¿Cuándo se fue el año que ni lo sentí? Estamos casi a la mitad del mes de noviembre y todo huele ya a Navidad. Me encanta esta época, en especial este año porque después de haber trabajado como poseída, ya deseo esos días para descansar en casa y pasar algún momento con mis hijos.
Todo sería perfecto de no ser porque empiezan a bombardearnos con un montón de ocasiones para caer en el despilfarro: el Buen Fin se acerca (¡horror!) con su andanada de cacofónicas ofertas, tratando de convencernos de que necesitamos eso que sólo ellos tienen a un precio inmejorable y lo peor es que, a veces, presentan sus productos taaaaan bonitos y atractivos que cuesta trabajo no caer aunque minutos antes de verlos, podíamos vivir muy en paz.
Es en esos momentos en que, al menos yo, caigo en esas tribulaciones pre-navideñas y busco en mi cabecita justificaciones lo suficientemente convincentes para romper mi estoico compromiso conmigo misma de usar el dinero sabia y sensatamente. “¡He trabajado tanto que me lo merezco!”, “Esto no es un gasto, realmente lo necesito”, y demás mentiras no tan piadosas.
Si a ti te pasa lo mismo que a mí, quiero compartir algunas tácticas que he aprendido a usar en los últimos 4 años y me han sido de gran utilidad para conservar mi aguinaldo y empezar el año con relativa calma financiera:
Analiza cuáles serán tus gastos en enero y a cuánto ascienden y separa esa cantidad antes de gastar en cualquier otra cosa; de lo contrario, el gozo será pasajero y enero será un mes en el que lo pasarás muy mal.
También puedes ahorrar una parte de tu aguinaldo para el retiro. Recuerda que si cuentas con un plan adicional de ‘Ahorro Voluntario’ o ‘Plan Personal de Retiro’ podrás deducir más impuestos en tu declaración anual en abril (si vives en México).
Es época de empezar a pensar en los típicos buenos propósitos que duran, cuando mucho, un mes. La diferencia entre esas efímeras buenasintenciones y un cambio real en tu vida el siguiente ciclo, radica en sentarte a proyectar tu año desde el punto de vista financiero, crear un plan de acción y ceñirte a él.
También podrías usar parte de tu aguinaldo en pagar o reestructurar alguna deuda y cuídate mucho para no endeudarte nuevamente con las compras navideñas. Regálate un inicio de año sin ningún compromiso financiero.
En estos días en que se exacerban las emociones de todo tipo, somos presa fácil del eufórico sentimentalismo navideño; por lo tanto, disciplínate: haz un presupuesto y, para poder seguirlo, lleva contigo sólo el dinero que necesitarás, así podrás tenerlo a salvo de impulsos navideños.
Una forma sensata de usar el aguinaldo es destinarlo al pago de deudas, al ahorro y, algo de éste, al consumo de los gastos navideños.
Una vez que tengas apartado el dinero para lo importante, utiliza la parte del aguinaldo asignada para regalos comprando objetos útiles y duraderos. Como ya te comenté en otra ocasión, compra antes de las tumultuosas fechas decembrinas.
En cuanto a la cena, escoge el menú para las cenas de navidad y año nuevo, haciendo tu lista de compras antes de ir a la tienda y síguela al pie de la letra, comprando lo verdaderamente necesario.
DEL HÍPERCONSUMO DEL SIGLO XX AL CONSUMO COLABORATIVO DEL SIGLO XXI
Otra opción que quiero compartir contigo no sólo para estas fechas que se avecinan, sino como un cambio paradigmático que se está dando y del que cada vez más personas empiezan a tomar ventaja: es el CC o Consumo Colaborativo que tiene, hoy por hoy, más adeptos en España y otros países europeos que en América. En otras palabras, el CC es la versión postmoderna del trueque, es la vuelta al “lo tuyo es mío y lo mío es tuyo”. Es una respuesta, ante esta crisis, a ese híper consumo que nos lleva a, como dicen por ahí: “gastar lo que no tengo, en objetos que no necesito para impresionar a quien no conozco”. Es pasar del modelo del Yo al modelo de la aldea global y de las múltiples redes sociales del Nosotros, así, sin intermediarios y en tiempo real.
Tal vez la implementación del Consumo Colaborativo podría convertirse en un gran regalo en cualquier época del año que demos no sólo a los seres humanos, sino al resto de los seres vivos y al planeta mismo.
Éstos son algunos proyectos que funcionan bajo el esquema de consumo colaborativo en México y el mundo.
BackInLove. Promueve el intercambio de moda. No necesitas comprar aquél carísimo vestido de marca para usarlo sólo una vez en la fiesta de fin de año (o cualquier otro evento importante pero único).
Carrot. Transporte privado que permite rentar un automóvil por un tiempo determinado (carsharing). Nació de la experiencia de un joven que se dio cuenta de que mantener su automóvil le costaba mucho y lo vendió. De ahí surgió una gran idea… creó una flotilla de autos que renta por 60 a 90 pesos por hora.
Bandastic. Las personas pueden juntar la cantidad necesaria para traer bandas y que den shows en vivo.
Aventones. Es para compartir auto dentro de comunidades de confianza como son empresas, universidades e instancias de gobierno.
Mercado de Trueque. Donde las personas cambian sus residuos inorgánicos por alimentos frescos cultivados en México.
Airbnb. Fundado en agosto del 2008 y con sede en San Francisco, California, es una comunidad en la que los viajeros reservan alojamiento en viviendas de personas de cualquier parte del mundo.
Las ventajas
de compartir
Para Albert Cañigueral, http://albertcanigueral.com un joven ingeniero multimedia de 35 años, originario de Barcelona, España, es uno de sus impulsores en aquel país. Según él, éstas son las ventajas del consumo colaborativo sobre del consumo tradicional:
Ahorro. El beneficio principal del CC es que todo el mundo ahorra dinero si se comparte la propiedad de un artículo.
Apoyo económico. Hay ejemplos de empresas CC no lucrativas, aunque hay otras que permiten ganar dinero.
El CC es social. En el siglo XXI, queremos compartir. Además, “cada vez nos definimos más a nosotros mismos por nuestros perfiles sociales y por lo que compartimos, no por lo que tenemos”, dice.
Es ecológico. El CC se basa en reducir, reciclar, reutilizar, reparar y redistribuir.
Es divertido. Hace sentir bien a quienes participan, eso también explica su éxito, argumenta.
Otro caso es el de WeeYenLim, coach de negocios originaria de Malasia, que llegó a México hace un par de años. Creó BackInLove, un proyecto sin fines de lucro que promueve el intercambio de prendas de vestir: Conspiración Moda, una empresa que renta vestidos de diseñador. Esta mujer piensa que México “está en la etapa del comprar y tener, pero necesitan descubrir que hay otra forma de consumir”
Fuente: el economista 14 de marzo del 2013
Quiero compartir este enlace que habla de esta tendencia del CC que seguramente te resultará interesante. El CC es, en mi opinión, más que una moda: es un cambio de paradigma que tendrá que implementarse como resultado de las continuas crisis financieras que empobrecen a millones mientras enriquecen a unos cuantos, del híperconsumo y de la terrible contaminación y daño que los seres humanos de los siglos XVIII al XX hemos infligido a este hermoso planeta; a la Pacha Mama. Es, por otro lado, una forma muy femenina de compartir, de reciclar, de relacionarnos.
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