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sábado, 6 de julio de 2013

MUJER Y DINERO: Mira Bartola



La relación de las mujeres con el dinero.

Es innegable que, a lo largo de la historia,   la mujer ha tenido un papel secundario en cuestiones de dinero y de las labores que se realizan fuera del hogar. No hace mucho tiempo, las mujeres no tenían acceso a ser dueñas de propiedades, pues sus maridos eran los amos y señores de cualquier cosa de valor y, excepcionalmente, alguna que otra mujer tenía que hacerse cargo de ella misma (generalmente al quedar viudas), o bien, se imponían la tarea de encontrar otro marido que tomara las riendas de sus propiedades y, por consiguiente, de sus vidas.

Con el tiempo, esto ha ido evolucionando, pues cada vez son más las mujeres autosuficientes, encargadas de sus finanzas y "jefas" de familia, sin embargo, las cuestiones culturales, sociales y tradicionalistas, han impedido un avance real en cuanto a la equidad de posiciones dentro del campo laboral y social y, por tanto, económico, entre hombres y mujeres. 

En varios estudios realizados se ha demostrado que las mujeres, sin importar la clase social, carecemos de  independencia financiera, por ejemplo, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en México el 44.6 por ciento de las mujeres son pobres. 

Muchas mujeres, con profesión o sin ella, una vez que nos casamos, nos volvemos dependientes económicas y emocionales,  ya que solemos tomar el papel de ama de casa, y dedicamos 100% al hogar, a los hijos y al marido. Y no, no es que esté mal, pero tampoco es lo ideal...

Esta situación que las mujeres vivimos de forma cotidiana  y natural,  en  realidad tiene graves implicaciones en muchos sentidos, tanto a nivel personal, familiar, social, de salud, entre otros ámbitos. 

Si las mujeres no somos capaces de empoderarnos, seguiremos siendo presa fácil para los abusadores, quienes suelen manipular, controlar y dominar  a través del dinero, pues creen que ellos son los más indicados para encargarse de administrar los ingresos familiares y quienes "deben" tomar las decisiones en ese sentido y, por ende, de todo lo demás. Normalmente, ellos toman el control de la economía familiar, ignorando a las mujeres, pues piensan que " ellas solo están para cuidar de  la casa y de los hijos" y por lo tanto no saben de esas cosas ni merecen tener NINGÚN poder de decisión. A grandes rasgos,  esto se define como violencia económica (tema que ya hemos visto en posts anteriores), y suele afectar gravemente, entre otras cosas, la autoestima y la dignidad de las mujeres.

Peor aún, quienes nos atrevemos a poner un punto final a los abusos cotidianos de esa clase, y optamos por divorciarnos, entonces tenemos que pasar, todavía más, por una travesía interminable de obstáculos, pues el proceso de un juicio así,  conlleva mucho desgaste emocional y económico, a pesar de que la ley establece derechos, como el de la pensión alimenticia, pues para obtenerlo, hay que enfrentar un sin fin de complicaciones, muchas veces, sin la certeza de alcanzar un final justo, equitativo  y acorde a los años y a las circunstancias  que se establecieron dentro del  vínculo matrimonial.  (Ver artículo http://www.cimacnoticias.com.mx/node/63731)

Como vemos,  la violencia económica puede afectar a la gran mayoría de las mujeres,  sin importar edad, estado civil, profesión o nacionalidad, siendo que muchos actos de violencia, así como la falta de empoderamiento, tienen que  ver con la relación que existe entre las mujeres y el dinero. 

Es un tema complicado,  y  se origina desde edades tempranas, a través de enseñanzas, estereotipos y la repetición de patrones  que ya deberían ser eliminados, desde aquellos que enseñan a los niños varones a que los hombres no deben  llorar porque deben ser fuertes,  o bien, cuando se les enseña que los hombres son quienes deben desempeñar el papel de proveedores y, por tanto, de administradores únicos. Mientras que a  las niñas se les transmite, de múltiples formas,  que las mujeres deben dedicarse al hogar, a cuidar de los hijos, a planchar, a ser débiles, abnegadas, resignadas y conformistas....

..y aunque esto ha cambiado, aún queda mucho por hacer y reaprender.

Lograr el empoderamiento femenino y la autosuficiencia económica es el camino ideal para alcanzar nuestra verdadera independencia emocional.

Es hora de voltear a ver nuestra relación con el dinero y tomar cartas en el asunto. De otra manera viviremos una vida insatisfecha, dependiente y donde la estabilidad emocional y económica estarán cada vez mas lejos de nuestras manos.

Es por eso, que hoy damos la bienvenida a una nueva sección denominada MUJER Y DINERO, cuyo objetivo central será abordar la relación que hay entre las mujeres y el aspecto económico. Trataremos de llevar a ustedes una breve orientación y algunas aportaciones interesantes que sirvan para la reflexión   y como una motivación para que las mujeres comencemos a tomar conciencia de la importancia de tomar las riendas de nuestra economía. 

Esta nueva sección  estará a cargo de una mujer llamada Mercedes Fernández Pereznegrón, quien además de ser una mujer preparada, trabajadora y con un alto sentido de empatía y sororidad, es una mujer que, como muchas otras más, ha sabido sobrevivir y resurgir de una vida donde la violencia psicoemocional y económica estuvo presente. 

Profesionista y madre de dos hijos, Mercedes ha aprendido a salir adelante sola, sorteando gran cantidad de obstáculos y dificultades, pero que le han servido para convertirla en lo que hoy es:  una mujer más fuerte y decidida.  Ella, al igual que muchas otras mujeres que hemos vivido situaciones similares,  también desea colaborar en favor de nuestro género, aportando algo de su experiencia y sus conocimientos.

Pero dejemos que sea la misma Mercedes quien se presente:
Soy Mercedes. Soy mexicana. Estoy divorciada. Tengo dos hijos varones: el mayor, de 23 años y el menor de 19. 

Soy maestra normalista, Lic. en la docencia del inglés, especialidad en desarrollo y maestra en educación.
Estudié un diplomado en violencia contra las mujeres con enfoques: médico, psicológico y jurídico.
Me gusta mucho trabajar con personas, leer, escribir, trabajar y conversar con mujeres. 
Fui educada dentro de una familia completamente tradicionalista. Durante mucho tiempo viví rodeada de violencia sin poder percibirla: era parte de mi mundo como lo es del mundo patriarcal, es decir, de tod@s.  
Siendo maestra, nunca me había percatado de cómo se sancionan las muestras de cariño o, incluso de deseo, entre los y las jóvenes, pudiendo llegar a expulsar a los protagonistas; no obstante, las continuas demostraciones de violencia entre estudiantes, no merecen tanta atención: jamás, hasta que me adentré en los estudios de género, pude darme cuenta de que vivimos rodead@s de violencia por todas partes: está naturalizada, invisibilizada, normalizada, por eso ni cuenta nos damos.  
Algo que siempre percibí y que me molestaba, aunque tenuemente, eran los mensajes despectivos que subyacen en todos los “chistes” de mujeres y cómo las mujeres, sin consciencia del contenido de los mismos, los celebran y los cuentan ellas mismas. 
Los anuncios y espectaculares son otro mediatizador de la cultura machista: en una ocasión vi uno que anunciaba tequila: una pareja estaba en un bar, a media luz y se proyectaban las sombras de esa pareja: la de él era una silueta que copiaba fielmente al muchacho, en cuanto a ella, bueno, su sombra era… una viuda negra…No duró mucho, supongo que hubo personas que lo denunciaron y lo quitaron, pero sí ejemplifica cómo se ve a las mujeres, aún ahora, que la sociedad es políticamente correcta con respecto a las mujeres y nuestros derechos.  
Las canciones, por otro lado, son otro elemento normalizador de la violencia: “Rómpeme, mátame pero no me ignores” y otras canciones, por el estilo.  
¿Te has fijado en los modelos de mujer y hombre que presenta la televisión, las novelas? Esta forma de perpetuar los modelos tradicionales de “relación”, si se le puede llamar así, es especialmente peligrosa por la forma insidiosa en que va entrando en la mente inconsciente de las personas quienes, ante tanta exposición, las reproducen así, sin más.  
Finalmente, el mediatizador quien, por excelencia, reproduce y perpetúa esa cultura violenta que oprime a las mujeres somos las mujeres, en virtud de que no tenemos consciencia de ello. Por eso es tan importante que existan espacios como éste que nos invita a reflexionar acerca de nosotras, lo que vivimos y cómo podemos cambiar la realidad que nos lastima.

Gracias Mercedes, será muy interesante contar con tu participación en estos espacios. 

Y para muestra basta un botón... A continuación,  Mercedes nos presenta su primera colaboración titulada:


MIRA BARTOLA




Mira Bartola, “ai” te dejo esos dos pesos, 
Pagas la renta, el teléfono y la luz 
De lo que sobre, coge diai para tu gasto, 
Guárdame el resto pa’comprarme mi alipús… 

¿Recuerdas la letra de esa “graciosa” canción? Si eres mexicana, seguramente sí; si no, te cuento rápidamente que se trata de la letra de una canción popular que se refiere, en pocas palabras, a la forma en que el hombre – como muchos de la vida real – controla a su pareja a través del dinero. Esa canción ilustra este problema en clave de broma; sin embargo, vivirlo cotidianamente y sin esa simpática música de fondo, no tiene nada de gracioso ¿verdad? 

La violencia financiera es el segundo tipo de violencia sufrida por las mujeres, superada, únicamente, por la emocional. No todos lo hacen de manera tan obvia; no obstante, hay maneras muy sutiles de controlar a la pareja a través del dinero. 

La ecuación es simple: dinero = poder. Si no lo tienes, no tienes poder de decisión; no te puedes mover, punto. 

Es importante que tomemos consciencia del dinero y cómo se maneja pues, no hay independencia que valga si no hay autonomía y esa es posible sólo si eres dueña de tus recursos. 

Yo, como tú y como, prácticamente todas – lo acepten o no, sean conscientes de ello o no – he sufrido varios tipos de violencia y, como sobreviví, quiero compartir contigo lo que aprendí. 

En esta columna, voy a dedicarme, especialmente – aunque no exclusivamente - a un tipo de violencia: la violencia financiera y a su concomitante tema tabú: el dinero. 

Me dedicaré, también, a analizar las actividades que realizamos las mujeres dentro del hogar: hablaré de las amas de casa – sí, esas que “no hacen nada en todo el día”, “esas mantenidas” – hablaremos del trabajo doméstico o trabajo reproductivo y de cómo ayuda a generar riqueza tanto a los hogares individuales como a las naciones enteras a expensas de la donación del tiempo, los saberes y la energía vital de las mujeres, ya te contaré. 

De hecho, dedicaré poco tiempo a dar ejemplos de violencia financiera – esos, quisiera que los aportaras tú para que esta columna sea un verdadero diálogo y no esté hablando yo sola. 

Pretendo que analicemos juntas de dónde provienen tantos problemas con el dinero – seamos mujeres u hombres – y por qué, especialmente las mujeres, tenemos tantas complicaciones para relacionarnos sanamente con él. 

Quiero compartir contigo alternativas – y dar la bienvenida a las tuyas - para que, una vez que has sido víctima de este pavoroso tipo de violencia, te sientas capaz de manejar dinero: el “dinero grande”, como le llama Clara Coria(1)  sin sentimientos de culpa; para que puedas empoderarte y ser, como una adulta, dueña y responsable de tu vida. 

Soy Mercedes Fernández. Esta es mi primera participación de muchas – espero - pues tengo el deseo de comunicarme con otras mujeres. 

El objetivo de esta columna es, no sólo darnos cuenta de los problemas a que somos sometidas en razón de nuestro sexo sino, más importante aún, de buscar soluciones creativas que nos permitan movernos hacia adelante, hacia la salud en el más amplio de los sentidos, en vez de quedarnos por siempre rumiando nuestro dolor porque, entonces, habremos perdido definitivamente. 

Una vez leí que el odio es un veneno que tomamos esperando que el otro se muera. 

Por favor, cuéntame de las experiencias dolorosas que has tenido con y por el dinero dentro de la pareja. Estaré encantada de leerte. 

Un abrazo sórico.

Mercedes.


(1) Coria, Clara 
“El sexo oculto del dinero: formas de la dependencia femenina” 
Tercera edición, 1993. Editorial Paidós, México.






MUJER:

La sororidad es un valor y un elemento esencial en el avance de nuestro género.... 

Esta nueva sección, como todo lo que intentamos hacer, está pensada para tí, como una forma de contribuir en el crecimiento personal de todas nosotras, compartiendo experiencias  e información que nos motiven a la reflexión y la conscientización. 



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