975 se exilia en México y en 1976 fija su residencia en Costa Rica. Ha vivido en Los Angeles desde mediados de la década de los noventa.

Gioconda Belli sorprendió desde su primer libro “Sobre la grama”, con poemas eróticos en los que los instintos del cuerpo se expresan con entera libertad. Sus obras siguientes, si bien continúan en esa línea, muestran también preocupaciones políticas y sociales.

Su prosa y sus poemas son altamente reconocidos. A continuación nos deleitaremos con uno de ellos, el cual denota el gran sentido de libertad, de coraje hacia la vida y el peculiar valor de la autora por expresar lo que siente como mujer.

 


REGLAS DEL JUEGO PARA HOMBRES QUE QUIERAN AMAR A MUJERES
I

El hombre que me ame

deberá saber descorrer las cortinas de la piel,

encontrar la profundidad de mis ojos

y conocer lo que anida en mí,

la golondrina transparente de la ternura.

II

El hombre que me ame

no querrá poseerme como una mercancía,

ni exhibirme como un trofeo de caza,

sabrá estar a mi lado

con el mismo amor

con que yo estaré al lado suyo.

III

El amor del hombre que me ame

será fuerte como los arboles de ceibo,

protector y seguro como ellos,

limpio como una mañana de diciembre.

IV

El hombre que me ame

no dudará de mi sonrisa

ni temerá la abundancia de mi pelo,

respetará la tristeza, el silencio

y con caricias tocará mi vientre como guitarra

para que brote música y alegría

desde el fondo de mi cuerpo

V

El hombre que me ame

podrá encontrar en mí

la hamaca donde descansar

el pesado fardo de sus preocupaciones,

la amiga con quien compartir sus íntimos secretos,

el lago donde flotar

sin miedo de que el ancla del compromiso

le impida volar cuando se le ocurra ser pájaro.

VI

El hombre que me ame

hará poesia con su vida,

construyendo cada día

con la mirada puesta en el futuro.

VII

Por sobre todas las cosas,

el hombre que me ame

deberá amar al pueblo

no como una abstracta palabra

sacada de la manga,

sino como algo real, concreto,

ante quien rendir homenaje con acciones

y dar la vida si es necesario.

VIII

El hombre que me ame

reconocerá mi rostro en la trinchera

rodilla en tierra me amará

mientras los dos disparamos juntos

contra el enemigo.

IX

El amor de mi hombre

no conocerá el miedo a la entrega,

ni temerá descubrirse ante la magia del enamoramiento

en una plaza llena de multitudes.

Podrá gritar -te quiero-

o hacer rótulos en lo alto de los edificios

proclamando su derecho a sentir

el más hermoso y humano de los sentimientos.

X

El amor de mi hombre

no le huirá a las cocinas,

ni a los pañales del hijo,

será como un viento fresco

llevándose entre nubes de sueño y de pasado,

las debilidades que, por siglos, nos mantuvieron separados

como seres de distinta estatura.

XI

El amor de mi hombre

no querrá rotularme y etiquetarme,

me dará aire, espacio,

alimento para crecer y ser mejor,

como una Revolución

que hace de cada día

el comienzo de una nueva victoria.


Gioconda Belli.
(De la costilla de Eva, 1986)



MUJER:

El respeto que nos demos anosotras mismas es fundamental para determinar el tipo de situaciones que debemos considerar como intolerantes. El maltrato y la violencia deben ser erradicados desde nuestros propios hogares.

Como dulcemente nos enseña el segundo poema:  elijamos bien a nuestras parejas; pongamos atención a las señales de alerta, no permitamos indicios leves de violencia sutil o micromachismos...Un hombre que realmente nos ama, nos respetará siempre. Y eso, debemos comprenderlo primeramente nosotras para poder exigirlo,  o bien,  alejarnos,  pues podríamos  tener un final como el del primer poema.

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